Fin del 2020 [+18]

70 6 10
                                    

Habían pasado siete días, siete malditos días aquí encerrado en la clínica de mi buen amigo médico. Miraba con recelo el sachet de suero que entraba en mi cuerpo por medio de una vía intravenosa. Deshidratación, una deshidratación tan grave que mi corazón colapsó de paso... Fue un mal momento para todos, especialmente Sheila que estuvo unos buenos minutos reanimándome con RCP hasta que llegara la ambulancia. El que verdaderamente me salvó la vida fue mi ahijado, con su stand Ruthless, es capaz de transformar sus células a un estado gaseoso generando una densa niebla por la temperatura elevada que necesita su acción, por ende, vendría a ser un stand de teletransportación teniendo el límite de un radio de 100 metros. Puede convertirse tanto él mismo como otro objeto o persona, pero no más que eso por ahora, dudamos si tiene algún tipo de habilidad más. Él jugando a las escondidas optó por irrumpir en mi oficina con su habilidad ya que a Esperanza jamás se le hubiera ocurrido ir a buscarlo allí para no molestarme pero, me vio en el suelo y alertó a los demás, tuve suerte...
Vaya idiota, sufrir un colapso por deshidratación severa... Ya me prohibieron el café y mis bebidas energizantes... Encima recibir el sermón de todos mis seres queridos como en los viejos tiempos, no era para nada alentador. Juro que esta vez no me di cuenta de cuan ardua fue la rutina para que mi cuerpo respondiera de esta forma, sin el menos esfuerzo, ya me había acostumbrado a trabajar frente a una pantalla las 24hs. Claramente, nosotros los humanos no estamos hechos para esto, nuestro cuerpo nació para moverse, recorrer el mundo y saciar nuestra curiosidad. No para estar sentados frente a una pantalla todo el día, comiendo y bebiendo calorías que nunca son 100% utilizadas, ni siquiera como almacenamiento de grasas por exceder dicha proporción, ser sedentario apesta.

- [Giorno, ya volví idiota, no me digas que te fuiste como Josuke.] - escuchaba de mi tableta a Irene.

- ¿Ya volviste? - retomé la tableta que reposaba en mis piernas con la videollamada aún vigente.

- [Sí, justo mi padre necesitaba que lo ayudara con algo. ¿Josuke se pensará tardar más?] - se la veía tan bien, tan enérgica como siempre a pesar de todo.

- [¡Regresé!] - Josuke estaba agitado acomodando la cámara de su computador. - [Perdonen justo un repartidor tocó la puerta, debía ir a atender.]

- ¿En qué estábamos? - ya había perdido el hilo de la charla original.

- [Estábamos tonteando, hablando tonterías. Como la historia del sueño de Giorno donde afirma que alguna vez fui a prisión con otro nombre que no recuerda.] - decía mi sobrina tatara nieta cambiando filtros graciosos en su cámara. - [La verdad es que ya habíamos hablado todo lo importante de nosotros].

- [Josuke....] - se escuchó a lo lejos, era la voz de Rohan.

- [Ahí llegó tu marido, ¿era él el repartidor?. ]- comentó Irene con burla, nunca se casaron pero cumplieron diez años de pareja hace poco.

- [Rohan estoy con los chicos...] - susurró.

- [Lo sé, pero recién termino mi reunión de la editorial. ] - justificó.

Se podía ver su silueta, se agachó para besar a Josuke sin vergüenza alguna, fue un beso rápido pero preciso.

- [Oigan, oigan... Josuke necesita poner más pasión.] - se burlaba Irene esta vez con risas.

- [Hola a todos] - el mangaka saludó contento sin siquiera sonrojarse.

Josuke lo alejaba con sus brazos de la cámara, rojo como siempre, yo me reía también pero no podía evitar sentirme melancólico al respecto. ¿Hace cuánto yo no besaba a mío amore?

- [Dejémoslo acá por hoy.] - dije desanimado. - [Ahora en unos minutos vuelvo para casa.]

- [No te sobre esfuerces esta vez]. - me dijo Josuke. - [Cuídense chicos.]

☆En la mente de Giorno Giovanna☆JOJO☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora