Capítulo 54

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Julieta

¿Alguna vez han sentido que el querer tener a una persona en tu vida, está dependiendo de un diminuto hilo delgado. Qué en cualquier momento ya no soportará más y se marchará?

El corazón de Kevin era ése hilo.

Sus ojos azules volvieron abrirse luego de tanto anhelarlo.

Una bata azul, un tapaboca, gorro quirúrgico y unos ojos hinchados de tanto llorar eran nuestros vestuarios para entrar a un cuarto frío que era el testigo de una vida irse.

Mi madre nos permitió saludar a Kevin, claro, junto a Michelle a mí lado.

Ella y yo siempre hemos estado juntas, hasta en las estupideces más grandes y en esas heridas que se arrinconan en lo más profundo de nuestro corazón.

Michelle ha secado mis lágrimas largos años y yo la he levantado cuándo ni yo misma he podido hacerlo por mí.

Michelle ha sido mi cómplice de largas noches de insomnio y yo he sido su cómplice en los días que más radiante ha sido el cielo.

Mi mejor amiga; mi hermana. Así era Michelle para mí y hasta que lo memoria tenga uso de razón, por siempre lo será.

Nunca fui de tantas amigas pero Michelle desde un principio siempre supe que ella había llegado para quedarse.

En las malas prometimos estar firmes y tomadas de las manos, aunque nuestro corazón este hecho pedazo en una esquina.

Y el estar en la buenas cuándo el dolor de nuestras panza sea el de tanto reír de felicidad.

Así fué como entramos en está habitación, tomadas de las manos; temblando de miedo, con nuestro corazón en pequeños pedazos, con la vista nublada de las lágrimas a cada segundo asomada en nuestros ojos y añorando que ése hilo aguante un poco más.

Creo que el respirar dolía, en estos momentos quisiera el dejar de respirar, sólo para que dejara de dolor.

No más dolor pasaba por mí mente casa maldito segundo.

Y entonces en este momento pasaba Kevin por mi cabeza.

¿Esto sentirá Kevin cada vez que le duele respirar?

¿Ya no más dolor?

Detuve mi paso y Michelle se giró a verme extrañada al ver que me detuve.

¿Por qué jamás me puse a pensar en qué Kevin de verdad ya no quería sentir dolor?

Sentí un balde de agua fría cayendo sobre mí, haciéndome despertar.

No puedo creer que tan egoísta pude llegar a hacer en querer tenerlo cuando mi amigo ya no puede más.

Kevin no se está rindiendo, él solo no quiere sentir más dolor.

No sé cuántas veces me molesté con el por el querer rendirse, pero nunca intenté ponerme en su lugar.

Él estaba sufriendo algo que jamás mereció.

Michelle caminó sin mí hacia él, peinó con su mano su pelo rubio que ahora le llegaba un poco más abajo de su frente, aún así se veía guapo.

Kevin despertó al sentirla cerca y le regaló una pequeña sonrisa de lado.

—Te hemos extraño mucho. —Hablé.

—Aún así sabíamos que despertarias, mi amor. — Michelle estiró su mano para acercarme a ellos.

—Jamás dejé de verlas en mis sueños. — Con poca voluntad habló Kevin. La piel se me había erizado por completo al escucharlo.

Julieta,  La Chica SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora