Capítulo 2

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La noche anterior no dejé de pensar en tu sonrisa, tu voz, tu pelo que parece ser tan suave como una nube.

Oh hermosa chica, si tan solo pudieras leer mi mente todo sería más fácil.

Vuelvo a la panaderia con el objetivo de verte otra vez. No me sorprende que mis ánimos hayan cambiado desde aquella tarde.

Mi sonrisa había vuelto y de un día para el otro amaba ser panadero, pues con tal de ver su rostro todos los días seguiría siendo panadero por el resto de mi vida.

La tarde llegaba y el sol se ocultaba. Este debería ser el momento en que mi chica llegara.

¿Pero que cosas estoy diciendo?

No puedo llamar "mi chica" a alguien que ni siquiera conozco por dos simples razones:

1. Suena un tanto posesivo y quedaría como un perverso.

2. ¿Qué tal si es una asesina serial y busca su próxima víctima en las panaderías de la esquina?

Si la segunda es cierta, estaría completamente dispuesto a ser la víctima.

De todos modos, me encontraba extraño que ayer fue la primera vez que la vi. Quizás es nueva en el vecindario, o tal vez solo vino de visita.

Me temía de que solo fue algo momentáneo porque la noche llegaba y menos rastros de aquel angel se encontraban en las calles.

Tardé más de una hora esperando su regreso pero no la vi llegar. Así que con mis esperanzas en el suelo, procedi a cerrar la panaderia.

El chico del panDonde viven las historias. Descúbrelo ahora