Encuentros

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Salieron de compras navideñas.
Ethan no tenía más familia, y la que le quedaba no mostraba interés en volverle hablar. Sólo eran él y la niña, ahora se unieron Stacy y Maya.

Sólo ellos dos, estaban recorriendo las distintas tiendas para comprar los presentes que se entregarían en la noche sin que el monstruo de las greñas rojas supiera.
En la caminata, el Doctor le comentó a la chica que el 31 tendría una cena pequeña con sus colegas de área.

-¿Entonces me estás invitando a ir?
-No, quiero que vayas conmigo.
Maya rió ante como lo dijo,no pudo evitar sonrojarse.
-Okay, no tengo ningún inconveniente.
-Okay, bien.
-Bien.
Terminaba de comprar el presente de Ethan cuándo un recuerdo provocó que una punzada en su pecho creciera.
Apretó los labios y se quedó pensando.
Y de pronto en su cabeza se proyectaban las Navidades que habían pasado ella y sus niños.
Podría haber sido el lugar dónde sus sueños no parecían tener lugar, pero los días eran mejores a su lado.
La calidez del hombre la regresó en sí misma.
-¿Estás bien?
-Sí -cortó y negó al tiempo-Es sólo qué, recordé a los chiquitos. Los extraño mucho.
Davis la miraba atento y de él se asomaba una sonrisa de compasión, desvío un segundo la vista para después decir:
-¿Quieres llevarles un presente?

Minutos más tarde se estaban estacionando afuera de la casa hogar Mrs. Frunges Foundation.
Cargados de bolsas se bajaron del coche y les dieron entrada, no se le hacía extraño no ver a la Rectora, y es más no quería toparsela.
Parecía regresar en el tiempo en ese lugar, pero a la vez sabía que había empeorado.
No lo recordaba tan descuidado.
Una señorita, que desconocía por completo les indicó que esperarán en el comedor.
Dejaron las bolsas en la mesa y Maya se veía al otro lado ocho, casi nueve meses atrás cumpliendo años y deseando salir de ahí.
Observaba con detalle el lugar, movía sus brazos de arriba abajo tratando de hacer calor.
-Muchos recuerdos -susurró ella a su lado-Demasiados para contarlos.
Ella se aferró a su torso en un abrazo,tenía frío.

Davis le acomodó un mechón tras su oreja y terminaba deslizando sus dedos por su mejilla.
Cómo disfrutaban los ojos del otro.

Antes de hablar entró un pequeño tumulto de niños que se dejaron ir.
-¡MAYA!
La morena desvío la vista y dejó salir una hermosa y sincera sonrisa.
Todos sus pequeños estaban ahí frente a ella.
Los abrazaron a ella y a Ethan con mucha alegría, ambos se mostraban contentos y satisfechos al ver cómo cada uno abría su regalo.
Ethan se ganó el corazón de una pequeña que llevaba a su lado un tanquesito de oxígeno, de no más de 7 años.
De nuevo Maya volvió a usar sus dotes de actriz para contar un cuento navideño ante todas esas miradas cargadas de vida y felicidad.
No lo negaba, se detenía para recuperar el aliento.
De vez en cuando ella hacía contacto con los ojos platinados de Davis, que se veían ligeramente más coloridos que otros días.
Seguían disfrutando de los regalos junto a los pequeños, unas cuántas enfermeras y ellos eran dueños del comedor.

Maya intentaba vestir a una linda muñeca de trapo para su amiga Melissa.
El pequeño Irving no había dicho ni una palabra en ningún momento del día.

-¿Es tu novio?-preguntó de pronto una pequeña que se llamaba Emma
-No-sonrió la morena después de unos segundos divertida.
-Se visten como unos-observó su amiguito-Estaban muy juntos cuando entramos.
La chica lo miró entre sorprendida y sentimental.
Acarició su cabecita lisa. El niño la volteó a ver con las cejas unidas en una expresión de coraje.
-¿Porqué te enojas?
-Por que no es justo que él te lleve y te haga su novia. Te extraño mucho.

Cómo no notar sus pequeños celos hacia el pelirrojo que jugaba con un grupo de niños aparte.
-Es lindo-habló Melissa sonrojada
-¿Van a ser novios y luego esposos?
-¡Jamás! Maya no puede casarse con él
-¡Ella ya es grande, Irving!

Aire || Ewan McGregor ||-EscribiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora