Capitulo 3: Cena afuera.

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Tony: Torre Stark. 20:26 p.m

Subí a la cocina, aún limpiando mis manos después de trabajar en el taller. Decidí buscar algo de beber, hacía bastante calor.

Sonreí débilmente al ver a Pet sentado de espaldas a mí, leyendo algún apunte de su escuela apoyado en la isla de la cocina.

- ¿Hackeaste a Fri para que no me avise que estás aquí?- pregunté suavemente mientras caminaba hacia él, pero aún así dió un pequeño salto.

- Lo siento, no quería molestarlo. Solo vine por unas cosas que había dejado en la habitación la vez pasada que me quedé y...- se cayó al ver que estaba hablando demasiado y un rubor cubrió sus dulces mejillas.- Lo siento, ya me iba.- susurró, tomando el apunte.

Tomé su muñeca con suavidad y él me miró brevemente antes de bajar la mirada a sus pies, avergonzado.

- Podemos ir a comer algo fuera si quieres, no tiene pinta de que hayas pasado por tu casa y no veo que hayas comido algo de aquí.- le dediqué una sonrisa suave y él correspondió, uniendo nuestras miradas.

- Claro, me encantaría.- contestó simplemente.- Pero podría devolverme mi mano, no escaparé, señor Stark.- comentó burlón el niño. Sentí mis mejillas calentarse enormemente y lo solté rápidamente, ganándome una sonrisa enorme de su parte.

- Lo siento, yo... Espera un momento aquí, me daré una rápida ducha y luego nos vamos. O puedes esperar en mi habitación viendo una de esas extrañas películas del espacio y todo eso.- comenté, él solo asintió y me siguió escaleras arriba.

           
                           [...]

Hacía poco habíamos llegado al lugar donde comeríamos, un restaurante italiano que nos gustaba a ambos por sus exquisitas pastas.

Estábamos charlando animadamente mientras esperábamos a qué algún mozo trajera la carta.
Un joven pelinegro se acercó a nosotros y nos tendió el ya mencionado menú.

Espero al lado de la mesa mientras elegíamos.

- Yo comeré la especialidad de la casa, con un buen vino tinto, la botella más cara que tengas.- ordené, el muchacho de inmediato tomó nota.

- ¿Usted que desea, joven?- consultó, mirando, demasiado a mi parecer, al pequeño Pet que no se daba cuenta de nada.

- Yo quiero... Ñoquis.- pidió infantil, haciendo sonreír al pelinegro que asintió y anotó.

- Como desees, cariño.- comentó, coqueto. Las mejillas del castaño se tiñeron de rojo mientras desviaba la mirada y yo solo pude actuar sin pensar, sujetando la mano de Pet sobre la mesa.

- Si no le molesta, queremos comer. También quisiera que el gerente viniese a entregar la orden, así puedo tener una breve charla con él ¿Lo entiende?- hablé con el ceño fruncido, el joven me miró con pánico.

- Lo lamento, señor Stark. No lo había reconocido, disculpe.- lo corté con un ademán, manteniendo mi ceño fruncido. El joven simplemente se fue cabizbajo y yo solté la mano del menor, desviando la mirada con un sonrojo ante mis impulsivas acciones.

- Tony.- llamó, yo solo respondí con un 'Hum?'- ¿Me vas a convidar de tu plato?- preguntó infantil mente, cortando completamente con el aire de tensión y causándome una sonrisa. Solo asentí y la cena transcurrió con normalidad, entre risas y animadas charlas.

                           [...]

Saqué mi saco para poder acostarme cómodamente. Había dejado a Pet en su casa luego de terminar de cenar hace unos minutos y aún sentía una extraña sensación de paz y alegría que no parecía querer desaparecer.

Vacíe los bolsillos de la prenda y me extrañe de ver una servilleta allí. La tomé y la desdoble, notando que era nada más y nada menos que una nueva carta de aquel niño castaño. Sonreí con ternura y comencé a leerla.

" Tony:

La cena fué fabulosa, aprovecho este momento, dónde tú estás quejándote del inadecuado mozo, para poder escribir esto.

Espero que la hayas pasado tan bien como yo, que descanses.

Pdta: lamento haber comido tanto de tu plato, estaba rico.

Pet."

Solté una risa, el desgraciado se había comido casi la mitad de mi plato y el tuyo completo, era un pequeño barril sin fondo.

Abrí el cajón de mi mesita de luz y guardé la servilleta, junto con las otras notas que el pequeño me había echo.

Esa noche no hubo insomnio ni pesadillas, solo un tierno sueño dónde unos bucles castaños eran protagonistas.

ℙ𝕒𝕝𝕒𝕓𝕣𝕒𝕤 𝕕𝕖 𝕒𝕞𝕠𝕣•Starker• 🍂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora