Termino de vestirme luego de darme un baño, prendiendo el televisor y acomodándome en la cama porque no tengo intenciones de salir.
Hasta que mi celular suena.
Es Chris.
—¿Hola? —pregunto dudoso, bajando un poco el volumen.
Suspira aliviado.
—¡Erick! Gracias al cielo contestas. ¿Estás ocupado?
Sí.
Haciendo nada.
Tal vez revolcándome en el dolor de la traición.
—No, no.
—¡Genial!
—¿Necesitas algo?
Muerdo mi dedo índice, parándome y comenzando a caminar de un lado a otro, me siento nervioso.
—Sí, bueno, Joel está yendo a tu departamento para coordinar unas cosas sobre no sé qué. ¿Te molesta?
Demasiado.
Suspiro, tratando de que mi incomodidad no se note a través de mi voz.
—No, Chris. Encantando de recibir a tu esposo en mi hogar.
Alejo el celular cuando chilla de la emoción.
—¡Eres el mejor amigo del mundo! ¡Te amo!
Trago grueso ante sus palabras, sintiendo mis ojos humedecerse.
—T-Tú también lo eres —susurro.
—¿Sucede algo, Er?
Niego, a pesar que no puede verme.
El timbre suena y lo veo como una excusa perfecta para colgar sin terminar llorando.
—Creo que alguien vino, hablamos después —me despido.
Voy hasta el espejo, arreglando mi cabello en conjunto con mi ropa. Cogiendo un par de pañuelos desechables limpio las lágrimas y sueno un poco mi nariz.
Salgo de mi habitación, pasando por el pasillo, la cocina y la sala hasta detenerme en la puerta. Poniéndome de puntillas diviso a Joel por el picaporte.
Esto está mal.
Abro mirándolo con enojo, no debe estar aquí.
—Se supone que íbamos a empezar con el distanciamiento —farfullo, cruzando los brazos, viendo cómo ingresa sin importarle mis palabras.
—Tú lo quieres así, no yo.
Arrastro mis pies porque tengo ceros ánimos de tenerlo cerca de mí.
—Ya no quiero seguir engañando a Chris.
Joel me toma de la mano hasta dejarme sentado sobre sus piernas, abraza mi cuerpo luego de besar mis labios.
—Voy a divorciarme.
Me alejo mirándolo incrédulo.
—¿Qué? ¿Por qué?
—¿Acaso no es evidente? Te amo.
No puede ser cierto.
—P-Pero, nosotros, no, tú y él...
Calla mis balbuceos besándome, acariciando mi nuca con delicadeza, rozando sutilmente las yemas de sus dedos en mi sensible piel.
Me es imposible no corresponder sabiendo lo mucho que me encanta su boca.
Joel se separa primero, dejando leves piquitos.
—Nosotros tenemos historia y sabes que no hablo solamente de esto, también incluyo el pasado —contesta.
—Lo sé, pero es mi amigo —refuto al borde del colapso. Apoyo mi frente en su hombro, recibiendo mimos de su parte—. Soy la peor persona del mundo.
—No, bebé, no lo eres.
—Pero...
—Te prometo que voy a divorciarme de Chris, te amo solamente a ti, nunca dejé de hacerlo —murmura, sujetando mi mentón para rozar nuestros labios, mordiendo el inferior y lamiéndolo a su antojo.
A él no puedo mentirle.
—Yo tampoco te dejé de amar —confieso con las mejillas sonrosadas.
El beso es tierno, me gusta que sea así, pero también cuando es rudo. No hay ninguna faceta suya que no me encante.
Lo amo.
Y él me ama, solo a mí.
Quito el grueso suéter de su cuerpo, succionando la piel de su cuello para después hacer lo mismo con la playera que trae puesta.
Aspiro su perfume, deleitándome.
Sus fuertes y grandes manos amasan mis nalgas por encima del pantalón de pijama, ingresando las dos al mismo tiempo y empezando a bajarlo junto al bóxer.
—Te amo tanto, pequeño —susurra en mi oreja, mordisqueando sin dejar de tocarme.
—Yo igual, amor.
•••
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BESOS♥