Sweet Devil (KookV)

4. T de Tentación

"¿La serpiente tentó al hombre?...nah, solo le dio un empujoncito"

Taehyung tamborileaba sus dedos sobre la mesa de su nueva habitación en casa de los parientes de su madre, llevaba cinco días en aquel pueblo. Sentía la ansiedad crecer a pasos agigantados en su interior al estar encerrado en esas cuatro paredes, quería montar a su bebé sentir el rugir del motor entre sus muslos y recorrer el asfalto una vez más y poder verlo a...él.

El omega mordió el piercing de su boca deseoso. Le debía una disculpa a Seokjin, porque había entrado en celo después de haber salido de aquella iglesia, completamente ido jadeando y buscando contacto, pero solo uno. Su lobo solo quería algo, que aquel alfa de ojos avellanas fuera suyo, como era que sabía que el chico era un alfa... No lo sabía, pero lo iba a averiguar.

Se levantó de un tirón, su piel manchada de tinta se estiró cuando tomó su chaqueta de la silla del escritorio y su casco en la otra.

Ve. Ve. Ve

Parecía susurrar su lobo, animándolo a que buscara a aquel precioso alfa.

No.

Se dijo Taehyung, él solo iba a salir porque el aburrimiento y la ansiedad comenzaba a carcomerlo como un gusanillo molesto. Bajó las escaleras, sus pesadas botas militares resonando contra los débiles tablones de madera. Al primero que vió cuando llego al recibidor fue a Namjoon, quien acomodaba uno de los cojines y al verlo enarcó una ceja.

—¿Vas a salir? —le preguntó recostándose sobre el sofá.

Taehyung asintió.

—Disculpanos por no darte un recorrido por el pueblo. Jin se ocupa mucho para estas fechas de trabajo y yo, ya te habrás dado cuenta- señalo a su apenas abultado vientre. Si, Taehyung había descubierto en la semana que llevaba ahí que los Kim pronto serían padres, un sentimiento bonito se alojó en su pecho al enterarse. Él muy en el fondo, esperaba tener en un futuro al menos tres o cuatro cachorros que malcriar y enseñarles a montar en su bebé —Mi alfa al parecer piensa que estar embarazado es sinónimo de incapacidad —dijo burlón.

El tatuado soltó una corta risa.

—No te preocupes Namjoon-shii creo que puedo dar una vuelta por mi cuenta sin perderme —se encogió de hombros y Namjoon asintió con una sonrisa.

—¡Diviertete Tae!—escuchó el grito del omega cuando cerraba la puerta, una sonrisa pequeña se deslizó en sus labios esos dos le agradaban.

El sol de un martes en la mañana se pegó a su rostro, caliente. Sus tatuajes se estiraron bajo la luz como si cobraran vida y sonrió en grande cuando se dirigió al garaje de la pareja y encontró a su bebé ahí. Ya quería montarse y manejar, mostrando a todos su potencia, pero si no quería ser atacado por abuelitas católicas tenía que abstenerse de ir a menos de sesenta. Taehyung se rió de su propio chiste y de un salto pasó una pierna por encima y se acomodó, las llaves se introdujeron en la cerradura y solo eso bastó para que el humo saliera del tubo de escape. Puso el casco sobre su cabeza y de un giro de la muñeca la moto salió adelante.

Las calles estaban casi desiertas parecía un pueblo fantasma la diferencia era los pocos ancianos que andaban a esas horas quienes le dirigían miradas de repudio o molestia algunos cuchicheaban y cuando se dio cuenta una gran cantidad de personas lo veían desde las puertas u ventanas, entonces algo ocurrió algo que lo hizo estremecer de pies a cabeza y frenar de pronto la motocicleta. Un olor particular alertó casi de inmediato a su lobo.

¡Alfa!

Chilló en alto su lado animal. Giró muchas veces la mirada, y al fin lo vio ahí sentado bajo un árbol con un gran libro entre sus piernas. Taehyung se le quedo mirando, su cabello azabache, la camisa blanca que se pegaba a su torso, ojos tiernos y blanca piel. Perfecto.

Suspiró el pelirrojo, mordió su labio y paso su lengua por estos.

Mío.

Volvió a decir su lobo y el sólo pudo asentir deacuerdo, puso en marcha de nuevo su harley acercándose hacia su objetivo y antes de llegar al frente aquel precioso alfa levantó la mirada y ambos conectaron con la del otro.

Dicen que la tentación puede ser algo más que solo un sentimiento, puede ser el comienzo de algo apasionante.

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