Mi relación con los animales se torna extraña

4 0 0
                                    

Rápidamente pude sentir como el pasto crecía gradualmente hasta el punto de acariciarme las rodillas con cada paso que daba. De vez en cuando miraba velones a lo lejos, a la izquierda y a la derecha para ser más exacto, estaban ubicados en las granjas, lo que me dio una esperanza de que las arboleadas estuviesen desiertas.

En parte aquello fue cierto, eran muy pocas las personas que se encontraban sumergidas entre los gruesos árboles que ofrecían una densa oscuridad por la gruesas copas de hojas a cinco metros de altura, sin embargo, me encontré con un par de grupos, uno formado por tres hombres, quienes parecían trabajar en la construcción de otro establo, y más adelante pude vislumbrar a un par de personas más, era un hombre maduro junto a una jovencita, la cual pude reconocer de la escuela, solo que iba un año más abajo que yo, padre e hija parecía, se ubicaban pasando la arboleada y adentrados en el campo de cosecha de trigo, estaban regando las líneas de cultivo, aquello puso mis sentidos en alerta, puesto que solo había un lugar de donde extraer el agua que se usaba para regar el campo; el rio, es decir el destino al que tenía que llegar, temí encontrarme con más civiles en aquel punto.

Logre cruzar con éxito el campo y sumergirme nuevamente en un grupo de árboles, intentaba tener todos mis sentidos alerta, y fue así como caí en la cuenta que tenía que pasar a través de unas granjas, las ultimas de hecho, aquello era necesario para llegar al rio. Me enfade conmigo mismo por no haber recordado tan insignificante detalle, más sin embargo, si no lo había hecho era por la razón de que no solía ir a esos rumbos muy a menudo, de hecho no era para nada común ver a estudiantes o jóvenes allí, así que lo siguiente que pude ver y oír me pareció un tanto extraño.

Me quede de pie detrás de un árbol, había luces danzando aun en el exterior de aquellas granjas, lo que significaba que aún había gente, una voz hizo un eco en el silencio que abundaba, y pude reconocer aquel tono, era Jasón, me era muy complicado entender sus palabras, pero estaba seguro que se trataba de él. Un minuto más tarde, lo vi salir de la granja 87, ¿Cómo podía confirmar que efectivamente era el mismo? Considerando la distancia y la débil luz, era sencillo, pues bastaba la pequeña antorcha a sus espaldas, la cual hacia brillar su melena pelirroja, no había nadie más en la villa, y a decir verdad, dudaba que hubiera alguien en el pueblo con aquel tono de cabello... estaba su familia, pero no era lo mismo. Como fuese, el caso es que sabía que había gente aun presente en aquellos lares, y yo tenía que buscar una forma de cruzar si ser visto, comenzaba a considerar el rodear la línea de granjas hasta llegar al borde de la villa, aunque eso significaba invertir más tiempo. En ese momento un ruido me saco de mis pensamientos, era un respiro agitado y de alguna manera áspero. Sentí un cosquilleo en mi omoplato izquierdo, algo cayó en mi hombro. Pude percibir de que se trataba, gire mi cabeza lentamente, contuve la respiración.

El animal me vio a los ojos y yo a los del el, eran como dos enormes perlas negras, de un momento a otro, hizo un ruido sordo y yo me sobresalte, al instante me cubrí la boca con mi mano derecha, pude quedarme quieto y el toro me imito. De pronto adquirió un gusto por olfatearme. Baje la mano con delicadeza y lentitud.

Logre controlar mis nervios, había estado un sinfín de veces frente a vaquillas, vacas y becerros, si se trataba de toros, si, los había visto, los había tocado e incluso montado, pero siempre con la compañía de un adulto, y de eso la última vez había sido tres o cuatro años atrás. Los baños dentro de un remolque a la medida justa, desde luego no contaban.

Me quite la mano del rostro y me dedique a controlar mi respiración.

Como fuera, el animal estaba a escasos centímetros de mí, sin embargo no era agresivo, no estaba furioso, y al parecer no tenía otro objetivo que observarme y olfatearme. Me aleje un par de pasos, no quería hacer un movimiento equivocado y que el animal se asustase o peor, lo interpretara como una amenaza y me atacara. Sus cuernos eran grandes y relucientes, me di cuenta que no tenía más de una semana sin bañar, su pelaje negro azabache parecía emitir un brillo.

STARVIA: El cruzado mortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora