Esa tarde era una como otra cualquiera, Fina se encontraba estirada en el sofá mientras miraba concentrada la pantalla de su teléfono. Era su momento de tranquilidad del día, justo hacía una hora que su jornada laboral había terminado, y se daba el lujo de no hacer nada por unos minutos. Trabajar en una tienda de música le encantaba, aunque su sueño era otro, ella quería dedicarse a la música, pero se conformaba con lo que tenía. Mientras miraba redes sociales, vio una nueva publicación de su artista favorita, Marta de la Reina. Le encantaba su música, su forma de cantar y como se la veía disfrutar en un escenario. Había tenido el lujo de ir a alguno de sus conciertos, y no solo no se arrepentía de haber ido, sino que deseaba poder volver para así deleitarse de ella un poco más.
Mientras seguía absorta en su teléfono, escuchó la puerta de casa cerrarse y una voz inconfundible para ella la saludó con amor. Su novia Esther aparecía pocos segundos después en frente de ella con una sonrisa en la cara. No pudo contenerse y, se levantó rápidamente del sofá para recibirla con un beso apasionado, la había echado mucho de menos. Esther recibió con ganas el gesto y la agarró de la cintura para alargar todo lo posible ese momento, no le gustaba no poder verla todo lo que le querría.
Esther era una chica de pelo rojizo y ojos azules, que trabajaba como azafata de vuelo, un trabajo que le exigía estar fuera de casa largas temporadas. Fina la conoció en uno de los tantos vuelos en lo que ella ejercía su profesión, y desde entonces no se habían separado. Era difícil mantener la relación cuando ella debía marchar, pero siempre intentaban mantener el contacto vía llamadas o mensajes, no estaban dispuestas a renunciar a su amor.
Cuando su novia debía desaparecer por días, Fina aprovechaba esa soledad para encerrarse en casa y escribir todo tipo de canciones. Ella había estudiado en el conservatorio durante años, y tocaba el piano, el violín y la guitarra. Podía decirse que ella era una buena músico, porque, aunque le gustara cantar, no se creía que lo hiciera del todo bien. Su pasión por la música era desde su infancia, sus padres siempre la habían tenido conectada a algún aparato que pudiera reproducir música, y ella se había acostumbrado a hacer de todo al ritmo de alguna canción. Tenía canciones para cada momento, para su primer beso, su primera vez, su primer viaje, su primer amor, cuando aprendió a ir en bici, cuando por fin se graduó y muchos otros momentos. Fina podía describir su vida como si fuera un musical, con infinidad de canciones que le habían acompañado desde que era solo un embrión. Su madre le contaba de tanto en tanto las canciones que le ponía cuando aún estaba en su barriga, y Fina adoraba escuchar cómo se lo explicaba.
Tenía una libreta en la que escribía todo tipo de letras, de amor y desamor, tristes, dramáticas, felices, esperanzadoras y todo aquello que salía tanto de su creatividad artística como de sus propias vivencias. Le apasionaba poner en palabras lo que su corazón y su cabeza procesaban, era algo terapéutico. Tenía letras dedicadas a su novia, a sus padres, a sus amigos e incluso alguna que otra canción escrita basándose en el estilo de sus ídolos. En esos momentos estaba en curso de escribir una canción basada en las emociones que le habían despertado cierta nueva canción de cierta cantante que la volvía loca. Pasaba horas encerrada en su habitación móvil en mano y con los auriculares puestos para escuchar una y otra vez cada una de sus canciones, todo de ella le gustaba.
Tenía muchos cantantes favoritos, le gustaba mucho escuchar música, era uno de sus pasatiempos predilectos. Escuchaba tanto música moderna como música antigua, toda le parecía interesante y digna de ser escuchada, incluso el reggaetón. Se pasaba horas inmersa entre nuevas melodías que le despertaban emociones nunca antes experimentadas o emociones que la transportaban a otras épocas, a otros momentos o que simplemente le animaban a seguir soñando. La música de Marta de la Reina era especial para ella, era aquella a la que siempre recurría en momentos de debilidad. Cuando Fina se sentía sola, triste, feliz o cualquier otro tipo de emoción, siempre encontraba una canción de dicha artista que complementaba a la perfección con su mood. Marta para ella era lo que necesitaba para seguir viviendo, soñaba con algún día poder tenerla delante y decirle lo mucho que la admiraba.

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Ecos de una lista
Fiksi PenggemarMarta de la Reina es una famosa cantante que cansada de la madrileña ciudad, decide volver al lugar que la vio nacer, Barcelona. En ella, nada más llegar, se presentará en una de las mejores discotecas del lugar y se encontrará con algo que nunca pe...