- 9 -

19 1 2
                                    

Luz había estado molesta. Llevaba casi una semana y su molestia incremento cuando Vane le solicitó que si podía ir a cubrir sus espaldas. Vane debía de ir a reforzar sus lazos con otras manadas aliadas, por lo que no podía dejar a la manada sin protección. 

Ella realmente no quería ir, deseaba quedarse en Katoteros con sus hermanos y Sol, pero no podía negarse a una petición de Vane, al final de día él era su alfa. Si desobedecía podía tomarse como un enfrentamiento o que ella no lo respetaba como su líder, al igual que sus hermanos. Sol estaba acariciando el pelaje de Héctor, este estaba en su forma animal, acurrucado en las piernas de su hermana. Sol tenía a Héctor de un lado y a sus cachorros de un lado, mientras Remi los miraba con expresión compungida desde el sofá de enfrente. 

-Es hora de irnos- Señalo ella, Héctor levanto las orejas -Debemos ir a casa de Vane ¿Lo olvidaste?- Héctor bajo del mueble y se transformo en humano, proyecto ropa sobre de él.

-¿Dónde están Victoria y Alexander?- Le cuestiono.

-Aquí- Victoria venía caminando desde el pasillo junto con Alexander -No tardan en venir los torbellinos, los dejamos entretenidos armando un rompecabezas- Su hermana soltó una risa mientras que sus cachorros bajaron del mueble para correr hacia las habitaciones.

-Bien- Sol se levanto del mueble con algo de trabajo, ya tenía siete meses y medio, su panza no dejaba de crecer -Cuídense mucho- Remi se coloco detrás de ella.

-Estaremos bien, no te preocupes por nada ¿Esta bien?- Le dijo Alexander mientras se acercaba a besar su frente -No te estreses, necesitas descansar- Sol hizo una expresión de disgusto, su hermana estaba aburrida de cuidarse, sabía que ella quería hacer sus actividades de siempre. Vivir en el Santuario, convivir con su familia ursulan, cantar por las noches en el Santuario, atender la tienda, entrenar... ahora se limitaba a estar en ese lugar sentada, acostada o caminando por los alrededores, la Diosa la tenía atrapada, pero era por su bien.

-Esta bien, esta bien- Ella tomo la mano de Héctor y la beso -No me preocuparé, ustedes manténganse lejos de las peleas- Todos evitaron sonreír, no es como que les gustará meterse en ellas, pero no se dejarían matar tan fácilmente.

-Nos vemos- Ella miró a Remi -Si el parto se llegase a adelantar...-

-Los llamaremos- Le señalo Sol -No se preocupen por eso, creo que estos chicos están muy cómodos allí dentro- Ellos asintieron y desaparecieron.

Los cuatro aparecieron en los límites del territorio, en cuanto entraron fueron interceptados por un grupo de guardia. Los miraron fijamente.

-Rodolf- Saludo a uno de ellos.

-Debemos revisarlos- Ella bajo la manga de su blusa, en cuanto la vieron estos se enderezaron, ella era la única ahijada de la Diosa Apollymi, esta le había dado un extraño tatuaje cuando cumplió quince años. Nadie podía duplicarlo, si alguien llegase a colocarse la marca de la Diosa Apollymi sin su consentimiento... bueno... era una forma muy estúpida de morir -Bienvenidos- Ellos asintieron, ella noto la incomodidad de los lobos. Estaban de guardia y ella estaba en celo. Debieron de hacer uso de todo su control para no seguirla y pelear por un lugar en su cama, pero Vane debió ponerlos de guardia.

-Gracias- Respondió Victoria, ellos comenzaron a avanzar entre los árboles, pero terminaron transportándose a la casa. Aparecieron en el área que correspondía a la sala de estar. Allí estaban Bride y Juliana, ambas estaban rodeadas de cachorros.

-Chicos- Juliana les sonrió encantada, ella estaba alimentando a un par de cachorros -¿Cómo esta Sol?-

-Aburrida- Juliana soltó una risa -Creo que el encierro la esta enloqueciendo-

Una flor sin espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora