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Sasha se había ido desde hace dos semanas, Luz no podía creer que el tiempo pasará tan rápido. Lo extrañaba, pero había estado demasiado ocupada para dejarse arrastrar por la melancolía.

Un mes y medio después de su unión, Astrid lo había llamado para que la acompañase a un juicio, ella no había estado encantada, pero no deseaba interferir con su trabajo, así que se limito a sonreír y asentir cuando se lo comunico, después habían estado despidiéndose durante un par de horas en su cama.

Durante esas dos semanas se había dedicado a la tienda, entrenar y visitar a Sol, estaba segura que su hermana daría a luz en cuestión de días, si no es que en cuestión de horas. Parecía que los cachorros estaban muy cómodos dentro de ella, pero sabía que su hermana estaba exhausta aunque no lo parecería, Remi tenía la vena de su frente saltando constantemente. Luz estaba segura que después de este parto, su gruñón cuñado iría directo al especialista a hacerse una vasectomía, sinceramente no creía que soportará otros nueve meses de espera y sufrimiento para Sol.

Ella termino de arreglarse y salió de su habitación, mientras cerraba la puerta escucho como la habitación junto a ella se abrió, se encontró con su hermano en el pasillo.

-Hermano- Lo saludo ella con una sonrisa, él sonrió ladino, su diminuta cuñada salió detrás de él -Buenas noches, Antoniet- Su cuñada asintió con una pequeña sonrisa.

-Buenas noches hermanita, ¿Todavía no regresa ese lobo tuyo?- Avanzaron por el pasillo, ella negó -Supongo que es un juicio difícil, Astrid no suele tardar tanto-

-Decidir la vida o muerte de un ser humano es algo serio, adelfos-

-Es verdad, pero difícilmente alguien es inocente cuando la persona afectada pide la intervención de los Dioses-

-Supongo que depende del lado en el que estés, cada lado puede llegar a pensar que su pensamiento es el que es válido ¿No? Por eso la señora Astrid debe de tardar tanto en sus juicios, debe de estudiar todas las pruebas- Señalo Antoniet, su pequeña cuñada se estaba abriendo un poco más a todos ellos y sus opiniones solían resaltar poco a poco. Su hermano paso un brazo por sus hombros y beso su cabello.

-Tienes razón, siempre cuando hay dos bandos uno considera al otro injusto-

-Aunque hay ideas o acciones que no son justas- Señalo ella mientras bajaban las escaleras. Justo cuando llegaban a la planta baja en toparon con Steven, el hermano de Antoniet, este le lanzó una mirada agria a su hermana. Su cuñada se removió junto a su hermano y este la abrazo más hacía él. Podía ver volar la testosterona en el aire, tanto Alexander como Steven se taladraban con la mirada. El hermano de Antoniet odiaba esa unión, todos lo sabían, aunque él no lo expresase abiertamente.

Sabía perfectamente que Steven maltrataba a Antoniet, ella se lo había confesado antes de aceptar a su hermano, era increíble como la había logrado tener tan sometida. Ella no había dicho nada porque Antoniet se lo había pedido, pero había estado atenta a los movimientos de Steven, cualquier paso en falso en contra de la muchacha, ella le cortaría el cuello, no le importaba que tanto se disgustara Vane o Fury. Le estaría haciendo un favor a todos, solo esperaba que Antoniet se diera cuenta de eso pronto y le rebelará todo a Alexander, de esa manera ella ni siquiera tendría que intervenir, su hermano se daría un festín con sus entrañas.

Steven aparto la mirada de su hermano y Antoniet, siguió hasta ella. La miró de arriba a abajo y noto sus ojos oscurecerse.

La deseaba.

Su loba se removió disgustada, rechazando ese hecho, pasó lo mismo con su humana. Ella solo quería a un hombre lobo y no era él que estaba parado frente a ella. Steven detuvo su mirada en la mano izquierda de ella y una expresión de disgusto se estableció en su rostro. Después siguió su camino, furioso.

Una flor sin espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora