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[Unos 3 meses y medio después...]

[Mansión de Nápoles, oficina - Tarde]

Mista se tronó los dedos, estaba parado al lado mío, el ruido de sus articulaciones me molestó pero al dirigirle la mirada me perdí en su cuerpo... Más que nada su arma colgando de su pantalón de siempre.

-¿Desde cuando fumas Giorno?

Belmont con su camisa desabrochada y su pelo largo me preguntó desconcentrándome desde la silla de enfrente del escritorio, sacaba de su portafolios lo que tanto anhele en estos meses, de igual manera me agarró desprevenido casi encendiendo mi nuevo vicio.

- Desde que mi vida se salió de control, desde que me propuse que esta droga legal sea mi sedante para la ansiedad y no unas tontas pastillas. - puse el cigarro en mi boca para saborear el papel que envolvía el tabaco- Además sé que me voy a morir de cualquier cosa menos de esto...

- ¿No será por influencia de Víctor? - insistió mi amigo. - ¿O por mi?

- De Víctor y de Trish... - soltó Mista cruzándose de brazos.

Una mirada mía bastó para silenciar a mi prometido, rendido por mi indirecta dejó caer los brazos pero con su cara de orgullo de por medio. Es así, nuestra relación recibió un duro golpe después de las inocentes acciones de Mista, es decir, estamos bien pero sabe que no puede desligarme de ningún asunto nunca más de ahora en adelante.

- Aquí está lo que pedías Giorno... Es una copia. 

El francés me dejó en la mesa el sobre de madera que hará cortar mi lazo con Speedwagon si se enteran de esta sucia movida, dentro contenía toda la información de ese tal Enrico Pucci. Contemplaba a mi amigo sacando un gran número de hojas mientras prendía el cigarro de mi boca, él suspiraba con cansancio como si hubiera ido a escalar el Monte Everest.

- No fue fácil conseguirlo... Ni siquiera Mikari, la chica esa que te caía bien podía acceder a esto, lo tienen bien cuidado porque los Kujo están interactuando con ese sujeto también. - agregó acomodándose el cabello- Pero si esto te deja tranquilo... Con un par de bajas pudimos rescatar todo.

- Gracias Belmont, te debo una... -  me quedé mirando la nada unos segundos, todo esto hace que mi mente se disperse. 

- Victor está en Washington arreglando unos negocios de la corona real, pero ya mandó a varios de sus hombres a investigar a Florida, así tienes suelo seguro para viajar allá, pero pide que le des 15 días para recopilar la información.

- ¿15 días? ¿Tanto tiempo? - rezongó Mista con desánimo.

- Sí, allá en Miami es la sede central de Speedwagon manejada directamente por Jotaro Kujo, y es donde este tal Pucci está interfiriendo, fijate en la página 77 después, están metidos en algo gordo.

- Así es Guido... - apoyé mis codos sobre el escritorio mientras hacia contacto con mis manos entre ellas ignorando la sugerencia - Está complicado el tema, por eso necesito que me acompañes.

Su expresión me decía todo, recordaba su supuesto sueño premonitorio, ese sueño donde moríamos.

- Si no quieres está bien, iré sólo. - agregué sin rodeos, ya que es algo que necesito hacer, ir allá a enfrentarme cara a cara con este hombre.

- No, yo te acompaño. - dijo firme pero dolido con mi indiferencia.

Belmont sonrió mientras se levantó para estirar las piernas y los brazos como si acabara de despertarse.

- Bueno, si me disculpan tengo un jet esperándome en el aeropuerto. - hizo gestos de cansancio.

- Mis hombres te escoltarán. - respondí mientras me levantaba para acercarme, dejando el cigarrillo en el cenicero.  - Muchas gracias nuevamente.

☆En la mente de Giorno Giovanna☆JOJO☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora