Tras meses de silenciosa observación, ¡llegó la hora de pasar a la acción!
𝐈 | Valentín es el alfa más temido y respetado en todo el instituto, pero no ha podido evitar caer por el dulce omega de cabello castaño y mejillas regordetas. ¿Será capaz...
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Cuando los dos chicos se marcharon de la sala, los susurros y cotilleos no se hicieron esperar.
— Dios mío, ¿Oliste a ese omega? Seguro ha entrado en celo —.
— Es lo más dulce que he olido nunca, ¿crees que aún este por aquí? Podríamos ir a buscarlo... —.
Un fuerte rugido acalló a los dos alfas, que hablaban en la fila de atrás.
— Vamonos —. Bramó Valentín, haciendo su mayor esfuerzo por no girarse y arrancarles la cabeza a aquellos que se habían atrevido a hablar así de Manuel —.
Daniel asintió y los dos alfas abandonaron el cine.
— ¿Qué demonios acaba de pasar? —.
— Entro en calor —.
Oliva aún sentía cada nervio de su cuerpo en tensión. Su bestia interior le rugía, exigiéndole que fuera en busca de su omega y pasara su calor a su lado, que lo reclamara como suyo y que no se separara nunca de su lado. Con un gruñido, golpeó la pared más cercana, sobresaltando a todo el que pasaba por allí.
— Hey, ¿qué te pasa? —. Preguntó Daniel preocupado —.
— Necesito verlo —. Dijo entre dientes —.
— ¿Y por qué no vas a buscarlo? —. Oliva rió amargamente —.
— ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿Por qué Manuel iba a querer pasar su calor conmigo? —. Daniel rodó los ojos —.
— Eh... ¿porque le gustas? Duh —.
Valentín miró a su amigo como si acabara de decir la mayor locura de la historia.
— No digas estupideces —.
— ¡Oh, vamos! ¡Solo le faltaba subirse encima tuya ahí dentro! Mateo y yo no lo creíamos. Y, hablando de Mateo , ¿tienes su número de... —.
— Solo estaba actuando guiado por su calor —.
— Pues yo creo que estaba deseando que lo marcaras —.
— ¿¡Estás loco!? Nunca le haría eso a Manuel —.
— ¿Qué cosa? ¿Marcarlo? ¿Cuál es el problema? —.
— Él es un omega dulce y jodidamente brillante, es la persona más inocente y alegre del mundo y no hay manera de que quiera estar amarrado a mí de por vida. No importa lo enamorados que estemos mi lobo y yo de él, nunca me lo perdonaría. Cada vez que estamos juntos, la gente nos mira como si fuéramos de otro planeta, y susurra. Yo sé lo que es ser el centro de los comentarios, el foco de las miradas de desprecio, que la gente se invente mierda sobre ti; pero él no. Él es demasiado bueno para eso, demasiado bueno para mí. No pienso exponerlo a las habladurías de la gente —.
