☆En la mente de Giorno Giovanna☆JOJO☆

☆Interrupción [+18]☆

[6 años después...]

[01/0X/2011 Mansión de Nápoles]

Tenía una pila de papeles acomodados en mi escritorio pero carecían de relevancia ante las vibraciones de la radio, me tomé una pausa de mi trabajo para poder apreciarla aún mejor subiendo el volumen y tomando algo de sol en la ventana de mi oficina...

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- [Como hemos prometido después de esta pausa pondremos el nuevo hit "Corazón Dorado" de la talentosa, inigualable... ¡Trish Una!]

Nuestro tema comenzó a sonar, el piano de fondo que yo toqué ese día para ella era hermoso, su voz hipnótica describiendo un corazón de oro impulsado por proteger a los que más ama. Ya lo habíamos escuchado los primeros meses desde que salió pero no deja de ser una tendencia en varias generaciones, me complace saber que Trish esté triunfando en lo que más le gusta y que me haya elegido para ser parte de ello aunque sea en una canción.
Sumergido en las notas musicales me deslice bailando lento hacia mi pequeña vitrina de bebidas para servirme agua, de camino me topé con mi nuevo espejo largo, me reía de mis movimientos ligeros arrugando mi traje de siempre negro y dorado bordado. Es que, ¡no lo puedo evitar! Ese piano me hace bailar, y Trish por supuesto tararear la canción.
El sonido de la puerta abriéndose me sorprendió por mi espalda, mi ex esposa interrumpió en mi bochornosa escena.

- Así te quería agarrar...

Sonriente pasó al cuarto deslumbrante con un vestido rosa holgado sosteniendo unas cartas.

- ¿Así feliz? ¿O así jugando en el trabajo?- pregunté mientras tomaba agua en dirección a mi silla.

- Un poco de las dos. - Trish me sonrió mientras chasqueaba los dedos al ritmo de la música, se aclaró la garganta para cantar - Entonces llegaste a mi vida para que seamos cercanos, surcando los cielos con tu corazón dorado... Te debo la vida y cada sonrisa... Aunque terminamos separados con amores distintos siento que era así nuestro destino...

Finalizó con un agudo afinado difícil junto con su voz en la radio. No pude evitar dejar mi vaso para aplaudir, ella se reverenciaba exageradamente con su constante sonrisa radiante.

- Ahora a deleitarnos con tu solo de piano...

Se acercó al escritorio para sentarse en un extremo cruzándose de piernas de manera seductora, echó las cartas sobre mi pequeña pila de papel con cierta soberbia.

- Aquí tienes el correo de hoy.

- Gracias, podría acostumbrarme a que seas mi asistente personal para el correo.

- Olvídalo cariño. Esta vez tengo que hablar contigo...

Organicé las cartas como otra pila de quehaceres luego me hamaqué en mi silla giratoria de época para posicionarme frente a ella.

- ¿Que pasó? - pregunte serio, odio la frase "tenemos que hablar o quiero hablar contigo".

- Nada malo si eso te preocupa. En realidad es una buena noticia...

- Cuéntame... cuéntame. - pedí ansioso sentándome derecho.

Trish sonriente estiró su mano para dejar al descubierto que llevaba un anillo de compromiso de diamante.