Capítulo 31

73 13 2
                                    

Tres días de viaje. Nos mantuvimos bien durante todo este tiempo, fuimos a gasolinerías y llenamos el tanque varias veces, ya ni si quiera recuerdo cuantas veces fueron, pero no tuvimos mayores problemas a parte de esos. Creo que hemos tenido suerte de alguna forma. Pero esa suerte debía caer en algún momento, y creo que ahora está empezando a acabarse.

-No – oigo decir a Alex – no creo que este cacharro vuelva a funcionar.

Sacude sus manos que se encuentran negras de tanto hurgar en el capó del vehículo.

-Creo que tendremos que continuar a pie – oigo decir a Brian.

He tenido de la mano a Erick en todo momento y con Anne intercambiamos a Totto cada cierto tiempo, porque llevarlo todo el rato tomado de la correa, hace que duelan un poco las manos. Mis ojos se pegan en el cielo, tengo curiosidad de saber qué es lo que está más adelante de nosotros, pero sinceramente no quiero llegar, no quiero llegar sin los demás, especialmente sin Audrey, ella ha estado conmigo todo el tiempo y aún no nos encontramos. Espero que ella ya esté allá, esperándonos a todos junto a los demás que tampoco están aquí; Bradley, Chris, David, Chad, Caroline, Lilliam y Abril.

-¿Qué sucede? – Alex se acerca, haciendo que desvíe mi mirada hacia él.

-Nada – respondo – solo estoy un poco preocupada.

-Están bien – me dice – te lo juro.

-¿Y si no? – insisto – ¿y si a alguno le sucedió algo?

-Esperemos que no.

Sus ojos se clavan en los míos, pero no desvío la mirada, para luego acercarse a mi rostro, pero se detiene unos centímetros antes de llegar hasta mí, que tramposo. No me la pienso demasiado y soy yo la que termina de cerrar la distancia entre ambos, depositando un pequeño beso en sus labios. Una sonrisa se forma en su rostro, con al mismo tiempo un poco de sorpresa, no estoy segura de que hacer eso fue lo correcto, pero no encuentro que esté malo.

-Ustedes son idiotas – oigo decir a Erick – se van a pegar bichos si hacen eso. ¡Guácala!

Suelta mi mano y lo observo mientras va corriendo hasta alcanzar la mano de Anne. Me parece tierno, me he acostumbrado a estar tanto con él que pareciera que siempre estuvo a nuestro lado, es extraño.

-Debemos caminar ¿no es cierto?

-Si – me responde Alex – estaba viendo el mapa con Brian, y quedan alrededor de treinta kilómetros hasta donde se supone que está ese lugar.

-Entonces vamos – digo – son como cinco o seis horas de caminata, podemos almorzar en unas horas más.

-Me parece una buena idea.

Agarro la correa de Totto con firmeza y me preparo para dar una buena caminata. Desde que llegamos a la parte más sur de estados unidos, el paisaje se ha vuelto un poco más seco, la vegetación ya no es como la que había en el campamento, esta es más pequeña, no son grandes árboles como los que estoy acostumbrada a observar. Lo que más abunda en este lugar son los pastizales y arbustos. Desde hace un rato me llama bastante la atención las montañas que cubren gran parte de este recorrido que estamos haciendo a pie, pero aun así puedo ver el lugar a lo lejos en el que comienza y terminan. El tiempo y el calor no pasan en vano, es como si ahora mismo pudiera tirar algo crudo sobre mi cabeza y se cocinaría sin ningún problema. Las caminatas bajo el sol jamás han sido mis favoritas; cuando entrenábamos en Astúrjiar y teníamos que salir a correr en los veranos, yo era un poco tramposa y siempre lograba escabullirme del trote bajo el sol los fines de semana por la mañana. Siempre ha sido uno de mis peores enemigos.

Un pequeño río, casi imperceptible pasa a nuestro costado, un poco más allá del pavimento. Me gustaría mojar mis pies en ese lugar, puedo imaginar que en un tiempo más de caminata las suelas de mis zapatillas se derretirán y no me quedará otra más que caminar descalza o solo con los calcetines puestos. Solo por curiosidad, me agacho y toco el asfalto, dejo la punta de mis dedos por unos segundos y no puedo tolerarlo por mucho más tiempo.

-Voy a caminar por allá – digo a Alex – se me están entibiando demasiado los pies y es molesto.

-Te sigo – me dice – creí que era el único.

-De hecho, el suelo está demasiado caliente, no creo que seamos los únicos.

-Oigan, Sarah, Alex – nos llama Helen que va unos pasos más atrás - ¿A dónde van?

-Solo un poco más hacia el pasto.

-¿No podemos acortar camino por algún lugar?

Me la pienso un poco, si seguimos la carretera las probabilidades de perdernos son prácticamente nulas, pero por lo que vi en el mapa, hay hartas vueltas que dan antes de llegar a ser una completa línea continua y recta.

-Solo debemos seguir caminando en dirección sudeste ¿no es cierto? – nos pregunta a todos – acortaremos bastante camino de esta forma y también puede que así no nos encontremos con ningún maniaco.

-Creo que tiene razón – oigo decir a Anne – aún funciona mi portátil, si bien no puedo obtener mi ubicación si funciona aún la brújula.

-Entonces vamos – dice Brian – no hay nada que perder.

Aún no pierdo completamente el sentido de orientación, hemos completado casi cinco horas de caminata bajo el sol y este es el primer descanso que nos hemos dado. Creo que ya estamos llegando, ya hace alrededor de una hora que los arbustos desaparecieron y lo único que nos rodean son kilómetros y kilómetros de pasto seco junto a unos manchones que aparecen de repente de color verde. Nuestro almuerzo, al igual que los otros días se basa en duraznos y frijoles enlatados que traje desde ese bazar, le doy gracias al universo por estar llegando ya, porque no me queda ni una sola lata de comida más, solo me quedan para Totto, y sinceramente no tenía ganas de vivir con trozos de una masa café bañadas en salsa café. Ni si quiera sé a que saben, pero el olor jamás me ha gustado, ni si quiera cuando se los daba en casa.

-Miren allá – oigo decir a Helen – al parecer es la carretera nuevamente – se pone de pie – efectivamente, es la carretera ¿Qué les dije? Sabía que no nos perderíamos.

El segundo en terminar su comida es Brian, quien al igual que Helen se levanta.

-No sé si estoy en lo cierto, pero antes de las montañas que se ven allá al fondo – apunta Brian – veo unos pequeños puntos negros ¿será eso por lo que venimos?

Los ojos se me quedan quietos viendo las frutas dentro de la lata que sostengo entre mis manos. ¿Ya hemos llegado? ¿y aún no hay rastro de nadie además de nosotros? La ansiedad que no sentía desde que Helen dijo que Lorraine no lo había logrado me ha vuelto a invadir por completo, pero me mantengo como si no hubiera pasado nada, no quiero preocupar a los demás. Me pongo de pie rápidamente y miro hacia el frente, hacia donde dijo Brian que lo había visto. Muevo mis ojos de un lado a otro intentando buscar el lugar, pero para mi mala suerte no veo nada. Los duraznos dulces que me quedaban ya no existen, los he echado todos de un tirón dentro de mi boca. Lanzo la lata lo más lejos que se pueda de nosotros y coloco mi mochila totalmente vacía y liviana en mi espalda. Espero que los demás dejen de comer lo que sea que están comiendo y cuando están listos, todos nos preparamos para seguir nuestra caminata.

Totto va ahora con Anne y yo llevo a Erick en mi espalda, mientras él va mirando el paisaje. Ojalá tuviera yo la suerte de que alguien me llevara en su espalda cuando me canse. Los puntos negros que Brian había visto yo ya estoy logrando divisarlos, y cada segundo se van haciendo más grandes. Tengo miedo de llegar hasta ese lugar, por alguna razón y aún no sé cuál es.

----------------------------------------------

Holaaa!! Aquí la creadora!!!

Solo quiero informarles, que falta muy poquito, de verdad; muy pero muy poquito para que esta historia se acabe. Vayan abrochando sus cinturones, porque o sea, WOW. 

SE VIENE, SE VIENEEEEEE!!!!!!!!!!

Jóvenes Supervivientes: Génesis [EN EDICIÓN x CREADORA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora