La hija de Endeavor, Hanabi, porta un quirk problemático: conserva y roba la energía vital de otras personas, para transformarlas en juegos pirotécnicos explosivos.
Sin embargo, su cuerpo es incapaz de retener la energía de otros, y producto de sus...
MÚSICA RECOMENDADA PARA ENTRAR EN LA ATMÓSFERA DEL CAPÍTULO:
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TODOROKI HANABI
Alguien tiraba de mí forzosamente, obligándome a avanzar.
Mi cuerpo era demasiado pesado de levantar, y es que simplemente no quería moverme. No se trataba de mi falta de almacenamiento energético, como en otras ocasiones que lo único que quería era levantarme, mientras golpeaba mis piernas para que reaccionaran. Ahora era distinto.
Y después de haber pasado tanto tiempo encerrada en mi propio cuerpo inmóvil, creí que mi primera voluntad tendría un sentido. Creí que correría a los brazos de Tamaki y le daría las gracias por haberme cuidado y amado en ese estado.
Dolía, la forma en que este individuo tiraba de mi brazo casi con el fin de arrancarlo dolía mucho.
Aunque no me quejaba abiertamente, era obvio que un agarre tan agresivo me marcaba de rasguños.
—Déjala en paz.
Mis ojos volvieron a iluminarse al ver sus pies caminando a través del fuego. Mirio todo lo atraviesa, incluso el aire. ¡También podía atravesar las llamas, aunque fueran azules!
Debo estar alucinando, él no podía estar aquí, él no tenía su don para llegar hasta aquí.
—Qué... ¿Quién eres?
Seguro estaba soñando.
Aún así, me coloqué de pie.
—¡Mirio! —mi voz se soltó rápidamente cuando corrí despavorida hacia él como un gato asustado.
Me escondí en su pecho siendo rodeada por sus largos y fuertes brazos. Quería verlo, quería sentir su calor desde hacía mucho tiempo.
Aquel abrazo podía juntar mis pequeños pedacitos. Era lo único que podía ponerme de pie.
—Hana-chan, gracias al cielo, estás bien...
Mis ojos estaban secos, a pesar de que el dolor que sentía era incontenible dentro de mi cuerpo. Era otro nivel de vacío, aquel en el que te ahogas pero no eres capaz de decir nada, emitir nada, ni siquiera demostrar alguna emoción.
Me sostuve de su cuerpo buscando refugio. No quería volver a separarme de Mirio, mi gran amigo...
