Parte VII

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Llegaron al bosque lejos de cualquier problema, Sebastian la llevó a la cabaña donde suele vivir muy a menudo, avergonzándose de la apariencia tan miserable que poseía.

—Siento si es horrible, no he tenido tiempo de hacerle algo— murmuró rascándose la nuca un poco.

—No te preocupes, para mi es hermosa— dijo ella con una sonrisa, le devolvió la sonrisa de igual manera invitándole a que entrase, desde dentro se veía mas espaciosa, sin contar ese agujero en el techo con plantas cayendo por el mismo— James...

—¿Si?— preguntó desde un extremo, arreglando un espejo polvoroso.

—¿Alguna vez te habías enamorado?— preguntó desprevenidamente, incluso podría decir que fue un pensamiento en voz alta gracias a su falta de contacto visual con él.

Sebastian no apartó su mirada de ella, haberse acostado con todas aquellas mujeres incluyendo su vecina no se podía considerar un amorío, por lo que la respuesta era clara.

—No, no e encontrado a la mujer perfecta— respondió él con una sonrisa, acercándose a ella que miraba a través del agujero las estrellas en el techo— pero creo que no me está siendo difícil encontrarla en éste momento— murmuró cerca de su oído, haciendo que esos ojos caramelo se fijaran en él— Geneviéve yo...enserio hay algo que...

—James, si me quieres invitar a salir no hay prisa— dijo sonriendo con ternura, nunca había visto su sonrojo antes y resultaba adorable en un hombre grande como él.

—No es...No es exactamente eso— miró serenamente a la chica, su expresión cambió— hay algo que enserio necesitas saber de mi— dijo llevándola a la luz de la luna, la única luz que entraba por la casa.

—James— rió un poco— me asustas, ¿qué ocurre?— preguntó con una sonrisa, Sebastian estaba entre la luz y la oscuridad, como si estuviera indeciso por cual iba a inducir su cuerpo.

—Geneviéve, ¿conoces la historia de éste pueblo?— preguntó un poco miedoso, no quería perderla enserio que no...

—S-Si, ¿la del chupa sangre?— interrogó algo asustada, Sebastian asintió— ¿qué tiene de malo? es sólo una leyenda...¿no?.

—No es una leyenda, y tampoco un cuento para asustar— dijo él caminando en retroceso sin apartar la mirada de ella, sus ojos azules eran lo único que se veía entre la oscuridad.

Y enseguida ese azul bebé brillante paso a ser rojo, entre la oscuridad su ropa cambió incluyendo sus colmillos y uñas.

Cuando decidió salir, lo hizo con una enorme lentitud, sin dejar de mirar su cuerpo tembloroso que lo observaba sorprendida.

—Por favor no te asustes de mi, no tengas miedo— dijo acercándose a ella, murmurando para no causar malos entendidos, quedando a pocos metros de ella y obviamente mirando hacia abajo por su baja estatura, Geneviéve miraba su pecho dejando que Sebastian observase su coronilla— mírame, te lo pido— rogó suavemente.

—James...

—Sebastian— sus ojos se conectaron— me llamo Sebastian— Geneviéve le miró con sorpresa, pero Sebastian notó lo que menos quería ver en sus ojos, terror— no...Geneviéve por favor no tengas miedo de mi.

—¿Fuiste tú quién mató a Floriant?— preguntó asustada, alejándose un poco al verlo más detenidamente, iba vestido como un conde— ¿mataste a esa chica en el callejón? ¿Fuiste el asesino del hotel?

Lagrimas salieron de sus ojos, la estaba perdiendo.

—...Si— Geneviéve se apartó rápidamente, Sebastian le miraba con tristeza, no podía creerse lo que estaba pasando, no podía creerse que la estaba por perder y que jamás podría envejecer como alguien normal por más que Ileana le dijera que estaba viejo.

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