The Arsonist ~SpainRp

𝟘𝟙𝟚

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Habían pasado un par de días desde que me habían ingresado en el hospital. Como me habían informado todos los días un agente de policía enviado por Conway venía a hacerme compañía, aunque la mayoría de las veces se quedaba Ivanov. No se muy bien si venía por no tener que patrullar o por que de verdad se preocupaba por mi. En este momento me encuentro comiendo sentada en mi cama sola, Ivanov se había ido a casa a descansar y en teoría tenía que venir otro agente que por algún motivo que desconozco no ha llegado.

El día después de hablar con Armando por teléfono se presento en el hospital a la hora prometida, estuvimos hablando de cualquier cosa hasta que el tuvo que irse por que le habían llamado urgentemente. Había sido una visita que agradecí mucho, no suelo recibir visitas que no sean policías excepto Horacio y Gustabo y por su puesto Segismundo. A Pablito no le he visto desde que estoy ingresada pero cuando le pregunto a alguno de mis amigos me cambian de tema rápidamente. Empiezo a pensar que algo malo le ha pasado al mexicano y por alguna razón no me lo quieren contar. La verdad es que le conocía de poco pero le había cogido un cariño enorme.

Estaba a punto de abrir la gelatina que venía de postre con la comida cuando alguien entró de un portazo y apresuradamente a la habitación. Por el susto casi tiro la bandeja que descansaba en la mesa giratoria. Cuando fijé mi mirada en la puerta aún exaltada pude ver a Torrente en la puerta respirando pesadamente con las manos en las rodillas medio agachado.

-¿Te encuentras bien?- era irónico que la que preguntase eso fuera yo.

-S-si, un mo-momento señorita por favor.- pude comprobar como hacía esfuerzos por regular su respiración mientras se acercaba a la silla al lado de mi cama.

-¿Has venido corriendo hasta aquí?- la respuesta era obvia pero nunca se sabe.

-Vine en el patrulla, pero los ascensores no bajaban así que subí las escaleras corriendo por que ya llegaba tarde.- parecía algo menos fatigado mientras me narraba lo que le había ocurrido.- No le diga al superintendente que llego tarde por favor.

Yo reí levemente ante su petición.

-No te preocupes, será nuestro secreto.-el me miró y me dedicó una sonrisa.- ¿Por que no bajas a la cafetería a por agua o algo? Es la hora del almuerzo y me puedo jugar lo que quieras a que no has comido nada por venir rápido hasta aquí.

-A veces pienso que es usted adivina.- volví a reír levemente ya que si hacía el gesto más grande me dolían increíblemente las costillas.- No se preocupes, acabo de llegar y puedo esperar a comer para hacerle compañía.

-Por mi no te preocupes, paso todo mi tiempo en compañía un rato a solas no me hará mal.- le sonreí tiernamente.

-Está bien, no tardo.- se levantó de la silla y antes de salir por la puerta se giró hacia mi.- Si necesita algo apriete el botón de las enfermeras.

Volví a reír y le hice un gesto de saludo con la mano para indicarle que se fuera. Cuando se hubo ido del todo aparte la mesa con los restos de la comida y me quité las sábanas de encima. Puse la cama algo más recta con el mando para moverla que estaba en la mesilla de al lado y acerqué mis pies al borde derecho de la misma. Con cuidado me impulsé con mis magulladas manos para quedar en una posición sentada con las piernas colgando a un lado de la cama, ese simple gesto me causó algo de dolor en las costillas pero me aguanté y me levanté del todo sujetándome de la cama para no caerme. Agarré el catéter que reposaba al lado de la cama y me puse las zapatillas que había al lado de la misma, una vez las tuve puestas comencé a caminar lentamente hacia la puerta. El Doctor me había dicho que si me veía en mejores condiciones me permitiría dar pequeños paseos tutelados para que mi cuerpo se acostumbrase a otra posición que no fuese tumbada, pero yo ya no aguantaba más en la camilla y tenía la necesidad de moverme y de hacer mis necesidades sin la ayuda de tubos. Había comenzado a alejarme por el pasillo cuando una grave voz me interrumpió haciendo que me quedase congelada en el sitio.