Pos yoongi.Hoy fue un día de mierda. Estaba cansado de esos estupidos abusos. Sonreí sarcásticamente, eso de que los mayores se crean la gran cosa me esta cabreando, creen que porqué han vivido más tiempo saben más y todo lo que dicen se tiene que hacer o sino eres un fracasado, me vale un carajo lo que piensen de mí. Hago lo que quiera, como quiera y cuando quiera.
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Con solo pensar que hoy era mi primer día de escuela, sentía náuseas. Odiaba esta maldita educación, no podía sobrellevarla. Con pensar que todos me juzgarían por mi apariencia o por haber repetido año, a quien carajos le importa mi vida, es mi vida.
Entré abrumado a aquella clase que tenía un ambiente aburrido, los pocos estudiantes que se encontraba, tenían pegados sus ojos en algo que a solo ellos le interesarian. Nadie se percató de mí presencia, creo que eso fue lo único bueno de mi día.
Me senté en la última silla de la primera fila, simplemente porque así lo quise. Saqué mis audífonos y los coloqué en mis oídos, no había una canción en concreto que llamara mi atención, pero opté por escuchar la primera que apareciera sin importar cuál fuera.
Un señor alto con aura de Súper cerebrito, sabelotodo, entró al aula, este sonrió con malicia, o así fue como yo lo interpreté. Todos posaron su atención en el profesor, este empezó hablar, no se de qué, pero movia sus labios. En ningún momento me llamó la atención por usar mis audífonos, al contrario ni siquiera se dió cuenta de mi presencia, yo sonreí me parecía interesante ser invisible, cosa que no he podido lograr con mis padres.
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A medidas que las clases avanzaban, se volvían aún más aburridas, pero gracias a la música que escuchaba podía sentir menos aquel sentimiento. Sin embargo me removí en aquel asiento porque sentí la mirada de alguien sobre mí por primera vez en este día.
Mis ojos se encontraron con los de una chica, esta me miraba extraño y con sus ojos entre cerrados, parecía como si estuviera viendo un fantasma. En ese momento no se me ocurrió nada mejor que voltear mis ojos hacia arriba, así la asustaria un poco. En cuanto lo hice inmediatamente dejó de mirarme. Quería explotar de la risa, pero se supone que era el chico invisible, no podía llamar la atención.
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Al fin las clases habían terminado, sentí una pizca de nerviosismo, cuando varios chicos del salón me observaron detenidamente, como si fuera una clase de espectro. Pensé que lo del chico invisible funcionaría, pero me equivoqué, inmediatamente estos se acercaron a mí con preguntas tontas, como cuál es tu nombre, de que escuela vienes, etc. Preguntas que no me moleste en responder. No estaba interesado en persona falsas y no perdería mi tiempo.
Salí de aquella sala y con pasos lentos, me dirigí al comedor o cafetería como sea que le digan. Mis pasos frenaron, cuando ví a toda esa multitud de personas, así que solo me devolví, pero a dónde, porque hasta ahora el único lugar que conocía era el salón de clases, no tuve otra opción que rondar hasta que encontrara un lugar para mí.
No había ninguno, donde me sintiera seguro. Lo único que hice fue sentarme en una banca y colocarme los audífonos. Mientras disfrutaba de aquella melodía, sentí que alguien me llamaba. Es algo normal sentir la voz de alguien llamandote cuando tienes música a todo volumen, pero increíblemente aquella voz se tornó más fuerte, provocando que quitara mis audífonos.
Pero solo eran las voces de esos chicos que jugaban baloncesto. No sé pero extraño esa clase de vida. Aquella en la que puedes elegir y no en lo que ya está elegida.
Me levanté de aquel lugar ya me empezaba a doler el trasero. Algo llamó mi atención y fue aquello salones de música que justo me encontraba frente a ellos, brillaban tanto fuera como por dentro, y estaban repleto de personas. Seguí caminando, pero mis pies pararon frente a un salón, estaba totalmente destrozado, el polvo cubría las paredes, la puerta estaba destrozada, había más basura que basura existente en el mundo, exagerando un poco.
Dentro de aquel lugar había otra puerta azul, la curiosidad fue más fuerte y la abrí sin pensarlo dos veces. Para mi sorpresa la sala estaba acompañada de un piano grande, pero deteriorado y ya muy viejo. Toqué una tecla y mis dedos se colorearon de negro debido al polvo de este, pero no me importó en lo absoluto, ya que aquella tecla que había tocado aún tenía melodía.
Me senté y me dispuse a tocar un poco. Era la primera vez en el día que sonreía sinceramente. Aquel instrumento ha sido mi respaldo, mis lágrimas, mi sufrimientos, mis sonrisas, mi felicidad y mis sueños. Fue aquel que me arrebató todo lo que más amaba y al mismo tiempo me dió felicidad. Lo odio, pero no puedo odiarlo tanto como quisiera hacerlo.
En ese rato me dió un poco de hambre. Me levanté y limpié mis dedos de mi camisa negra. La cafetería aún seguía repleta, aún así pasé desapercibido y compré lo que se me antojó, nadie se percató de mi presencia.
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Cerraba mis ojos y tarareaba aquella canción, mientras lo combinaba con el sonido del piano. Una vez me dijeron "Tu nunca caminas sólo", una lágrima salió inesperadamente, recordé esas palabras, pero porque me sigo sintiendo tan sólo, lo tengo todo, pero no tengo nada, soy todo lo que quiero, pero no soy nada. Nunca en mi vida he estado acompañado de nadie, y he caminado solo hasta ahora, pero porqué estoy llorando.
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Sequé mis lágrimas con mis dedos sucios, provocando que mi rostro se pintara de negro. Inmediatamente lavé mi rostro y mis manos. Recordé que aún no había probado lo que había comprado. Salí del baño y regresé aquel salón, me sorprendí un poco al ver aquella cabellera negra que se encontraba de espaldas a mí, no sé lo que buscaba aquí pero parecía curioso.
En cuanto escuchó mi voz se volteó, era algo más joven que yo, pero tenía cara de estupido. Sus expresiones eran tontas y estaba algo nervioso, su presencia me estaban molestando. Hasta que escuché su pregunta, era la primera vez además de mi madre que alguien elogiaba mi forma de tocar el piano.
No sé cómo pasó, pero ya estábamos sentados juntos, el cantaba una hermosa melodía, mientras yo acompañaba con el piano. El hacía cosas graciosas provocando que yo Riera, incluso me dijo su nombre, algo que nadie hace ya que para las personas parezco de poco confianza.
Mi nombre es Jungkook. Era tierno.