Capítulo 43

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Michelle

Siempre me pregunté por qué habían tantos suicidios en el mundo, me llenaba de dudas al pensar en eso. ¿Por qué el acabar con su vida, cuándo puedes superarlo y seguir adelante? Hoy comprendí qué en realidad siempre han sido y fueron unos valientes todo éste tiempo. Porqué el luchar con nuestra mente, problemas y la vida... Nunca ha Sido fácil.

Hoy fuí testigo de una batalla que Julieta quería librarse. También conocí el dolor de querer ayudar y que todo fuera en vano, para que al final ella dejara de luchar.

Admiré a Julieta desde el momento en que perdió a su tío y la admiré más cuándo entendió que su padre la odiaba por creer que ella fue la culpable de la muerte de su tío. Cada día me propuse estar a su lado sin importar cuál sea la situación o problema.

Jamás la culparé o juzgaré por haber echo lo que hizo. Simplemente me destroza el alma el querer abandonarme sin quiera el haber conocido la felicidad de haber llegado a la meta de todo esto.

Cada segundo sin saber el como estaba nos mataba. Me mata la angustia en saber si llegamos a tiempo, si tan sólo no fué demasiado tarde.

Me levanté del suelo dónde me encontraba con Aidan, sí, ése idiota quién también estaba destruido. Temí el rechazo cuándo lo abracé, pero eso nunca pasó, sólo liberó todos esos sollozos qué se guardó de camino a acá. Aidan la amaba, igual o más que yo. Y eso me alegraba un poco en estos momentos.

Su madre ya se encontraba con ella, de igual manera la admiraba, porqué no es fácil mantenerse de pie mientras a su vez le salva la vida a su hija.

Ahora me tocaba una de las partes más difíciles; llamar a Kevin.

Caminé hacía uno de los pasillos para hablar mejor, antes de marcar su número, aclaré mi garganta y llamé.
Tardó un poco en contestar pero al final lo hizo.

¿Amor? — Respondió.

Hablé con el nudo que tenía en la garganta.

—Kevin, nesecito que vengas al hospital, por favor.

—¿Pero por qué al hospital? ¿Te encuentras bien?

—Es... Julieta—Tapé con mi mano un sollozo.

Hubo un breve silencio después que hablé.

—¿En el de su madre? —Preguntó.

—Si.

La llamada ya se había colgado antes de yo hacerlo.

¿Qué cómo iba a darle la noticia a Kevin? No tengo ni puta idea.

*******

Pasó al rededor de media hora para que Kevin llegara. Llegó a la sala de espera totalmente exaltado y con su cara roja de seguro de haber corrido. Me buscó con la mirada hasta al encontrarme, peor también se fijó en los demás que estábamos acá. En  su rostro se mostró confucion al vernos todos acá, pero cuándo se fijó en nuestros ojos rojos y hinchados de haber llorado, por si sólo entendió lo que sucedía.

Me coloqué rápidamente al lado de él y aunque me propuse ser lo más fuerte ante él, la verdad no podía. Sentí mis ojos llenarse de lágrimas nuevamente cuándo intenté hablar.

—Mi amor.— Susurró con su voz debilitada.

Esos ojos azules de los que me enamoré, se nublaron de lágrimas, reflejandome el dolor que empezó a sentir su alma.

—Ella... Trató de Suicidarse, Kevin. —Al fin solté lo que jamás quise decirle a Kevin.

Lo ví tambalearse hacia atrás y de sus ojos salieron esas grandes gotas de lágrimas que trató de retener. Su rostro de tornó rojo y de momento a otro golpeó con su rostro lleno de lágrimas ma pared.

Julieta,  La Chica SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora