Maddy

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Después de una hora salimos del supermercado con unas cuantas bolsas con toda la comida en su interior más la medicina para el dolor de la pelirroja. Metí las manos en mis bolsillos sintiendo el papel arrugado que me había dado Billy haciéndome reír de manera extraña.

― ¿qué tienes allí? ― giré mi cabeza a mi acompañante mientras ladeaba un poco la cabeza dudando si decirle o no lo sucedido con Billy hace un par de horas.

― hablé con Billy hace un rato, bueno no sé si hablar sea el termino correcto. ―saqué el papel de mi bolsillo para dárselo a mi mejor amiga haciendo que soltara una carcajada. ― y pues me dio su número, me dijo que le causo curiosidad y quiere saber más de mí.

―espera. ¿estuvieron coqueteando?, ¿le gustas al edgy de teatro? ― su risa se hizo tan fuerte que pequeñas lagrimas salieron de sus ojos corriendo su delineador.

―yo no diría eso, más bien solo le atraigo, pero no en el sentido romántico, como cuando ves al chico misterioso de la clase y solo le quieres por morbo. ― trate de explicar volviendo a guardar el papel. No podía gustarle a Billy, sería raro e incómodo, no tanto porque fuese un chico, era más porque no solíamos interactuar y su presencia me daba escalofríos. ― y si así fuera, el no podría gustarme a mí, no conoce el espacio personal.

―aja como tu digas, me sorprende que siendo bisexual jamás hayas tenido novio o siquiera besado con un hombre. ― me miró divertida alzando sus cejas haciendo que le diera un suave empujón antes de que ella arrancara el auto para ir a Lei pizza por nuestra comida.

―mira yo no necesito esa mierda para saber lo que me gusta, solo que no se coquetear con chicos, es demasiado complicado. ― le seguí el juego mientras anotaba el número de mi lista de contactos.

―si tu lo dices, te creo. Pero ligar con hombres es fácil, solo les haces ojos lindos, les inflas el ego y te ríes de sus chistes malos o al menos así funciona con los chicos hetero, no sé si funcione con los bisexuales u homo. ― la miré por un momento tratando de descifrar si era broma lo que me estaba diciendo, jamás le había prestado atención a esa clase de comportamientos como para poder decirle algo así que solo reí un poco negando. ― hablo enserio, te lo puedo jurar por mi padre que todo hombre hetero y hormonal cae ante eso.

―lo dudo, solo alguien muy hormonal podría caer ante eso, además, apenas Sali de una relación, lo que menos quiero es involucrarme sentimentalmente con alguien más.

―bueno al menos te tienes un poco de amor propio― revolvió mi cabello acariciando a Calix haciendo que pusiera los ojos en blanco. ― hablando de... ¿Maddy ya sabe?

―no, hoy le voy a decir, incluso me pregunto por la beca que ella me iba a ayudar a conseguir, le dije que quería sacarlo por merito propio y no por palanca. ― suspire estirando mi cuerpo tronando mi cuello.

El resto del viaje estuvo lleno de risas y las quejas de operetta sobre que el olor a comida le daba más hambre.

Al llegar a mi departamento fui recibido por Perseo quien corrió hasta mi para pedirme comida, dejé las pizzas en la mesa de la sala y en la barra dejé las compras para empezar a organizar todo mientras Operetta se hacía de esos brebajes raros que parecían caldo de bruja. Al acabar nos acostamos en el sillón mientras comíamos de la pizza y hacíamos comentarios de lo absurda que era la trama.

―ya son las 7, ¿me ayudas a cocinar? ― murmure levantándome del sofá encendiendo las luces de la cocina y subiendo las cortinas dejando ver el paisaje ya casi nocturno de la cuidad. recibí un "si quemo la casa es tu culpa" como única respuesta haciéndome reír nuevamente. ― ¿quieres llevarte a tu casa? Para hacer más de lo usual

GORGONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora