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Las horas pasaron y Taiki finalmente llegó al hotel Crystal Sea, un lujoso refugio en medio de la ciudad, donde las luces de neón brillaban como estrellas en la oscuridad. Este lugar no solo era un hotel; era un punto de encuentro para aquellos que operaban en las sombras, un lugar donde los secretos se susurraban entre copas de vino y las alianzas se forjaban en silencio. Taiki, consciente de la tensión en el aire, decidió dejar a Usagi descansar. Sabía que su presencia podría alterar la paz que ambos necesitaban, especialmente en un entorno tan cargado de emociones y peligros.

Yaten, quien había estado vigilando desde su coche, se bajó rápidamente y se dirigió a la recepción. Su mirada era fría y calculadora; en el mundo del Yakuza, cada movimiento contaba y cada decisión podía tener consecuencias fatales. Se acercó al mostrador con una confianza arrogante, su mente maquinando estrategias mientras evaluaba al recepcionista.

—Buenas noches... ¿desea hospedarse en el hotel Crystal Sea? —preguntó el recepcionista con una sonrisa cordial.

—Por supuesto —respondió Yaten, su voz firme y decidida—. Quiero la mejor suite privada.

El recepcionista miró la pantalla de su computadora y negó con la cabeza.

—Lo siento, señor. La mejor suite está ocupada. Pero tengo otra habitación disponible que es muy similar... con grandes lujos también.

Yaten frunció el ceño; su ego no toleraba ser rechazado. En su mente, el dinero no solo compraba habitaciones, sino también respeto y poder.

—¿Cómo es posible que no haya una habitación a mi altura? Tengo dinero de sobra—dijo con desdén—. Deme esa si no hay otra opción, pero quiero que me avise apenas tenga la vacante de la suite.

Después de realizar el pago, Yaten se inclinó hacia el recepcionista con una mirada intensa que transmitía tanto autoridad como amenaza.

—Necesito un favor antes de irme —dijo, su tono cambiando a uno más persuasivo—. ¿Podría decirme en qué habitación se hospeda la señorita Usagi Tsukino y el caballero Taiki Robert Kou? Prometo ser generoso por esa información.

El recepcionista, intrigado por la oferta pero consciente del riesgo, dudó un momento antes de ceder. En un susurro tenso, le reveló el número de habitación de ambos. Para fortuna de Yaten, quedaba lejos de la suya.

—Muchas gracias... su ayuda me será muy útil —dijo Yaten, una sonrisa astuta asomándose en sus labios—. Quiero que me mantenga informado sobre cualquier eventualidad. Necesito saber cuándo salen y cuándo llegan aquí Taiki y Usagi. ¿Usted puede ver las cámaras, no es así?

El recepcionista abrió los ojos como platos al darse cuenta de lo que estaba pidiendo.

—Perdone mi intromisión, pero pensé que ella era novia del señor Taiki... No creo que a él le guste que usted asista a su habitación sin su compañía.

Yaten sintió que debía ser honesto; había mucho en juego y no podía permitirse perder tiempo ni oportunidades.

—Estoy enamorado —exclamó con fervor—. Taiki me robó a la mujer que amo. Usagi sería mía si él no se me hubiera adelantado. Por eso pido su ayuda... No me rendiré pese a que sea mi primo. Amo a mi conejo y lucharé por su amor hasta el final.

El recepcionista lo miró con curiosidad; había algo en los ojos de Yaten que lo convencía de que hablaba en serio. La intensidad de sus palabras resonaba con la desesperación de un hombre dispuesto a arriesgarlo todo por amor.

—Prometo no involucrarte en mi cometido, pero solo hazme ese favor... También te servirá para aumentar tus ganancias. No será gratis...

El recepcionista asintió lentamente, sintiendo que se adentraba en un juego peligroso del cual podría no salir ileso. En el mundo del Yakuza, las lealtades eran frágiles y los secretos podían costar vidas. Sin embargo, había algo cautivador en la determinación de Yaten; era un hombre decidido a desafiar las normas establecidas por sangre y familia.

Mientras tanto, Yaten dejó caer un par de billetes sobre el mostrador como muestra de buena fe.

—Recuerda —dijo mientras se alejaba—: el amor puede ser más peligroso que cualquier negocio del bajo mundo. Mantente alerta.

Con cada paso que daba hacia su habitación, su mente se llenaba de estrategias y posibilidades. No solo estaba luchando por Usagi; estaba dispuesto a desafiar a Taiki y a todo lo que representaba en el oscuro laberinto del Yakuza. El juego apenas comenzaba y Yaten estaba listo para jugar hasta el final.

La Tentación De Los Kou +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora