Triste Mirar

17.9K 523 123
                                    

Luego de pasar por el momento que marcaría su vida Ricardo se había hecho acreedor a una triste mirada. La tristeza, la decepción, la rabia y el dolor; habían hecho su parte. Ahora, ya no era más ese chico, que le importaba un comino lo que pensaran de él. Y todo era por su maldita culpa.

Para él como para todo los que han sido traicionados por el amor: era perturbador el estar recordándole de noche y de día. Recordar las veces que sus manos erizaron su piel. Las veces que sus palabras le hicieron sentir mucho mejor. Y, los besos que le mostraron en más de una ocasión el aire, el sol pero sobre todo le mostraron su supuesto amor. Él que le había entregado todo e incluso un poco más.

Muchas personas que eran muy cercanas al chico, se preocuparon al verle en ese estado. No era normal que de un momento al otro aquel chico vivaracho hubiese desaparecido sin dejar rastro, permitiéndole a un ser completamente distinto emerger desde lo más profundo de la ira y del dolor. Aquellas personas notaron un gran cambió en él. Ricardo sabía que no estaba bien el sentirse así todo el tiempo. Y más, después de un año. Ninguno de ellos sabía la verdad de todo esto. En casa, nunca lo imaginaron. Sus amistades no lo esperaron jamás.

Ninguno tenía conocimiento alguno de la existencia de algún tipo de romance. Y se decía que una persona solamente puede actuar de esa manera por do razones. La primera, que alguna persona muy querida hubiese partido hacia una vida mejor. Y la segunda, cuando un amor al que le has dado todo te pague de la peor manera. Todos estaban consientes de que no había muerto ninguna persona cercana. Siendo así, lo único a lo que se le podía apostar era una decepción amorosa. Aunque ninguno supiese si eso era cierto o no. Ricardo por el miedo y la vergüenza nunca se lo dije a nadie, y nunca nadie se dio cuenta.

La relación duro un poco más de cuatro meses, y le fue el tiempo suficiente para necesitarle más que al aire. Sus padres, hermanos y amigos no se enterraron jamás de su existencia. Ahora el melancólico chico se ha puesto a pensar que tal vez fue por eso que no salió bien librado en aquella ocasión.

Bajo el calor abrazador que emanaba el asfalto, el sol y los autos se encontraba él. Aquel sábado, como siempre, estaba esperando en la marquesina del autobús a que pasase el que le acercaba más a su casa.

OoOoO

Las clases habían comenzado hace ya tres semanas. La universidad era un lugar extraordinario. Pero la carrera de Medicina era aun tanto dura. Aunque, en realidad lo que Ricardo deseaba estudiar era: Ciencias de la Comunicación. Como no era él el de la pasta, debía acatar órdenes y conformarse con lo que habían elegido para su bien. En casa sus dos hermanos mayores habían elegido sus carreras y al final, nunca habían ejercido. Su hermana —la mayor—, había estudiado abogacía, pero se enamoro, emigro a Estados Unidos y allá jamás ejerció. Su hermano por su parte, se licencio como profesor de educación medía, y luego de obtener su diploma, su padre le compro un buen auto como regalo de graduación, y fue entonces que se dio cuenta que lo suyo era la mecánica. Por esa razón, a Ricardo se le fue negado el derecho a elegir lo que más le gustaba.

El interior del chico estaba hecho un desastre. Y cada día al llegar la hora de volver a casa, de ir sentado en el autobús, maldecía el momento en que el chico de los ojos pardos, apareció en su vida. Creo que jamás había odiado a nadie más, como lo odiaba a él.

Anteriormente la vestimenta de Ricardo era muy provocativa. Pero luego de pasar por aquella atroz parte de su vida opto por estilo Circus. Pantalones, capuchas, suéteres y camisas anchas. Su figura era esbelta y deseable eso lo sabía de sobra. Pero no se sentía igual después de haber estado dentro de aquella relación. Perdió sus deseos de vivir, de amar; y lo único que le devolvía a sus sentidos era la música. Ella fue y siempre ha sido la única que le ha ayudado y ha estado a su lado en este largo proceso de dolorosa aceptación.

El sabor de tu piel (gay) -Completa, en corrección-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora