- 8 -

17 1 0
                                    

Victoria le había dicho hace una semana que Jossie le había llamado para avisarle que haría una fiesta por el reciente embarazo de Natalia y Serre. Ella había sonreído, Natalia y Serre habían estado renuentes a tener hijos, pero una vez que habían comenzado... bueno, no se habían detenido.

Sol estaba bastante triste, hubiese querido asistir a la fiesta, pero su madrina la había encerrado en Katoteros, no la dejaría salir de nuevo hasta que diera a luz, Remi estaba bastante conforme con la situación. Su hermana había llegado a siete meses de un complicado embarazo, lo menos que necesitaban era un parto prematuro.

-Al menos cuando Natalia de a luz podré estar con ella- Natalia no solo era la cuñada de Sol, también se había convertido en su mejor amiga.

-No te sientas mal, es por tu bien- Sol miro mal a Alexander, su hermano se limitó a sonreír -¿Quién es la hermana más hermosa del mundo?-

-Sol- Hablaron los cuatro al mismo tiempo, Remi soltó una risa. Si, los cuatro pensaban lo mismo, aunque también la estaban adulando para distraerla.

-Hermosa- Reafirmo Remi mientras la abrazaba por la espalda y posaba ambas manos en el vientre de Sol.

-Mamá- Remi cerró los ojos, ellos no pudieron evitar reír. Si, sus sobrinos estaban despiertos en ese momento -¿Ya podemos ir a ver a la tía Polly?- Su cuñado suspiró aliviado, no pudo evitar pensar que hacia varios días que ellos dos no estaban solos, Remi debía estar deseando ese momento.

-¿Ya saben lo que deben hacer?- Los tres niños asintieron -Los quiero alejados de los Daimons, pero sobre todo los quiero lejos del castillo de Stryker- En ese momento eran aliados, pero aún así Sol tomaba sus precauciones.

-Si, mamá, solo jugaremos con los carontes y la tía Polly- Reafirmaron, Sol movió la mano. Su hermana siempre los aparecía en la entrada del castillo de la Diosa Polly, inclusive a ellos, nunca había comprendido la razón.

-Bien, al menos tendrán un día tranquilo- Señalo Victoria mientras levantaba ambas cejas, Sol puso los ojos en blanco, pero Remi sonrió ampliamente.

-Es hora de irnos- Señalo ella, Sol asintió mientras los veía desaparecer.

-Pasaran una noche movida- Señalo Victoria divertida.

-Jocer, Vic, no digas esas cosas, colocas imagen en mi mente que no quiero tener- Señalo Alexander, Victoria soltó una risa divertida mientras caminaban por la calle Ursulan. La entrada la estaba cuidando Max, el dragón, él era bastante amable, pero podía ser bastante aterrador.

-Max- Lo saludo Héctor, el dragón les sonrió.

-Lykos, me da gusto verlos enteros- Ella sonrió ladina -Supongo que son las flores más resistentes que he visto- Dijo haciendo una burla de su apellido, ella puso los ojos en blanco.

-Flores de Kalosis- Señalo Alexander burlón, Max soltó un bufido divertido.

-¿Días aburridos?- Cuestiono ella, él se encogió de hombros.

-Algo, no hemos tenido nada divertido en un par de semanas- Ellos soltaron una risa.

-¿Estarás aquí toda la noche?- Él negó.

-Haremos turnos, al igual que los Peltier, el lugar debe seguir funcionando a pesar de las celebraciones- Ellos comprendían, un día de celebración podía convertirse en un día de guerra.

-Entonces, nos vemos en un rato, tal vez, procura que no te maten antes- Señalo Héctor, Max le dio un golpe juguetón, entraron al bar.

El Santuario era un restaurante-bar "fachada", lo que el lugar ocultaba detrás era un gran edificio de muchas habitaciones donde vivían los Peltier, pero también algunos refugiados que iban al lugar a pedir "asilo". Al final el Santuario era eso, un lugar donde nadie podía ser atacado ni comenzar una pelea, Savita había declarado ese lugar intocable para los Were-Hunter y si alguien quebraba su ley bueno... terminaría con algo quebrado, permanentemente.

Una flor sin espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora