CINQ

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— ¿Bright? — la incredulidad me sobrepasaba. En sus manos tenía un ramo de flores, nuevamente rojas.

Sonrió un poco más y se mordió el labio mientras me miraba. Con un gesto de la cabeza me indicó que me acercara. Pude notar que sus orejas estaban rojas y movía sus pies discretamente.
— ¿Que hac...?—

Ni siquiera me dejó terminar cuando sus labios estaban sobre los míos. Este beso era diferente a los que nos habíamos dado, llevaba ternura y anhelo implícitos en el movimiento armónico de nuestros labios. Con la punta de su lengua delineó mi labio superior, sacándome un suspiro cuando se separó de mi.

— ¿Que haces aquí? No me dejaste terminar la pregunta—le dije con una sonrisa
— Te dije que estaría el sábado temprano en el estacionamiento, y soy un hombre de palabra— me dijo alzando una ceja — ¿Cumplí mi palabra, señorito?—

No podía dejar de sonreír como idiota a pesar de que me había engañado yo solo, había caído en las garras del lobo.
— Si, solo que creí que te referías a el estacionamiento de mi departamento y a temprano, creí que decías a las 8 o 9 de la mañana—
— Pues legalmente, hoy ya es sábado, y yo diría que es bastante temprano, además, te estoy esperando en el estacionamiento ¿o no? —

— De acuerdo, tú ganas, señor le-busco-lagunas-a-las-palabras — sonrió— ¿Esas son para mi? — pregunté señalando el ramo que aún tenía en sus manos.
— Oh si, toma— me extendió el ramo y de forma instintiva lo llevé a mi nariz.
—Huelen delicioso, ¿que son?—
— Son flores de geranio, ¿no te gustan? — puso tal cara de angustia que me apresuré a contestar.
— Al contrario, me encantan— le sonreí para tranquilizarlo — te gusta regalar flores ¿verdad? —
Asintió
— Creo que son un una forma romántica de expresar los sentimientos cuando no eres bueno con las palabras—
Pasó sus manos por mi cintura y nos miramos a los ojos por un rato.
— Quiero llevarte a un lugar...— me dijo
— ¿A esta hora?—

Asintió. Solté un suspiro y le dije que si con un movimiento de cabeza. Sonrió de nuevo, y sin decir nada abrió la puerta de su carro para subirme.
— Bright, mi carro sigue aquí— le advertí.
— No importa, no tardaremos mucho. Podemos regresar a tu departamento a dormir... o a hacer lo que quieras— la timidez en su voz me pareció tierna y solté una risita. Sin decir más, me subí al lado del copiloto. Bright siguió mi ejemplo y una vez que estuvimos los dos dentro del carro, arrancó.

Comenzó a manejar. Onyx quedaba a las afueras de la ciudad, bastante alejado del centro, así que cuando se empezó a dirigir aún más a las afueras de la ciudad, me asombré.

— Hey, si tienes planeado secuestrarme, Toptap sabe que me iba a ver contigo hoy— bromeé.
No dijo nada, solo sonrió de lado y apoyó una de sus manos en mi pierna mientras con la otra seguía manejando, logrando que me pusiera nervioso. Apreté con nerviosismo el ramo en mis manos y para evitar exponerme, me dediqué a mirar por la ventana. Los edificios tenían cada vez más espacio entre ellos, algunos se veían más austeros que otros y los árboles formaban gran parte del paisaje.

Bright apretó su mano alrededor de mi muslo, logrando que volteara hacia él.
— ¿Pasa algo?— cuestioné.
— Ya casi llegamos...de verdad espero que te guste—

Dobló en un callejón que parecía no llevar a ningún lado, y mentiría si dijera que no sentí un ligero miedo en el estómago. Pasaban de las dos de la mañana, todo estaba oscuro, lo único que iluminaba el camino eran las luces del auto. Mis manos empezaron a sudar un poco.

Por fin, a lo lejos, se veía un viejo edifico bastante mal trecho. Pasé saliva con nerviosismo.
— Oye bonito, quédate tranquilo. No podría hacerte daño, eres demasiado fuera de este mundo para tan siquiera pensarlo—me dijo en un tono tranquilo. Solo pude asentir en silencio.

ଽ   ꞋꞌꞋ Oɴʏx ꞋꞌꞋ ᝢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora