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Mark irrumpió en la enfermería, visiblemente molesto o tal vez desconcertado.
— ¿Dónde está Mónica? — preguntó, entrando apresuradamente.
Ni siquiera levantaste la vista del libro — En algún lugar, decepcionando a los dioses.
Sabías que eventualmente aparecería; tal vez llegaría con otro pollo. ¿Cómo lo llamaría esta vez? Pablo... Sí, ese nombre te gustaba para el pollo.
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Nico se encontraba en el Búnker 9, Jason lo había secuestrado para una "noche de chicos", pero Annabeth y Piper se colaron inesperadamente.
— Oye, Annie — llamó Piper —, estaba buscando a Mónica — Leo casi se atraganta con su jugo de fresa —. ¿Sabes dónde está?
— ¿Ah? — respondió confundida Annabeth.
— Uh, uh, yo sé — dijo Percy dando pequeños saltitos —. Está en la enfermería, fue a visitar a su mejor amiga — se llevó un montón de palomitas a la boca —. Eso me dijo ella.
— No hables con la boca llena, sesos de alga — dijo Annabeth, rodando los ojos.
— ¿Quién es su mejor amiga? — preguntó Leo.
— Cascabel — murmuró Nico antes de hacer un viaje en sombras.
— ¿Cascabel? — repitió Percy, mirando a Jason.
Jason se encogió de hombros — ¿Tienen un 7?
— Ve a pescar — dijo Piper, sonriendo, y luego lanzó su carta —. Saco mi Dragón Ancestral Ojo-Azul.
— ¡Pikachu, yo te elijo! — exclamó Percy lanzando otra carta.
— Buen intento — rió Leo —, pero ¡saqué mi carta maestra, Robacartas!
Se escuchó un "noooooo" bastante prolongado, seguido de un largo silencio.
Annabeth parpadeó tres veces — Ch-chicos — llamó, tratando de llamar su atención —, se supone que estamos jugando al Uno.
Nico apareció en la enfermería, intentando ocultar su preocupación. La idea de que Cascabel estuviera herida o algo peor no le agradaba en absoluto, aunque lo negara, la chica le caía bien. Ella estaba ahí, siempre tranquila y silenciosa; cualquier persona se sentiría cómoda con alguien así.
Nico ni siquiera había considerado la posibilidad de que ella pudiera estar herida. Su cerebro, aunque italiano, estaba completamente desconcertado por la idea de que algo pudiera pasarle a ella.
La enfermería estaba vacía, literalmente no había nadie más. Nico recorrió con la mirada todas las camillas.
— ¿Buscas algo, Nico di Angelo? — preguntaste, apareciendo detrás de él con una bandeja de medicamentos.
