Viejos tiempos

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Pasaron unas semanas, la convivencia entre yo y Sherlock casi era la misma que había sido anteriormente, aunque de vez en cuando discutíamos.

Estaba durmiendo en mi cama tranquilamente cuando sentí unas pequeñas manos jugando con mi pelo.
-Shhhh cuidado pequeña que la tía puede levantarse enfadada- dijo Sherlock susurrando.
La pequeña besó mi mejilla y abrazó mi cabeza, gesto ante el cual sonreí y abrí los ojos.
-Buenos días a la princesita más bella de Londres- dije dándole un gran beso en la mejilla con un gran abrazo.
La pequeña rió y se abrazó a mi.
-¿Qué tal has dormido?- dijo Sherlock acariciando mi pelo.
-Bien aunque no me encuentro del todo bien esta mañana- dije mirándole.
Sherlock puso su mano derecha en mi frente y la izquierda en la suya.
-Tienes fiebre, llamaré a Lestrade y diré que no puedes ir a trabajar hoy- dijo Sherlock acariciando mi mejilla.
-Tengo que ir- tosí.
-No tu te quedas aquí- dijo serio -ni siquiera te vistas, debes guardar reposo-
-tú no eres médico Sherlock- reí y tosí de nuevo.
-pero John si ¡John!- dijo Sherlock asomándose a la puerta.
Se oyeron pasos rápidos subir las escaleras.
-¿Qué ocurre?- dijo John.
-(T/N)____ está enferma y quiere ir a trabajar -dijo Sherlock.
John me tomó la temperatura tenía 38 grados de fiebre.
-Es un resfriado, se pasará en unos días si te quedas aquí todo el día tal vez mañana estés recuperada- dijo John - por ahora vamos a desayunar -

Sherlock bajó a la pequeña en brazos y yo bajé con mi pijama puesto.
Me senté a la mesa, no tenía hambre porque mi estómago estaba revuelto así que solo me tomé un té y zumo de naranja.
-Si quieres puedo quedarme contigo- dijo Mary acariciando mi cabello.
-No hace falta Mary- dijo Sherlock sonriendo levemente - yo la cuidaré, no tengo nada planeado para hoy -
-¿Tú?- dije sorprendida - creo que también tienes fiebre -
-De eso nada- dijo el dando un sorbo a su té - es una manera de compensarte por el mal trago que te hice pasar los primeros días que volviste, seré tu esclavo por un día -
-Vale, pues lo primero que tienes que hacer es ir a comprarme esto- dije con una sonrisa pícara.
Le di una larga lista con cosas para comprar y sus ojos se abrieron como platos.
-No puedes quejarte, estoy enferma y me dijiste que no puedo salir de casa- sonreí poniendo cara de niña buena.
-Está bien iré- dijo levantándose de su silla para luego coger su abrigo e ir al supermercado.

John y Mary se fueron a trabajar y me dejaron a cargo de la pequeña.
ME encantaba estar con ella, me hacía pensar en como sería yo si no hubiese perdido a mi bebé y lo hubiese tenido en un futuro. Lo que más le gustaba hacer era jugar con unos vasitos de plástico y unas cucharas, creo que pasar tanto tiempo con Sherlock y conmigo habían hecho que la pequeña empezara a tener afición por los experimentos.
La tomé en mis brazos y puse las noticias mientras ella jugaba con un osito de peluche que Sherlock le regaló hacía un par de días.

Lestrade estaba en las noticias dando una rueda de prensa sobre el caso de un joven de cabello pelirrojo, ojos verdes esmeralda y tez pálida.
Cuando vi la foto de aquel joven no me lo podía creer, era el mejor amigo de mi primo y también uno de mis en novios.
No podía estar pasando de nuevo, no otra vez. Me tranquilicé para no asustar a la niña y le mande un mensaje a Molly para que registrase la boca de Paul, que era como se llamaba el muchacho.
Sin lugar a duda alguien quería llegar hasta mi el problema es que no sabía cuál era el motivo de esos asesinatos.

Tras un par de horas, escuché pasos en la escalera y jadeos, Sherlock apareció en el salón y dejó las bolsas en la cocina.
-¿Cómo están dos de las mujeres más hermosas de este piso?- dijo con una gran sonrisa dando un toque con su dedo índice en la nariz de la pequeña haciendo que riera levemente.
-Pues aquí pasando una mañana jugando ¿A qué si mi reina?- dije besando su mejilla.
La pequeña me miró con una mirada picara metiéndose un dedo en la boca y riendo.
-¿Quieres venir con el tío Sherlock? vamos a dejar descansar un poco a la tía ¿Vale?- dijo él con una sonrisa.

Cuando te conocí (Sherlock Holmes y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora