Capítulo 8

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–¿Mamá?– Grité para saber sí mamá estaba en casa.

Hoy era la misa qué nuestra "adorable familia" le habían preparado a mí tío. La cual no quise ir, sería estúpido ir a estar con personas más falsas que la propia palabra. Y sí, quizás tendría un problema con papá en el momento qué llegue a casa. Su malditas apariencias siempre serán primeras.

Confirme lo qué traía en mente mamá, no estaba de echo nadie, aún no llegan de la misa.

Al llegar a mí habitación coloqué mi teléfono a cargar , se acabó la batería está mañana en él cementerio. Por suerte pude avisarle a mamá qué estaría allá y qué estaba bien.

Con el idiota y su estupidez humana no pasó mucho, después qué dijera lo qué me dijo, lo cuál lo agradecí. Lo dejé sólo, él necesitaba estar a solas con su familia.

Luego de darme una ducha lo cuál la necesitaba con urgencia, baje a la sala. Unas voces se escuchaban, y de inmediato las reconocí ; Papá y Mathias.  Ya habían llegado y sin esperar tanto bajé a enfrentar lo qué me esperaba.

–Hola papá.– Lo saludé,  él dio vuelta al escucharme. Pero caminó hacia el pequeño bar para servirse una copa. 

El tormento comenzó.

Mathias me saludó con una media sonrisa, él cómo yo sabía qué no iban a estar bien las cosas.

–Tú me puedes explicar ¿Porqué carajos no estuviste  presente en la misa de Elio?–Papá se acercó a mí tomándose el último sorbo de su trago.

–Yo te dije qué no iba a ir a una farsa, aún más con esa gente papá.

-¡Y YO TE DIJE QUÉ QUIERAS O NO, TÚ IBAS A IR JULIETA!– El vaso qué tenía en sus manos lo hizo añicos cuándo lo aventó al suelo. 

Mathias intentó acercarse pero con una seña impedí qué lo hiciera y él esta vez aceptó.

–Yo no podía compartir un lugar con personas qué en su momento no les importó sí él vivía o no. Entiende papá.

Sí tenia miedo, pero no podía demostrar, esta vez estaba sola mamá,  no estaba para ayudarme sí papá intentaba cualquier cosa. Y con Mathias prefería mantenerlo alejado de esta discusión.

–¡¿POR UNA MALDITA VEZ NO PUEDES HACER LO QUÉ TE DIGA?!–Gritó. Mirándome con esa furia qué traspasaba, doliéndome más el corazón porqué una vez más. Papá la había cagado .

–¡PUES DECEPCIONATE ROBERT, PORQUÉ PARA MÍ ÉSA GENTE MURIÓ HACE SIETE AÑOS. PORQUÉ DE ELLOS NO QUIERO SABER NI HACER NADA. ¡QUÉ SE PUDRAN!
–Esta vez fui yo la qué grité, dejando salir ése coraje y decepción traía en mí garganta.

Con esa última palabra cortó la poca distancia qué nos separaba,   haciéndome retroceder y chocar con el espejo qué mamá tenía en la sala. Estaba acorralada.

–¡ERES UNA ESTÚPIDA!–Papá me dió un empujón haciendo qué el espejo se rompiera.

En ése momento sentí cómo algo rasguñaba mí espalda, pero aún así el no me soltó y apretó sus manos sobre mi cuello.

Papá me ahorcaba y no sé qué dolía más. Sí el hecho qué un vidrio cortaba mí espalda o sí papá, ¡MÍ papá! me ahorcaba con sus propias manos.

–Pa..pa... Suel..ta..mee.. –Lágrimas corrían en mis mejillas, mientras qué con mis manos intentaba escapar pero a su vez, era difícil. El me ganaba fuerzas y lo poco qué salía de mi boca no ayudaba para qué me escuhara.

–¡¿VEZ LO QUÉ HAGO POR TÚ CULPA?! – Gritó.

–Ya... Suel...tame. .. Por... Favooor. –Ya no podía, era en vano.

Julieta,  La Chica SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora