El Caos

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Dentro de la villa de Tauro, el silencio era casi total, únicamente opacado por el lejano eco de las voces en el punto.

Subí a mi cuarto y me di una ducha rápida.

Mi madre seguramente ya estaría dormida a esas horas de la noche. No era una persona que saliera a fiestas, desde la muerte de mi padre, ella se había vuelto, de algún modo, más pacífica, no cayó en depresión, lo digo convencido, ya que ha salido adelante, y es algo que me llena de felicidad, no obstante, se hizo mucho más hogareña. Solo deja la casa para ir a trabajar o hacer algunas compras. La partida de mi hermano también afecto un poco, pero el viene a menudo a visitarla. Sucede que mi hermano nació bajo el signo de Leo, una vez que cumplió la mayoría de edad, se vio en la obligación de partir a su nueva villa, se le concedió una pequeña vivienda que puede ampliar por cuenta y capital propio. Yo en ese entonces tenía trece años y fue triste ver cómo nos dejaba, pero después me hizo comprender que no lo estaba haciendo, solo cumplía una regla que miles de personas han cumplido aquí. Y tenía razón porque como ya lo mencione, nos viene a visitar muy a menudo, eso no se lo impedía, personas como él tenían ese privilegió de hacer ciertas visitas al signo del que provenían sus progenitores.

Salí del baño, me puse el pijama y me metí en la cama.

Desde la ventana frontal de mi habitación, podía ver el gran Toro hecho de Esmeraldas, dando la bienvenida. Un poco más allá, se podían percibir las luces de el punto, aunque era casi nula la visión, lo único que ayudaba eran las antorchas haciendo contraste con el humo y el polvo que se levanta del suelo. Los ecos habían bajado de volumen, la gente casi en su totalidad se había retirado del lugar, probablemente en Acuario aun siguieran en la fiesta pero estaban lo suficientemente retirados como para poder escuchar desde mi habitación el ruido que se producía allá.

Me deje llevar por el sueño, cerré mis ojos y bostece antes de finalmente dormir.

A pesar de que estaba ya dormido, y probablemente habían pasado varias horas ya, era consciente del silencio total en mi habitación, y en el exterior de mi casa. Los gases rosas y azules en el cielo se podían ver claramente a través de mi ventana, pero era algo completamente normal y común de cada noche que apenas y le prestaba atención. Tenía harto sueño, me reacomode en mi cama, dando la espalda a la ventana. Paso un tiempo indeterminado, cuando sucedió.

Una gran explosión. Abrí mis ojos de golpe, por un santiamén de segundo se hizo de día, la iluminación era de tal grado que pareciera como si el sol estuviera cien veces más cerca de nosotros. Después la oscuridad volvió a reinar, pero no como antes, una sonora caída de polvo astral quedo haciendo eco en mis oídos, como si polvo lloviera entre nosotros. Me puse de pie y fui directo a la ventana, ¿Una explosión? ¿Pero cómo? Según Lady Sasha, algunos gases tóxicos que hay en el espacio podrían ocasionar este tipo de caos, pero la estrella estaba protegida por capas de otros gases repelentes, no había probabilidad de que penetraran el lugar.

Un golpe sordo me hizo sobresaltar, era la puerta de la habitación de mi madre, quien seguramente también se había despertado.

Al llegar a la ventana, lo siguiente que mire, me hizo sentir temor y sentirme maravillado a la vez.

Mi casa, la de los vecinos, la villa entera, el Toro de Esmeralda, y todo el lugar hasta perderse de vista, estaba cubierto por un fino polvo dorado, el cual brillaba y centelleaba.

¿Había caído oro molido sobre nosotros? Cómo el que solía usar la gente de Libra sobre ellos.

Mi madre abrió la puerta de mi habitación agitada.

— ¿Qué significa esto? —Pregunte antes de poder contenerme.

Ella negó con la cabeza y su expresión de mera sorpresa, llevaba el pelo recogido y una bata café oscuro. Se fue a toda prisa al alfeizar de mi ventana, cuando miro el brillo que bañaba la villa se llevó ambas manos a la boca.

STARVIA: El cruzado mortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora