Konosuba: Lujuria

El comienzo de la lujuria

Konosuba le pertenece a Natsume Akatsukia al igual que sus personajes y todas esas de derechos de autor, este fanfic solo es escrito con fines de entretenimiento.

Cualquier sugerencia es bienvenida.

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Cierto dia, nuestro aventurero favorito estaba de misión junto a...

—¡KAZUMA-SAAAAAAAAN SÁLVAME POR FAVOR!

—¡Deja de gritar diosa de la decadencia!

Decía el castaño mientras huía por su vida junto cierta diosa del agua.

No debí acceder a su petición

Pensó el castaño.

Resultó que Aqua, se había endeudado de nuevo, pero por alguna razón, no se acordó de su deuda hasta que por accidente encontró cierto papel que la amenazaba con quitarle su derecho a comprar vino por el resto de su vida.

Ya que Megumin se había ido con Yunyun para hacer cosas de dementes carmesí y Darkness estaba ocupada con asuntos de noble, la diosa recurrió a la única persona a la cual tenía disponible.

Luego de llorar y suplicar a más no poder, Kazuma accedió a ayudar a Aqua para pagar su deuda, y como forma de darle una lección a la diosa, tendría que ir de misión a una dungeon.

—¡¿Porque no solo los purificas?! ¡Demuestra que eres una diosa ahora que tienes la oportunidad!

—¡Son demasiados! ¡E-Es muy aterrador! ¡Wuahhhh!

¡Maldita sea! ¡La próxima ves dejare que Aqua se las arregle sola!

—¡Turn undead! ¡Turn undead! ¡Turn undead! ¡Turn undead! ¡Turn undead! ¡Turn undead! ¡Wuaaahhhh! ¡No paran de venir!

Mierda, mierda, mierda, ¡piensa Kazuma! ¡Piensa! ¡PIENSA!

Mientras el aventurero intentaba pensar alguna forma de salir de esta, se dio cuenta de lo jodido qué estaban.

—¡Es un callejón sin salida!

¡MALDICIÓN!

—¡Turn undead! ¡Turn undead! ¡Turn undead! ¡Turn undead! ¡Wuaahh ! ¡Estamos perdidos!

—¡Todo es tu culpa diosa de las deudas!

—¡¿Ahh?! ¡Esto es tu culpa! ¡Si solo hubieras pagado mi deuda no estaríamos aquí!

—¡Y habría tenido la necesidad de pagar esa deuda en primer lugar si no fuera porque eres una gran idiota!

—¡Wuahh! ¡Incluso es este momento sigues siendo todo un Escozuma!

Mientras la diosa y el pervertido aventurero desperdiciaban sus últimos segundos en pelear como acostumbraban, un rugido que les congeló el alma los trajo de vuelta a la realidad!

—RUUUUAAAARRRRRR

Una bestia de dos metros de altura apareció.

—¡Wuaahh! ¡Si voy a morir, entonces quiero confesar algo!

—¡Yo también digámoslo al mismo tiempo!

La bestia se estaban preparando para saltar hacia sus presas, y ya sea por miedo o instinto, la pareja retrocedió hasta toparse con la pared.

—¡Si te vi una vez durante nuestros días en los establos lo que hacías a mis espaldas!

—¡Y yo admito que casi te abandono más veces de las que puedo recordar!