Día 1: Agarrados de las manos

988 59 24
                                    

Todas las personas tienen pasatiempos, tal vez uno, dos o mucho más, tal vez alguno de sus pasatiempos era leer, bailar, dibujar, etc. Si le preguntas a cualquier persona por lo menos te mencionara alguno.

Por lo que en el caso de Bart no era distinto, su pasatiempo era la astronomía, aunque si era sincero, las estrellas eran su parte favorita y a la que mayor tiempo le dedicaba.

En su época no era común ver estrellas en aquel horrible lugar, con suerte se podían ver aveces pequeños puntos brillantes en el cielo rojo.

En su vida pasada no había visto con claridad las estrellas, solo las había conocido por libros, dibujos e imágenes.

Por lo que cuando llegó al pasado y pudo observar el hermoso cielo estrellado sus ojos se iluminaron de una emoción especial.

Le parecía casi mágico el poder observar las estrellas desde la ventana de su habitación y no tener que buscarlas como loco.

Pero claro, observarlas desde su ventana no era divertido, por lo que no tardó en encontrar un bonito y tranquilo lugar, donde poder observar las estrellas y estudiarlas.

No le importaba no tener un telescopio, le bastaba con observarlas mientras se encontraba acostado en el suave pasto de aquel lugar que le ofrecía una linda del cielo.

Aquel lugar se convirtió en el primer lugar seguro que conoció en el "pasado" (o su presente, de ahora en adelante), era donde buscaba refugio cuando necesitaba alejar los pensamientos negativos o solo para buscar un poco de paz.

Porque si, a pesar de su personalidad, incluso él necesitaba un descanso de todo.

No había llevado a nadie a ese lugar, era algo que quería reservarse solo para él.

Aunque su opinión comenzaría a cambiar conforme su amistad con Jaime creciera.

Si bien en un inició su relación no fue la mejor, debido a sus personalidades tan contrarias, con el tiempo comenzaron que ver que tenían algunas cosas en común.

Bart no negaba que en un principio tuvo algo de miedo al saber que Reyes era el portador del escarabajo, sentía que podía confiar en él de cierta manera.

El ver como intentaba proteger a todos siempre, el como se esforzaba por mejorar cada día por su cuenta, el no ser un estorbo para los demás.

Por todas esas razones (y muchas otras), se sentía atraído a Jaime, aunque no fue de forma sentimental, sino que buscaba su amistad, por lo que decidió dejar su miedo atrás y acercarse.

Quién diría que se volverían tan cercanos, y formarían un lazo.

No pasó mucho para que Bart comenzará a pegarle su gusto por la astronomía a Jaime, así como Jaime comenzaba a pegarle su gusto por la guitarra a Bart.

Con el tiempo y su convivencia diaria, el amor sin previo aviso comenzó a surgir en ambos jóvenes héroes.

Era obvio para todos aquella atracción, menos para ellos, que temían arruinar su amistad.

Aunque las estrellas no pensaban lo mismo, por lo que, en una noche estrellada, entre nervios, balbuceos y sonrojos, ocurrió una rara, cómica, pero linda y tierna confesión de amor.

Bart juraría que esa noche las estrellas brillaron más que nunca.

Después de aquella confesión, esa misma noche decidieron formalizar su relación.

Comenzando así con un noviazgo inocente, porque sí, lo suyo era demasiado inocente aún, ambos eran tímidos, por lo que decidieron tomar las cosas con calma, y no ser impulsivos (irónicamente, Bart estaba completamente de acuerdo).

30 días otp BluepulseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora