『 UNO 』

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—¿Te importa quedarte con él un momento? —pregunta Christopher, levantando un par de hojas que acabaron en el suelo por mi torpeza—. Realmente debo ir a comprar ese suéter que vimos hoy.

Doy una mirada rápida a su esposo, el cual no me está prestando atención por obvias razones.

—No, me da igual —contesto simple—. Dormiré un poco en tu habitación, si no te molesta.

Mi mejor amigo asiente sin mirarme, yendo hacia su recámara y volviendo con un abrigo en el brazo derecho junto a un gorrito de lana negro.

Camina hacia él, apoyando su mano en el respaldar del mueble y besa su boca.

Aparto la mirada de ellos, tragando el nudo en la garganta que siento. Mordiendo mi labio inferior para no ponerme a llorar en su delante, sabiendo lo patético que podré verme si lo hago.

—Eres un gran amigo, Er —murmura Vélez, dejando un beso en mi mejilla—. Prometo no tardar mucho.

Asiento, sonriendo levemente.

—No te apures, amor —contesta su marido con tono dulce, quitando la vista del televisor—. Compra el suéter más bonito.

Vélez ríe ante sus ocurrencias.

—¡Adiós, chicos!

La puerta es cerrada con poca fuerza, apenas emite sonido alguno y en parte agradezco eso. Porque nada más estaría pensando en cómo suena mi corazón al romperse cada día que pasa.

El sofá de hunde un poco y sé a la perfección quién está a mi costado.

Joel.

No tarda en pasar su brazo por mi hombro, haciendo que apoye mi cabeza en su pecho y comience a sollozar. Esto es tan repetitivo cada vez que nos quedamos a solas, que incluso creo cuanto lo canso con esta actitud.

—No llores, bonito.

—Me va a odiar —musito, estrujando la manta—, querrá que muera.

—No digas esas tonterías, Erick.

Su voz se escucha como reproche, aun así, no deja de acariciar mi brazo para darme confort.

Estando con él me siento seguro.

¿Cómo le explico a mi mejor amigo que me estoy acostando con su esposo sin dañarlo en el intento? ¡No hay solución! ¡Voy a morir!

—Si se entera de...

—No lo hará, trata de estar tranquilo —masculla con un poco de dureza.

Me levanto con enojo, tirando la manta en su dirección sin importar que caiga en su rostro.

—¡Soy tu amante! ¡Christopher es mi mejor amigo y lo estoy traicionando!

Vuelvo a tomar asiento, subiendo los pies al mueble y cubriendo mi cabeza para ahogarme en mis penas sin ser interrumpido.

—Y yo soy su esposo —me recuerda—, pero a quien amo es a ti.

Lo miro sin ninguna expresión, sintiendo como las lágrimas continúan cayendo.

—Joel...

—Por favor, Erick, no me hagas repetir todo lo que ya sabes.

Asiento, colocándome de rodillas para abrazar su cuello con mis brazos, pasando una pierna por encima de su cuerpo hasta quedar sentado sobre su regazo.

—Eres un idiota —susurro, aferrándome a él.

—Lo sé.

—Un mal esposo —continuo.

—Lo sé.

—El peor de los hombres —jadeo cuando sus manos agarran con posesividad mi cintura.

—¿Algo más?

Acerco mi boca a la suya, rozando nuestros labios ansiosos por tocarse como en cada clandestino encuentro.

—Te amo —digo bajito, sonriendo cuando él lo hace.

—Lo sé.

•••

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BESOS❤

Amigo mío || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora