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Ben llegó a su departamento a media noche, le dolía todo el cuerpo y seguramente su abdomen estaba sangrando, pero no quería quedarse en la Academia aunque Grace le hubiera dicho que no debía irse.
Cuando Ben entró a su habitación para volver a limpiar su herida te encontró sentada en la orilla de su cama, llevabas la chaqueta que le habías quitado hace tres semanas y tu mirada fue hacia él en cuanto puso un pie en la habitación. Ben suspiró y tú te levantaste de la cama y caminaste hacia él
—¿Estás molesta? — Miraste a Ben como si lo que hubiera dicho fuera una broma, pronto Ben se dio cuenta de que había sido una estúpida pregunta, por supuesto que estabas molesta
— mi novio me mintió otra vez para ir a una misión peligrosa y ahora está manchando la alfombra— miraste hacia abajo señalando las gotas que manchaban la alfombra — ¿debería estar molesta? — miraste a Ben con los brazos cruzados, tu tono molesto asustó al asiático y sabía que se había equivocado
— lo siento, sé que no debí hacerlo, pero sé lo mucho que te preocupa cuando voy a misiones, quería evitarte la preocupación, debí recordar que eres muy lista — Ben presentó sus disculpas, suspiraste intentando relajarte
Te acercaste más a él y levantaste su chaqueta, su playera estaba manchada — quítate la camisa y acuéstate — le ordenaste mirándolo brevemente antes de dirigirte hacia el baño y tomar el botiquín. Cuando saliste te encontraste con tu novio semidesnudo recostado en la cama.
Te sentaste a su lado y te deshiciste de la gasa que estaba manchada de sangre y comenzaste a limpiar la herida, ninguno de los dos dijo ninguna palabra, tú estabas concentrada en la herida y Ben estaba concentrado admirandote.
— listo — anunciaste feliz al mirar tu trabajo, te ibas a levantar pero la mano de Ben alrededor de tu muñeca te detuvo
— te amo demasiado, _______ — confesó haciéndote olvidar que estabas molesta con él — no volveré a ir a otra misión, lo prometo, no quiero perderte — sus palabras hablandaron tu corazón y te volviste a sentar en la cama, acariciaste su mejilla y por primera vez en la noche le sonreiste
— también te amo, idiota — murmuraste mientras Ben tomaba tu rostro entre su manos para besarte, el asiático sonrió divertido y cuando se alejó acarició tu rostro
