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Para su mayor sorpresa, Keon había resultado ser muy buen cuidador, la niña había desarrollado una especie de apego hacia el vampiro y viceversa; La menor crecía a una velocidad increíble, en un lapso de ocho meses ya lucía como una niña de unos n...

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Para su mayor sorpresa, Keon había resultado ser muy buen cuidador, la niña había desarrollado una especie de apego hacia el vampiro y viceversa; La menor crecía a una velocidad increíble, en un lapso de ocho meses ya lucía como una niña de unos nueve años y su vocabulario era en su mayoría variado como el de un adulto.

Aunque éste seguía adulándola, Xanthe había encontrado en el castaño a un amigo, uno en el que realmente podía confiar. Tanto Nahuel como Keon le habían mostrado en un corto periodo de tiempo cuan valiosa podía llegar a ser una amistad, y la pelinegra lo agradecía, ambos la estaban ayudando a adaptarse a esa nueva vida, así como la ayudaban con el cuidado de la pequeña.

Cuando la menor cumplió ocho meses en diciembre y tras muchas peleas entre los tres vampiros ante la negación de la pelinegra en dejar de llamar la niña por el nombre de esfera, Xanthe se vio obligada a elegir un nombre para ella.

— Esfera es lindo—se quejó por millonésima vez.

— ¡No!—exclamaron ambos varones en respuesta.

— Sois unos aburridos—Xanthe rodó los ojos antes de girarse hacia la niña — Pestañea dos veces si te están amenazando para que tengas un nombre normal, pestañea tres si necesitas ayuda porque los nombres que te quieren poner son horribles—susurró hacia su hija.

— Xanthe, te hemos oído—el tono de voz cansado que proyectó el híbrido hizo reír a la pequeña.

— Tu pestañea—suplicó la supuesta adulta.

— Si queréis puedo nombrarla yo—sugirió Huilen, apareciendo por el camino que llevaba al río.

Los tres miraron con horror a la tía del híbrido y negaron con la cabeza.

— No hace falta, tía Huilen—respondió Xanthe con una risa nerviosa.

— Tía Huilen—llamó la pequeña—, yo quiero escuchar que nombre has pensado para mí.

A Xanthe no le quedó otra opción que resignarse y escuchar las recomendaciones de Huilen. La niña se acercó a la mujer con expectación.

— Pues había pensado en Cloromira.

La menor sonrió hacia la tía Huilen antes de girarse hacia su madre, Xanthe levantó una de sus cejas y observó como la menor pestañeaba tres veces seguidas. Keon se rió sin pena alguna mientras Nahuel se llevaba a su tía para que le dejara lo de nombrar niños a otra persona.

— Os dije que esfera no era feo—se burló Xanthe.

— Al menos no es tan particular como la sugerencia de Huilen.

— No quiero dejar de llamarla esfera—se quejó la pelinegra.

— ¿Puedo sugerir uno?—preguntó Keon.

— Mientras no me decepciones.

Xanthe hizo un gesto con sus manos para darle vía libre al castaño.

DESIRES; edward cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora