La hija de Endeavor, Hanabi, porta un quirk problemático: conserva y roba la energía vital de otras personas, para transformarlas en juegos pirotécnicos explosivos.
Sin embargo, su cuerpo es incapaz de retener la energía de otros, y producto de sus...
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—Es un don realmente poderoso, ¿no crees?
Dabi señaló a su alrededor abriendo los brazos, mostrando la totalidad de las personas presentes, que lucían inmóviles sin siquiera pestañear. El hombre al cual había llamado ''Joey'' permanecía de pie con la mirada perdida, con su don activado, pero sin parecer que lo hacía a voluntad propia.
—Descongélalos —pidió Hanabi—, ¿quién crees que eres Toya?, ¿Que me vaya contigo? ¡Olvídalo! ¡No me uniré a una organización de villanos!
—... No quería recurrir a ti, hermanita. Quería dejarte ser libre, te lo prometo —el joven comenzó a caminar en dirección a ella, lentamente y con las manos guardadas en sus bolsillos.
La chica comprendió sus intenciones de inmediato.
—Oh vaya, así que eso quieres... usar mi don. Al igual que explotas el don de ese pobre tipo, ''Joey'', quieres convertirme en un peón y usar mi don... Realmente cambiaste, Toya.
—¿Cambié? —alzó una ceja en cuanto se detuvo frente a ella, viéndola desde abajo producto de su posición arriba de una silla—. Esa palabra se queda corta. Ciertamente he cambiado, han pasado muchas cosas desde la última vez que nos vimos. Antes quería protegerte y verte feliz, hoy... Hoy quisiera cremar tu cuerpo y esparcirlo frente a los ojos de los Todoroki.
Incluso cuando ella estaba en altura, de pie sobre aquella silla, se sintió encogerse a medida que su hermano la veía pequeña, con esos ojos sedientos de venganza.
—¿Quieres hacerme sufrir? —preguntó temerosa.
—Voy a hacerte sufrir —remarcó sus palabras.
—¿Y aún así quieres que acceda a irme contigo?
—Así es.
Ella sonrió fingidamente y se bajó de la silla, para caminar un poco más lejos de él. Hanabi estaba comenzando a sentir el verdadero miedo, a pesar de que quería ocultarlo con su forma de hablar y de moverse.
—No voy a ir contigo, Toya, no quiero ir contigo...
—Esa ya no es tu elección. Te llevaré a la fuerza si hace falta.
—¿Eh?, ¿por qué? —siguió retrocediendo en la medida que el pelinegro se le acercaba lentamente—, ¿para qué me necesitáis?, con mi don solo emito fuegos artificiales y hago dormir a la gente...
—Tu don, Hanabi, desde que lo hiciste madurar dentro de tu cuerpo, no es el de emitir fuegos artificiales... —suspiró rodando los ojos—. Claro que no, ese sería un don muy tosco para una integrante de los Todoroki.
—¿A qué te refieres? —se detuvo a unos pocos metros de distancia.
—¿Alguna vez te preguntaste por qué perdías la cordura al almacenar tanta energía? ¿al punto de tener que emitir esos fuegos para recuperarte?, eso es porque producir fuegos artificiales es tu forma de sobrevivir. ¡No de atacar!
