CAPÍTULO 10

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Hoy viernes y estaba llegando tarde de mi clase de música corriendo por los pasillos del instituto, ya odiaba las clases de relleno. Se me hacían innecesarias, sin embargo valían algo de nota.

La creatividad de la pintura y música no se me dan muy bien.

Cuando llegué a la puerta y miré el reloj de mi brazo me di cuenta que había llegado algo tarde a la clase aproximadamente ya estaba por la mitad. Por lo tanto el profesor me iba a mirar como la retardada que era.

Empezaba a creer que ser un desastre es mi pasión.

Me armé de valor y toqué la puerta. Un profesor mayor abrió, aproximadamente de cincuenta y dos años de edad, con barba blanquecina y algo de calvicie en su cráneo. Él me miró algo extrañado.

—Alison, llega tarde... ¿no cree?— dijo tranquilamente.

Yo suspiré: —La verdad sí. Disculpe, no volverá a pasar.

Él asintió.

—Me parece bien, pase y acomódese en el lugar asignado con su nombre. —señaló él.

Entré al salón de música, el cual todos los asientos estaban ocupados, pasé mirando nombre por nombre, pero ninguno decía el mío, a excepción de uno. Al lado de un chico de cabello azabache.

Era Zach.

¿Un día sin ver al odioso de Zach?

Eso aquí no era posible, ya que música la compartía con Zach.

Y artes plásticas con Trevor.

Él estaba sentado de lado izquierdo, mientras que del derecho estaba su mochila, giró su cabeza para mirarme sin expresión y poner su mirada al frente nuevamente, he ignorarme como si yo estuviera pintada en la pared.

Menudo idiota.

—Zach, haz tu mochila a un lado. — ordené.

—Te dije el día de ayer que solicitaras al profesor que cambiar tú puesto.

Mierda lo olvidé, en realidad todo lo que habla Zach me vale tres hectáreas.

—Bien, pues lo olvidé— solté sin más—. Además, jamás hago lo que ordenas. Ni que fuera tu criada.

Él corrió su mochila de mala gana, y luego me senté, admirando el hermoso lugar de lo que era el salón, el cual estaba arruinado por la estúpida actitud de Zach y su odio innecesario hacía todo el mundo, o mejor dicho; hacía mí.

El aula estaba decorada con cuadros que adornaban el estudio y hacían ver todo perfecto su entorno. Algunas guitarras, flautas, armónicas, trompetas, guitarra y violonchelos estaban perfectamente colgados en la pared de color marfil que tenía pequeños dibujos de notas musicales, parecía un lugar sumamente agradable. Había un nombre hecho por el profesor en el pizarrón "Beckham", lo deduje que era su nombre.

—Saber sentir la música es combinar los sonidos en una secuencia temporal atendiendo a las leyes de la armonía, la melodía y el ritmo, o de producirlos con instrumentos musicales—empezó el profesor a explicar—. El concepto de música ha ido evolucionando desde su origen en la antigua Grecia, en que se reunía sin distinción a la poesía, la música y la danza como arte unitario. Desde hace varias décadas se ha vuelto más compleja la definición de qué es y qué no es la música, ya que destacados compositores, en el marco de diversas experiencias artísticas fronterizas, han realizado obras que, si bien podrían considerarse musicales, expanden los límites de la definición de este arte.

ALISON [EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora