Anhelo & Desconsuelo

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- GioGio... GioGio - susurraba Fugo mientras me movía la manta cuidadosamente.

- ¿Qué pasa? - reclamé molesto.

- Estamos en Milán, ya estamos buscando aquella casa.

Abrí mis ojos con pereza, todos los demás habían desaparecido de la habitación. Fugo estaba en frente mío, me corrió un poco para poder sentarse a mi lado, acto seguido puso su mano en mi frente.

- ¿Qué...?

- No tienes fiebre - declaró.

Es verdad, le comenté eso, no tenía fiebre pero mi cuerpo estaba tan agotado que parecía que había corrido una maratón de 20 kilómetros. Seguramente haya sido por temblar descontroladamente... No tengo paz, despierto con este problema, con esta incertidumbre...

- GioGio, estuvimos averiguando, los Mozzi son una familia adinerada que ha tenido una gran descendencia desde fines del siglo XII hasta el siglo XIX.

- ¿Acaso son fantasmas? - respondí con tono burlón.

- No... La descendencia oficial fue la que se perdió en aquél siglo, los Mozzi de los que hablaba Santoro eran los hijos varones no reconocidos por dicha familia. De igual manera, lo bueno de esto es que logramos encontrar el escudo, hay dos casas Mozzi en toda Italia, una aquí en Milán y otra en Florencia, que más bien es un palacio que ahora está abierto al público como museo.

- La de acá supuestamente era secreta según la confesión de...

-Si - me interrumpió- Tan secreta que estamos dando vueltas hace una hora...

-¡¿Hace cuanto?! - agarré el reloj del celular eran las 4:45 am - ¡Perdieron un montón de tiempo!

- Tranquilo GioGio.

- ¡¿Por qué no me despertaron?! ¡¿Dónde está Vaccustre?! ¡¿Hay señales de Mista?!

Antes que me levantara bruscamente sentí un dolor seco en mi mejilla derecha, fue Fugo abofeteándome. Me quedé helado, es la primera vez que se "descontrola" para golpearme con su ira que al parecer podía contener. No le iba a devolver su agresivo gesto ya que al parecer esto también me hacía falta.

- Imbécil... - susurró por lo bajo.

- Ahora el que debe calmarse eres tú... - le sugerí mientras me tocaba la zona del golpe.

- No quiero que me mientas más Giorno.

- No se de qué hablas... - le mentí.

- ¿Quieres poner la otra mejilla? - me miró con toda la intención de hacerlo - ¿O quieres decirme por qué Mista y vos me subestiman tanto?

- Ahhh, era eso - suspiré con algo de fastidio - Nosotros no...

- ¡Cállate! - levantó la voz - ¿Creíste que no me di cuenta de tu ataque de pánico? Es más, recién nombraste a Mista y ya te tiemblan las manos.

- No es verdad. - le respondí mirándolas, al parecer si temblaban un poco.

- Yo hubiera ido a Milán, hubiera evitado todo este problema... Hubiera muerto por ti, Giorno. Así habría pagado el precio de abandonar a mis amigos, pero no. Mista dijo que era un completo inútil, lo que él tardó en prepararse yo lo hubiera hecho diez veces más rápido...

- No me involucres con eso, es un problema tuyo y de él. - interrumpí apartándolo de al lado mío.

- Dices que como jefe me has perdonado por cumplir la misión de matar que Máximo Volpe pero, ¿cómo amigo de confianza qué debo hacer?

☆En la mente de Giorno Giovanna☆JOJO☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora