CAPÍTULO 10: LA UNIÓN

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- ¿Estás bien? -Aidan tomó a Maya del brazo y la ayudó a ponerse en pie, quitándole la espada de las manos. Maya temblaba. No sabía qué había sucedido, pero no quería volver a tocar esa cosa.

-No-May se acercó a uno de los muros y se recargó para tomar aliento-Me fui...había un niño.

Aidan dejó la espada en el muro, donde llevaba años colgada, y se acercó a su amiga.

- ¿A dónde te fuiste? -Aidan la sujetó de los hombros, pues May estaba terrible, temblaba incontrolablemente y sentía un inmenso vacío en el estómago.

-Todo se volvió oscuridad, aún tenía la espada en mis manos, pero...aparecí en un puente de piedra. Había un lago de sangre y un niño...su nombre-May cerró los ojos con fuerza, ese nombre provocaba en ella algo que hasta hacía unos segundo no sabía que lograba hacer en su mente-Daniel...el niño se llamaba Daniel.

Aidan frunció el ceño y obligó a May a mirarlo a los ojos.

-Maya- Aidan tenía la ligera sospecha de lo que se trataba-Creo que son tus recuerdos.

May sentía sus ojos ardiendo. El recuerdo no era importante porque ni siquiera conocía al chico...pero el hecho de haber vivido aquello le hacía pensar...la obligaba a entender que todo lo que Aidan había dicho era real.

Le confirmaba que realmente había perdido la memoria.

- ¿Mis recuerdos? -preguntó Maya. Se sentía atontada, más por el hecho de no entender nada de lo que sucedía. Agradeció infinitamente que Aidan estuviese ahí, apoyándola en todo momento y no dejándola caer. Necesitaba respuestas, y Aidan estaba ahí para dárselas.

-Sí Maya...tus recuerdos-Aidan inclinó la cabeza y condujo a su amiga al centro de la habitación; ambos tomaron lugar en medio de la sala de armas y Aidan comenzó a explicar- te lo contaré todo desde el comienzo-Aidan tomó las manos de May y la chica entonces supo lo que se avecinaba. – Hace miles de años, cuatro amigos se encontraron, eran los únicos en el mundo, eran diferentes, o eso era lo que ellos creían. Georgia Hacelbott, Gregory Wrondelle, Gred Ednes y Gerard Wyden, los cuatro crearon la Unión, una especia de gobierno, que sigue en pie. -Aidan los contó con sus dedos-Georgia es el primer ángel del que tenemos historia, pues gracias a ella se pudieron encontrar muchísimos más ángeles, después está Gregory, quién se enamoró perdidamente de Georgia y se casaron, teniendo descendientes y herederos ángeles. Tiempo después Gregory comenzó a perder sus poderes, pues ya no era lo mismo, y decidió crear un grupo de personas como él, que ya no tenían habilidades extraordinarias, y se creó lo que llamamos la ciudad del exilio, donde residen personas desterradas...como Daemon, que saben de nuestra existencia pero que no pueden ser como nosotros. Prácticamente controlan todo este mundo-Aidan se dejó caer en el suelo, indicando a Maya que se apostara junto a él. La chica obedeció y se recostó junto a su amigo, mirando juntos el profundo techo de cristal por donde los rayos del sol entraban. -Gred...él fue el primer demonio, sin embargo, en los libros no se dice nada de que era una mala persona...realmente era un buen hombre. El malvado aquí era Gerard, era un gounster, y como tal, el poder lo consumía y lo llenaba de ira contra todo. Más aun cuando descubrió el amorío de Georgia y Gregory...Gerard estaba enamorado de ella, así que cuando se enteró del nacimiento de sus hijos, Gerard declaró una infinita guerra contra los ángeles que hasta el día de hoy prevalece. Gerard y Gred fueron tan unidos, que hasta hoy en día los gounsters y los demonios siguen siendo aliados en contra de nosotros.

May lo miró a los ojos.

- ¿Por qué Gerard se llama como tú? -Fue lo que más le llamó a Maya la atención.

Aidan se encogió de hombros.

-Este mundo es tan pequeño, que todos prácticamente somos familia.

May se mordió el labio.

-No lo creo, debe de haber una razón...

-No la hay Maya-dijo su amigo interrumpiendo-La he buscado por años...nunca ha sido nada importante.

May inclinó la cabeza. No creía que no fuera importante, que uno de los primeros creadores tuviese el mismo apellido que Aidan Wyden...bueno, claro que podría tener algo de importancia.

-Y cómo te he dicho...Valliot Ednes es el ser más despiadado y ruin de estos tiempos, pues no hay nada ni nadie que lo detenga, ni siquiera los desterrados, pues hace lo que quiere y tiene un gran poder sobre todos nosotros...su ejército de demonios es más grande de lo que creíamos, y cada día más demonios se unen a su horda. No sabemos qué es lo que planea, pues la única que lo sabía eras tú, y por eso te robó la memoria. Sea lo que sea que ese hombre planee, estamos acabados, pues somos tan pocos ángeles que prácticamente no existimos.

May suspiró. A pesar de que le habían quitado sus recuerdos, su personalidad ahí estaba, y sabía lo que Maya Dyner hubiera hecho en ese entonces, a pesar de no recordarlo.

-Aidan-May se incorporó sobre su brazo para mirar a su amigo. Toda la vida había estado enamorada de sus azules ojos centellantes-Aun no recupero mis recuerdos, cosa que planeo hacer...sin embargo-May se mordió el labio-Siempre he sido una niña astuta. No creo que Valliot me haya robado todo.

Aidan se incorporó de golpe para quedar a la altura de su amiga.

- ¿A qué te refieres? -Aidan realmente se veía interesado.

-Me refiero a que...Tal vez ya sabía lo que Valliot haría conmigo, no lo sé. Tal vez tú lo recuerdes...

-Todos sabíamos que Valliot te llevaría...esa noche fue la peor noche de nuestras vidas May-aclaró Aidan, su rostro se veía un tanto triste e intrigado.

-Entonces yo estaba enterada de lo que Valliot haría conmigo, y si era una información completamente importante...no creo que no le haya dicho eso a nadie, o lo hubiese escondido en alguna parte. Tal vez lo escribí, sabes que toda la vida he escrito en mis diarios.

Aidan sintió su corazón acelerarse un momento. ¿Cómo a nadie en el santuario se le había ocurrido pensar en eso? se alegró profundamente de que su May siguiera siendo tan astuta.

-Jamás lo hubiese pensado-dijo Aidan-tendremos trabajo qué hacer.

Maya le sonrió, ya más tranquila.

-Solo hay algo que no me queda claro-Maya se sentó en el piso de mármol y se retiró la sudadera. Aidan se le quedó mirando con extraños ojos...algo atontado. May se sintió incómoda, pero trató de ignorar aquello y le mostró su herida en el brazo. Ahora sin la sangre y con la herida ya casi cerrada por completo, May podía notar la forma de las delgadas líneas; eran las mismas cuatro ges que Aidan llevaba en el collar, con el que había abierto la reja del santuario. - ¿Qué significa esto?

Justo al momento en que tocó delicadamente la marca ésta ardió como si fuese fuego. May soltó un grito y apartó los dedos. La marca estaba al rojo vivo.

Aidan se puso en cuclillas y tomó el brazo de Maya, poniéndolo sobre sus piernas y mirando detenidamente cada parte de este. May trataba de contener las lágrimas de dolor pues no quería preocupar más a Aidan, sin embargo, la marca no era normal...parecía como si el demonio se la hubiese vuelto a hacer.

-May-Aidan la miró a los ojos, y estos denotaban que no era una buena señal-Es la marca del demonio-Aidan pasó sus manos tras la nuca de Maya-Ellos ya pueden controlarte-Aidan le dio un fuerte abrazo a Maya y ésta sintió su corazón latir a mil por segundo.

- ¿Controlarme? ... ¿Qué significa eso?

Aidan bajó la mirada y unió sus manos con las de Maya Dyner.

-Esa marca...es utilizada por demonios para controlar humanos, pero también funciona en nosotros los ángeles. Pueden hacer contigo lo que quieran, inclusive obligarte a ir con ellos...no puedes estar sola ni un momento. Eres peligrosa justo ahora.

May tragó saliva y las lágrimas amenazaron con traspasar sus profundos ojos celestes.

"Eres peligrosa"...esas palabras se marcaron como fuego en su cabeza.

MITADES DE ÁNGEL- EL RETORNO DE EDNES ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora