La hija de Endeavor, Hanabi, porta un quirk problemático: conserva y roba la energía vital de otras personas, para transformarlas en juegos pirotécnicos explosivos.
Sin embargo, su cuerpo es incapaz de retener la energía de otros, y producto de sus...
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Cinco meses después
—¡¡Suneater eres tan guapo!! —una chica de voz aguda gritó en medio de la muchedumbre, dirigiéndose hacia el grupo de tres héroes, que caminaban juntos en el evento especial de año nuevo.
—¡Senpai! ¡Se refiere a ti! ¡A ti! —Kirishima sostuvo la capa de Tamaki y comenzó a jalar de ella intentando llamar su atención.
El pelirrojo no notó que el peliazul quería hacer parecer, a toda costa, que no había oído eso.
—¡Kirishima! ¿no somos también igual de guapos? —preguntó Tetsutetsu, también a sus espaldas, haciendo una pose.
—... ¡Tenemos lo nuestro! ¡Tetsutetsu! ¡¡Pero nuestro senpai es el mejor de nosotros, por el puro hecho de ser un pro-hero!! ¡¡¿Verdad?!! ¡¡¿Suneater?!! ¡¡Eres todo un hombre!!
''Joder... Fat realmente quería atormentarme al volver... esto tiene que ser un castigo por haber dejado su agencia durante tantos meses...''. Tamaki pensó eso mientras se cubría con su capa lo más que se le hizo posible. ''Esto es abuso laboral''.
—¡¡Verdad, Suneater!! —gritó el de cabello metálico.
El par de chicos de cuerpo endurecido sostuvieron su prenda de atrás, insistiendo por su atención, como pequeños polluelos piando a su madre gallina.
Kirishima lo soltó y golpeó sus puños, uno contra el otro.
—¡Esto se siente como ser el verdadero Side-kick de Amajiki-senpai!
—Esto de patrullar el evento de año nuevo, cuidando a los pasantes de la U.A... Fat gum no tuvo piedad de castigarme por irme con Endeavor una temporada... —murmuró en voz baja.
—Senpai, no te preocupes, ¡nosotros estamos aquí para ayudarte! ¡estamos bajo tu mando!
Ese, era el castigo al que Tamaki se refería.
—¡¡Oi!! ¡¡La chica!! ¡¿Quieres un autógrafo de Suneater?! ¡¡Acércate y ya no tengas miedo!! —Kirishima gritó hacia el grupo de muchachas para que se acercaran.
El peliazul quiso golpear a su kohai por su innecesaria ''ayuda''.
Las chicas vestidas de yukata se aproximaron al grupo de héroes, realmente emocionadas.
—¿De verdad nos darás un autógrafo? —sonrió la del medio, sonrojada mientras juntaba sus manos.
—¡Así es! ¡¡Os presento al héroe que devora al mismísimo sol!! ¡Suneater! —gritó Kirishima animoso, haciendo marear al pobre Tamaki.
—No soy yo —se escondió bajo la capa.
—¡Kyaaaa! ¡Es tan esquivo y frío como se ve en la televisión!
Tamaki intentó respirar profundo, tragándose el hecho de que ser héroe implicaba también lidiar con una cierta popularidad, que claramente él no había pedido.
