Lady Sasha

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Fueron varios segundos los que transcurrieron después de entender lo que sucedía. Luego de que mi amigo salió en fuga, le siguió el anciano Federico, su tío.

VIII-XII 8-12 ocho de diciembre

El resto salimos del trance y nos pusimos en marcha. Como era de esperar, al dejar que pasase cierto tiempo, mi amigo avanzo lo suficiente, cuando salimos del edificio, este no se encontraba a la vista. Buscamos por toda el área, la gente que aun yacía en el exterior nos ayudó. Resulta que Arion se había ido a su villa. Pero... ¿Por qué? ¿Qué había descubierto exactamente?

—Chicos, esto no puede ser bueno —Decía Helena —Arion... tenía pánico en sus ojos... pude verlo fugazmente.

—Tenemos que encontrarlo —Exclamo Bastiaan. Lo cual era un hecho.

Nosotros habíamos optado por correr, darnos prisa para seguir a nuestro compañero, algunos miembros de La primera Mano habían hecho lo mismo, sin embargo los ancianos, quienes teniendo más paciencia, optaron por ser llevados al noveno signo en carros manejados por la Fuerza de Astrea.

Habíamos llegado ya a la entrada de la villa de Sagitario. Un gran arco hecho de mármol cubierto de delgadas ramas que lo enredaban como una serpiente, nos daba la bienvenida. En el interior, apenas unos cuantos pasos adentro, se levantaba una estatua hecha de amatista puro. Representaba la figura de un centauro, con el arco tenso y apuntando una flecha al cielo.

No estábamos seguros si podíamos entrar.

—Sera mejor que esperen aquí —Dijo de pronto mi abuelo, iba llegando en uno de los carros junto a la anciana Magda y el anciano August.

—Pero es nuestro amigo, necesitamos saber que ha pasado —Me sorprendí a mí mismo diciendo aquello de manera automática. Mi abuelo bajo del carro, los miembros de La primera Mano y otros Ancianos que iban llegando ya se introducían a la villa.

— ¿Hay algo que podamos hacer? —Pregunto Helena.

Varios miembros de La primera Mano dieron un aviso desde el interior, que no alcance a escuchar con claridad, los miembros más cercanos le dijeron algo a la anciana Magda. Esta a su vez se dirigió a mi abuelo.

—Déjalos que pasen Philip. Su amigo está en la casa principal.

Mi abuelo frunció los labios y asintió no muy convencido.

—Adelante.

No hubo necesidad de que lo dijera dos veces, sin pensarlo más entramos a la villa. Me di cuenta de que no era tan diferente de la villa Tauro. Las casas se extendían hasta perderse de vista, tal cual, la casa mayor era la primera en la fila. La mayoría estaban decoradas con tonos amarillos muy añejos. Los caminos estaban marcados con un tipo de material oscuro y había demasiada hierba por doquier. Comida para los caballos, lo extraño era que no había caballos a la vista. Estos estaban en los establos traseros según lo que habíamos visto desde el rio la noche anterior.

Caminamos hasta la casa principal, la cual tenía ciertas similitudes con la de mi abuelo. Esta estaba decorada con un purpura muy fuerte y algunas líneas amarillas. El pasto le rodeaba por completo. También se componía de dos pisos.

La mayoría de las personas que habían estado presentes en aquella reunión estaban ahora allí mismo. Justo en la entrada o en el interior, según alcanzaba a ver. Hacían presencia un buen número más, gente del mismo signo. Tuve un deja vu al ver aquello colores y la mezcla que hacía. La puerta principal estaba abierta, lo que nos permitió ver en el interior.

Un conjunto de figuras se amontonaban en el centro de la primera habitación. Los ancianos yacían presentes, el anciano representante de Sagitario, Federico el tío de Arion, les explicaba algo a estos junto a unos cuantos miembros de La primera Mano, tres para ser exactos, ya que los demás custodiaban desde el exterior, entablando conversaciones con la Fuerza de Astrea para que pusieran un límite a los curiosos que se acercaban a ver qué había pasado.

STARVIA: El cruzado mortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora