Capítulo 21

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Hemos traído tres automóviles hasta el patio de la casa a puro empuje, sin encenderlos, para evitar hacer ruido; dos de ellos son los que Alexander encendió en la escuela y el tercero es uno tipo pickup. Nathaniel vino hace unas horas y dijo que nos lo lleváramos, que él de verdad no piensa usarlo y que no piensa salir de aquí tampoco. Que valiente el querer quedarse aquí, sinceramente yo no sé si podría, me daría miedo quedarme sola y morir como si nada, sin que nadie se dé cuenta, pero creo que es normal cuando perdiste todo y a todos.

Me acerco al automóvil que nos cedió Nathaniel, me acerco al maletero, echo un vistazo rápido y veo las cantidades de cosas que tenemos; solo quiero saber si nos falta algo: bidones con agua, unas cuantas mantas, cajas repletas de comida, papel higiénico y unas cuantas prendas de ropa tiradas al fondo de todo. Yo creo que con eso basta. Cubro las cosas con el plástico que tiene el maletero.

-¿Quién ira en el pickup? – me pregunta Audrey.

-Creo que Chris y Lilliam – susurro – junto a Chad, Helen Lorraine y Alison.

-Y dime... – se cruza de brazos – ¿llevas tampones?

-Si – me causa risa y a ella también – si llevo, están junto a los rollos de papel.

-Qué bueno. Ya decía yo que tendría que volver a sufrir un accidente.

-Deberías siempre andar con esas cosas – me acerco hacia la puerta de la casa – por si... ya sabes... hay un apocalipsis y te quedas encerrada en la escuela.

Se ríe como imbécil y se cubre la boca en acto seguido, que idiota. Entro a la casa y voy hacia donde está mi bolso, vuelvo a revisar; mi cepillo de dientes con el dentífrico, el cargador del portátil, una botella con agua personal, un mapa en papel por si acaso, el número de la chica loca y un lápiz junto el cuaderno con la dirección del lugar.

No me había percatado de que al lado mío está Brian. Lo veo guardar la corbata del uniforme de la escuela.

-¿Por qué llevas eso? – pregunto – solo te va a estorbar.

-Llevo todo lo que necesito – dice – prácticamente lo único que llevo son cosas para dar primeros auxilios y para Jamie. – se toma una pausa y suspira – Lo único que quiero, es tener algo con que recordar a mis padres y a este lugar. No sé... qué habrá sido de ellos.

Es cierto. Creo que nadie aquí más que yo, sabe lo que sucedió con sus padres. Tengo la impresión de que me he querido dar cuenta de mí y solo de mí, ni si quiera me he fijado en Anne y por eso es por lo que ahora está tan molesta conmigo. No sé por qué creo que quise aceptar que todos eran de alguna forma tan desapegados a sus padres como lo es Alex. Pero y entonces ¿por qué todos aceptaron hacer este viaje? ¿acaso nadie más recibió una llamada de parte de sus padres? Eso es casi como asesinar a sus propios hijos. Tiene razón, debería ser más atenta con los demás, no solo conmigo, creo que debería dejar de castigarme tanto y dar más cuenta hacia los demás. Como con Alex lo ha hecho conmigo a pesar de que yo no he hecho casi nada por él y por Jamie. Creo que debería dejar de ser tan llorona y fijarme más en qué es lo que estamos haciendo.

La sala se encuentra en silencio. No sé qué será lo que estamos esperando, pero lo estamos haciendo. Anne está sentada en el alfeizar junto con Totto que está tirado a sus pies. No me había ni si quiera percatado de lo sucio que está, pero ya no tengo tiempo para bañarlo, me gustaría haberme dado cuenta antes y así hubiera alcanzado también a cortarle un poco su pelo a tijeretazos, aunque sea. Los muebles de la casa están llenos de polvo y el suelo tiene migajas de todo tipo de comida cubriéndolo a lo ancho y largo, no soy muy fan de la limpieza, de hecho me daba pereza hacer mi cama, pero ahora que estoy a punto de abandonar este lugar para siempre siento la necesidad de dejarlo limpio antes de largarme, y ni si quiera es por mí, es más una sensación de que mis padres me retarán si no lo hago, a pesar de que ya no siguen aquí. Aunque, si bien les molestaba que no aseara mi cuarto, nunca me retaron. Recuerdo cuando tenía unos siete años y siempre con Anne entrabamos todas sucias por ese pozón de barro que se formaba en el patio trasero, a Anne le gustaba marcar sus manos en los muros. Yo era quien siempre terminaba fregando todo con un trapo húmedo para que mis padres no se dieran cuenta. En ese entonces aún no teníamos a Totto, y menos mal que no, porque las dos ya éramos un maldito desastre. Una risilla se me asoma en el rostro.

Jóvenes Supervivientes: Génesis [EN EDICIÓN x CREADORA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora