CAPITULO 3. LA MARCA DEL DEMONIO

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Aidan, Maya y Gabriel entraron corriendo a casa.

Bartolomeo se les quedó viendo con cara de pocos amigos y se fue meneando la cola hacia la cocina a comer.

- ¿Ya nos vas a decir qué está pasando? -preguntó Maya, preocupada.

-Después-dijo Aidan-Gabriel cumple años.

Gabriel hizo una mueca, pero cuando revisó su celular se dio cuenta de que ya eran las doce de la media noche, justo cuando cumplía los diecisiete.

Simplemente por eso, Maya y Gabriel olvidaron el suceso de hacía unos minutos. Maya sonrió con emoción y se abalanzó sobre Gabriel, depositando muchos besos en su cabeza.

- ¡Feliz cumpleaños Gabs! -gritó Maya, corriendo a por su cuadro.

Aidan abrazó a su amigo, frotando su espalda con cariño.

- ¿Qué es esto? -preguntó el chico tomando el cuadro envuelto en papel dorado que Maya le tendía.

-Es tu regalo, zopenco-Gabriel amplió sus ojos grises en muestra de sorpresa.

-Wow...nunca me habías regalado nada-Gabriel la miró con curiosidad. May entrecerró los ojos y envolvió con sus manos las de Gabriel, que sostenían el cuadro.

-Nunca es demasiado tarde-dijo May, obligando a su amigo a abrir el envoltorio para ver qué era lo que se encontraba dentro.

Los tres chicos se sentaron en la alfombra y Gabriel abrió su regalo.

Mientras sus temblorosos dedos descubrían la sorpresa miles de recuerdos inundaron su mente. Su madre. No solo era la primera vez que Maya le regalaba algo, era, en realidad, la primera vez que alguien le regalaba algo. Su madre lo había abandonado a los quince años con un puñado de dinero que solo sirvió para unas cuantas semanas, y cuando el sustento de Gabriel se agotó, Taylor y Maya comenzaron a recibir a Gabriel en casa con los brazos abiertos.

Por esa y mil razones más, Gabriel estaría eternamente agradecido con Maya Dyner.

Cuando Gabriel abrió por completo el regalo, el cuadro de Maya asomó por entre los pliegues y el muchacho no pudo evitar sentir ese conocido nudo en la garganta al recordar a su madre.

Gabriel miró a su amiga y se abalanzó sobre ella para envolverla en un fuerte abrazo.

Realmente era una hermosa pintura, donde la chica había trazado con decididas pinceladas a un sonriente Gabriel. Lo había retratado como si fuera parte de la realeza, como esas típicas pinturas de antaño donde toda la familia real decidía inmortalizar sus rostros a falta de fotografías. Lo había pintado con una capa y un féretro de oro.

-Maya-Gabriel sostuvo el cuadro, admirando cada centímetro que lo cubría-es realmente hermoso.

May le sonrió con cariño.

-Me alegra que te guste-May le acarició la mejilla-Feliz cumpleaños niño.

Gabriel no estaba seguro de que los otros dos chicos supieran lo que sentía, pero él estaba demasiado conmocionado y contento, tal vez solo fuera una pintura un tanto absurda, pero para el chico significaba muchísimo.

-Toma tonto-dijo Aidan justo en el momento en que le lanzaba a Gabriel un hurón de felpa.

El hurón le golpeó el rostro con dureza y Gabriel se echó para atrás. Maya y Aidan estallaron en carcajadas.

-Que bien que ames los hurones-dijo Maya, dejando la pintura de Gabriel sobre la mesita de centro.

-Gracias Aidan-dijo Gabriel, acariciando el peluche con delicadeza.

MITADES DE ÁNGEL- EL RETORNO DE EDNES ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora