El sonido de violines

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Pasaron dos meses desde el nacimiento de los niños y llegó Octubre.

Me encontraba sentada en la cama de John y Mary tomando aire lentamente, aún no me creía aquella situación.
Frente a mí y colgando de la puerta del armario se encontraba mi hermoso vestido de novia. No podía creerme que aquel día hubiese llegado tan rápido.
Estaba temblando de nervios y jugaba con el borde del albornoz que cubría mi cuerpo.
Por mi cabeza comenzaron a pasar los increíbles momentos que había vivido juntos a Sherlock durante todo el tiempo que habíamos vivido juntos, pero destacaban los momentos malos ¿Qué pasaría si Irene volviera a aparecer en su camino de nuevo? ¿Qué pasaría si se volviese a enamorar de ella? ¿Qué pasaría conmigo y con los pequeños si aquello pasaba?.

Definitivamente los nervios se estaban adueñando de mi cuerpo haciendo que las lágrimas llegasen a mis ojos.
Fue en ese momento cuando Mary entró en la habitación.
-¿Qué pasa?- dijo ella arrodillándose frente a mí con su hermoso vestido de dama de honor.
-Mary tengo miedo- dije sollozando.
-No te asustes cielo- dijo ella con su hermosa sonrisa -es normal que lo tengas, yo también estaba nerviosa el día de mi boda. Tendrías que haberme visto, quería irme corriendo y no volver atrás, pero aquí estoy con una familia hermosa y ahora apoyándote a ti en tu gran día-
-Lo sé pero- suspiré - ¿Y sale algo mal? ¿Y si Sherlock no aparece?-
-Tranquila- dijo ella sin borrar la sonrisa mientras mi prima se sentaba a mi lado con el mismo vestido al igual que Molly - John me ha mandado un mensaje, ambos están esperando en el altar y Sherlock está tan nervioso como tú -
-¿Y los niños?- dije secándome las lágrimas.
-Tus padres están con ellos en la iglesia al igual que tus suegros- dijo Molly sonriendo - se les cae la baba con ellos-
-¿Quieres que te ayudemos a arreglarte?- preguntó mi prima acariciando mi cabello.
-Si por favor- dije sonriendo.

Mary me ayudó junto a las demás a ponerme el vestido, me quedaba como un guante. Había perdido mucho peso desde que tuve a los niños solo para que me quedase perfecto y había merecido la pena.
Mi prima recogió mi cabello en una preciosa cola con bucles que caía sobre mi espalda.
Mary me maquilló de una forma muy natural con los pómulos rosados al igual que mis labios y la raya de los ojos de color negro.
Me puse mis zapatos y me miré al espejo poniéndome los pendientes de brillantes que mi padre me regaló el día antes de la boda.

El sentimiento de alegría, emoción, entusiasmo y ansia que suele aparecer en todas las novias apareció de pronto cuando vi todos los detalles de mi reflejo. Las lágrimas llenaron mis ojos pero las contuve y las retiré con un pañuelo para que no estropease en el hermoso maquillaje que Mary había logrado.
-Estás perfecta- dijo Mary abrazándome con las demás.
-Sherlock estará muy contento cuando te vea- dijo Molly dándome el ramo de flores.
-Tiene mucha suerte- dijo mi prima cogiendo el suyo con ellas dos.
-¿Estáis todas listas?- preguntó mi primo desde el hall.
-Ya bajamos- dije con una gran sonrisa.

Al bajar al hall y salir a la calle mi primo me abrazó mientras uno de los dos fotógrafos que contratamos para la boda nos sacó fotos al igual que cuando estaba arreglándome con las chicas.
Nos subimos al coche y pusimos rumbo a la Abadía de Westminster, lugar que a Sherlock le costó mucho reservar para la ceremonia.
Toda la entrada Norte estaba llena de gente, fotógrafos, periodistas... todos sacaban fotos al coche y mi primo aparcó justo en la puerta.

Primero salió él para abrirnos la puerta, luego salieron las chicas y finalmente salí yo.
Frente a mí estaba mi padre con un perfecto traje negro y corbata de color azul oscuro.
-Que hermosa estas princesa- dijo con lágrimas cayendo por sus mejillas.
-Papá por favor no llores- dije con lágrimas en los ojos -me harás llorar y no debo-
-Tienes razón lo siento- dijo sonriendo secándose las lagrimas con un pañuelo que Mary le dio.
-Siempre seré tu princesa después de este día papá y hasta el día en que me vaya de este mundo- dije abrazándole.
-Tengo que entregarte a Sherlock- dijo con una sonrisa en sus labios extendiéndome el brazo -¿Vamos?-
-Por supuesto- dije con una sonrisa.

Tomé su brazo y mi primo abrió las puertas, todos los invitados se levantaron de sus asientos para ver mi gran entrada.
El sonido de los violines inundaba la sala con la marcha nupcial.
En el altar y vestidos como dos auténticos príncipes se encontraban John y Sherlock, ambos con un sombrero de copa bajo el brazo.
Mis rodillas temblaban a cada paso cuando observaba la sonrisa de Sherlock en su perfecto rostro.
Cuando llegué al altar mi padre besó mi mejilla y fue a su asiento tomando al pequeño Hamish en sus brazos.
Sherlock tomó mi mano y sonrió.
-Estás hermosa cariño- dijo él sin poder dejar de sonreír.
-Tú estás perfecto- dije sonriendo y poniéndome a su lado.

El cura dio el sermón y llegó la parte de los votos nupciales.
Sherlock estaba tan nervioso que su voz era bastante aguda lo que me hizo reír.
-(T/N)____ -dijo él aclarándose la voz- cuando te conocí aún no sabía que eras la mujer con la que quería compartir el resto de mi vida. Poco a poco fuimos cogiendo confianza, me ayudaste en los casos más increíbles que la gente puede conocer, soportaste las rabietas que me dan cuando llevo un tiempo sin fumar, supiste tranquilizarme cuando perdía los nervios, estuviste a mi lado en lo bueno y en lo malo... con el tiempo supe que tú eras la mujer con la que quería despertarme cada mañana y la madre de mis hijos los cuales están hoy aquí con nosotros. Por todo eso y mucho más, yo Sherlock Holmes, te tomo a ti (T/N)______ (T/Apellido)_____ como legitima esposa y prometo amarte, cuidarte y respetarte todos los días de mi vida y hasta que la muerte nos separe.
Sherlock puso la alianza en mi dedo anular y yo sonreí al igual que él.

Ahora era mi turno, estaba muy nerviosa pero la sonrisa de Sherlock hizo desaparecer todos los nervios.
-Sherlock- dije con una sonrisa en mi rostro -Cuando te conocí aún no sabía que eras tan capaz de llegar a conquistar mi corazón de la manera en la que lo has hecho. Con solo una mirada fuiste capaz de conquistarme y poco a poco me fui enamorando cada vez más de ti. Hemos vivido muchos momentos juntos, resolvimos casos, hicimos algunos viajes juntos, nos peleamos, discutimos, nos enfadamos, lloramos, reímos... pero ninguno de esos momentos se pueden comparar con los dos momentos más felices de toda mi vida. El primero fue cuando me pediste matrimonio bajo el Big Ben, supiste ocultarme la sorpresa junto a nuestros amigos hoy aquí presentes. Y el último y sin duda el mejor de todos fue cuando nacieron nuestros dos pequeños angelitos que hoy están sentados en los brazos de nuestros padres. Por todos y cada uno de los momentos que vivimos y los que nos quedan por vivir, yo (T/N)_____ (T/Apellido)_____, te tomo a ti Sherlock Holmes como legitimo esposo y prometo amarte, cuidarte y respetarte todos los días de mi vida y hasta que la muerte nos separe-
Deslicé la alianza por su dedo anular contemplando como las lágrimas cubrían sus ojos.
-Bien si nadie se opone a esta unión- dijo el cura -que hable ahora o calle para siempre-
Hubo unos segundos de silencio y de sollozos.
-Bien pues - dijo el cura con una sonrisa -yo os declaro marido y mujer. Sherlock puedes besar a la novia-

Sherlock tomó mis mejillas entre sus manos y me besó intensa pero dulcemente.
Todo el mundo aplaudía y sacaba fotos del momento.
La alegría inundaba la escena, nos separamos a tomar aire y ambos juntamos nuestra frente sonriendo.
-Te amo princesa- dijo Sherlock con una gran sonrisa.
-Y yo a ti cariño- dije dándolole un suave beso.
Todos los invitados salieron afuera para esperarnos a la salida.
Cuando salimos una gran lluvia de arroz caía sobre nosotros haciendonos reír, pero de pronto algo inesperado pasó.

Se escuchó un disparo muy cerca y noté como Sherlock se quedaba quieto.
ME gire para contemplar su rostro pero me di cuenta de que de su pecho comenzó a salir sangre a borbotones.
Cayó al suelo y yo a su lado de rodillas con un grito de desesperación.
-Cariño por favor- dije llorando.
-(T/N)_____- dijo Sherlock dolorido -si me pasa algo...-
-Calla Sherlock no digas nada dije acariciando sus mejillas mientras toda la gente alarmada contemplaba la escena y John apretaba su herida para que no sangrara.
-Mi amor escúchame- dijo acariciando mi mejilla -si me ocurre algo cuida de los pequeños, sé que todo te irá bien aunque yo no este contigo-
-No, tú no te vas a morir- dije llorando -no lo voy a permitir-

La ambulancia llegó al poco, subieron a Sherlock a una camilla y John y yo fuimos con él hasta el hospital donde le metieron al quirófano para intentar extraer la bala que se encontraba alojada en su pecho.

Cuando te conocí (Sherlock Holmes y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora