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Llevaba dos días en casa del comisario Viktor Volkov, ya había visitado el piso que tenía apalabrado con la señora y de hecho lo había comprado. Horacio y Gustabo me habían dicho que trasladarían mis cosas a mi nuevo piso mientras que yo seguía bajo la tutela del ruso. El día de ayer había estado hablando con Ivanov por teléfono, me prometió que hoy vendría a verme y me llevaría a dar una vuelta y a pasar el día juntos, por ahora me encontraba tirada en el suelo con los pies encima del sofá mientras que Mika estaba tumbada en mi estómago reclamando caricias. Comenzaba a sentir el aburrimiento de estar encerrada todo el día entre cuatro paredes, así que aparté con cuidado a Mika de encima de mi para después levantarme del suelo y encaminarme hacia la habitación de invitados en la que estaba durmiendo. Me metí al baño y me di una ducha refrescante, al salir busqué en la bolsa de deporte que tenía mi ropa algo que ponerme, al final escogí un jersey blanco por encima del ombligo, unos pantalones militares blancos y negros y unos botines blancos. Me puse la ropa y arreglé mi pelo para que no estuviese muy alborotado, me hice la raya del ojo y me pinté los labios de un tono oscuro. Una vez que estuve lista cogí mi teléfono y la copia de las llaves que me había facilitado Volkov y salí del piso despidiéndome de la pequeña minina.

Al entrar al ascensor marqué mi piso ya que sabía que estarían mis dos amigos y me apetecía hacerles una visita, una vez estuve delante de la puerta del mismo piqué el timbre para oír unos gritos desde dentro y después sentir unos pasos acercándose a la puerta. Al ser abierta me encontré con Gustabo mirándome con cara de sueño.

-Pasa minion.- se alejó otra vez hacia el interior del piso dejándome la puerta abierta para que entrara.

Una vez dentro volví a hacer un escaneo de las estancias, la distribución de las habitaciones era exactamente igual al piso de Volkov, lo único que los diferenciaba eran los muebles y el color elegido para las paredes y el mobiliario. Fijándome bien el piso era justo de mi estilo, la mayoría de las estancias estaban decoradas en blanco y negro solo que resaltaban algunos toques en granate que lo hacía perfecto. Me acerqué a la sala de estar para tirarme en el sofá al lado de Horacio que miraba su móvil con una sonrisa bobalicona.

-¿Quien es el afortunado?- el giró a verme enrojecido.- Vamos, puedes decírmelo.

-Es un alumno del cnp...- pude notar como el color en sus mejillas se hacia mas intenso tras la revelación.

-Me alegro mucho por ti, espero que te trate bien o sino tendré que averiguar donde vive y quemar su casa desde los cimientos con el dentro.- hablé completamente seria, Horacio me miraba con los ojos abiertos como platos.- Es broma.

O no.

Noté como su expresión se relajó significativamente mientras que yo solo solté una pequeña risa. A los pocos segundos apareció Gustabo y se tiró en el sofá dejando su cabeza en mis piernas, comencé a acariciar su rubio pelo mientras el soltaba pequeños suspiros.

-¿Que te pasa?- era inevitable hacer la pregunta.

-Tengo sueño, anoche Horacio llevó a alguien a casa y no he pegado ojo en toda la noche.- comencé a reírme y al girar mi vista hacia Horacio noté como su cara se enrojecía notablemente.

-¿Así que ya habéis pasado de la segunda base?- Gustabo levantó la vista para contemplar a nuestro amigo con cresta.

-No...no era él, era un chico que conocí en una discoteca anoche.- Gustabo y yo comenzamos a reír fuertemente, Horacio nunca cambiaría.

-Y tu que Sophya, ¿ya le has echado el ojo a alguien?- la pregunta de Gustabo me sorprendió ya que no suele ser él el que se interesa por mi vida romántica.

The Arsonist ~SpainRpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora