Conocerse

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Usagi se encontraba caminando por las calles de la gran ciudad, sintiendo el cansancio y el hambre apoderarse de ella. Recordó el restaurante de lujo donde había estado, escuchando a Seiya hablar despreocupadamente con su novia, como si ella no fuera más que una conquista más.

De repente, un auto se detuvo frente a ella y tocó la bocina. Curiosa, se acercó al vehículo. El vidrio se bajó lentamente y apareció una cara conocida.

—¿Adónde va la señorita? —preguntó Taiki.

—A ninguna parte, señor Taiki —respondió Usagi.

Taiki salió del auto y la abrazó con fuerza.

—No sabes cómo estaba preocupado por ti, mi pequeña Usagi. Molly me lo contó todo. ¿Te da miedo que sea un yakuza? —preguntó, a lo que Usagi negó con la cabeza.

—Yaten y yo nos volvíamos locos sin poder comunicarnos contigo, peor aún porque sé que no tienes dinero.

Al notar que Usagi estaba fría, Taiki le puso su chaqueta.

—Debiste haberme contado la verdad, Usagi. ¿Por qué no me dejaste ayudarte? Vamos a comer y luego te llevaré a un hotel.

—¿Un hotel? —exclamó Usagi, sorprendida.

—Sí, un hotel. No dejaré que estés pasando necesidades, pequeña.

Usagi se sintió protegida por sus palabras y decidió acompañarlo. Taiki era todo un caballero; la cuidaba y le hacía sentir especial, haciéndola olvidar sus preocupaciones.

Después de dos horas, llegaron al hotel. Usagi admiraba el lugar; la cama era amplia y la vista del balcón era espléndida, con luces que se mezclaban con las estrellas en el cielo.

De pronto, sintió unos brazos rodear su vientre y escuchó a Taiki susurrar:

—Usagi, yo... sé que es muy pronto, pero me preguntaba si quieres ser mi novia...

Usagi sintió su corazón latir con fuerza y dio media vuelta.

—¿Pero si usted ya tiene novia, no es así señor Taiki? —preguntó confundida.

Taiki frunció el ceño.

—¿Yo con novia? Llevo años soltero. ¿Quién te dijo eso pequeña?

Las palabras de Molly resonaron en su mente: “No le digas nada sobre su vida amorosa”.

—Nadie, señor. Me confundí. Olvídelo —respondió rápidamente Usagi.

Taiki sonrió y le tomó suavemente la mano.

—No me llames "señor", me siento viejo así. Solo llámame Taiki.

Usagi sonrió tímidamente mientras sus ojos brillaban con una mezcla de esperanza y confusión. La calidez de la chaqueta de Taiki la envolvía, y por un momento, se sintió a salvo.

—Está bien,  señor, digo Taiki —respondió, sintiendo que su corazón latía con más fuerza—. Es solo que... pensé que un hombre como usted no se fijaría en una simplona como yo.

Taiki se acercó un poco más, su mirada fija en la de ella.

—No digas eso Usagi, la verdad es que he estado interesado en ti desde hace tiempo. Cuando escuché lo que estaba pasando, no pude quedarme de brazos cruzados. Quiero ayudarte y, si tú quieres, me gustaría que nuestra relación fuera algo más.

Usagi sintió un cosquilleo en el estómago. Las palabras de Taiki resonaban en su mente como una melodía suave.

—Pero... —comenzó a decir, sintiéndose un poco insegura—. No quiero ser un problema para ti. Tienes tu vida y tus responsabilidades.

Taiki sonrió con ternura.

—Eres todo lo contrario a un problema, Usagi. Eres especial para mí. No quiero que pienses en las diferencias sociales o en lo que otros puedan pensar. Lo único que quiero es que estés bien y que podamos disfrutar juntos.

Usagi se sintió abrumada por sus palabras. Era difícil creer que alguien como Taiki pudiera sentir algo por ella. Las inseguridades comenzaron a asomarse en su mente.

—¿Y si esto es solo una distracción para ti? —preguntó, mirándolo a los ojos—. ¿Qué pasará cuando regreses a tu vida habitual?

Taiki tomó su mano con suavidad.

—No quiero que lo veas así. Quiero construir algo real contigo, Usagi. Pero necesito saber si tú también lo deseas.

Ella sintió cómo su corazón se aceleraba ante la sinceridad en su voz.

—Taiki... —murmuró mientras miraba hacia el balcón iluminado—. He tenido tantas decepciones últimamente... Creo que necesito tiempo para pensar en esto.

Taiki asintió comprensivamente.

—Entiendo perfectamente. No hay prisa; podemos tomar las cosas con calma. ¿Qué te parece si salimos juntos algunas veces? Así podremos conocernos mejor sin presiones.

Usagi sonrió aliviada por su respuesta.

—Me gustaría eso... salir juntos y ver cómo nos sentimos en el camino —dijo ella con una mezcla de esperanza y nerviosismo.

Mientras ambos se quedaban allí conversando sobre sus intereses y planes futuros, Usagi miró hacia el balcón y vio cómo las luces de la ciudad brillaban intensamente bajo el cielo estrellado. Era como si todo el universo estuviera conspirando a su favor.

En ese instante, Usagi comprendió que había tomado una decisión importante: estaba dispuesta a abrir su corazón nuevamente pero también a ir despacio y disfrutar del proceso.

Taiki se separó ligeramente para mirarla a los ojos.

—Prometo cuidarte siempre —dijo con sinceridad—. Y aunque no sé qué nos depara el futuro, estoy emocionado por descubrirlo contigo.

Usagi sonrió con lágrimas de felicidad brillando en sus ojos.

—Gracias, Taiki... por estar aquí para mí y por entenderme.

La Tentación De Los Kou +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora