Además de genio, loco

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Sherlock nada mas llegar a su casa después de volver del hospital, se dirigió lentamente a su habitación. Llegó, cerró la puerta de un portazo y se tumbo en su cama. No tardo mucho en dormirse, puesto que la medicación que le habían dado en el hospital le daba mucho sueño. Los párpados se le cerraron lentamente sumiéndolo en un sueño profundo.

Paso un rato. Se sentía raro y se despertó. Salió de la cama y miro por la ventana de su dormitorio. Estaba todo negro y no se veía nada "¿Ya es de noche? Cuanto tiempo he dormido" pensaba mientras se rascaba un lado de su cabeza. Oyó un ruido como de objetos arrastrándose por el suelo y se dio la vuelta. Todos los muebles habían desaparecido y, para su sorpresa, ahí estaba John, de pie parado en mitad de la habitación.

-¿Que esta pasando?- preguntó Sherlock acercándose a John, que se mantenía estático, sin pestañear ni mover su pecho al respirar. Estaba mirando al infinito, con una mirada vacía y sin vida. La cara de John se empezó a mover de un lado a otro, cada vez más rápido y más rápido, hasta que apenas se podía percibir el rostro de su amigo. Se fue ralentizándose el movimiento de su cabeza. Empezó a distinguir una cara distinta a la de John. Sherlock dio unos pasos rápidos hacia atrás y calló al suelo de golpe. Señaló asustado a la persona que ahora se hallaba allí. Sus ojos reflejaban miedo, pero a la vez ira- ¡Tu!- gritó. Allí, donde antes se encontraba el único al que podía considerar amigo, ahora se encontraba su mayor enemigo- Moriarty...- susurró. La cabeza de Moriarty empezó a moverse de nuevo de un lado al otro. Se empezaron a distinguir rizos en la cabeza del sujeto. El movimiento fue frenando hasta estar otra vez mirando al infinito enfrente de Sherlock. Él le miraba con los ojos muy abiertos. Estaba paralizado ante el hecho de que Moriarty se convirtió en él mismo. Después de unos segundos la réplica de Sherlock se empezó a mover.

-¿Que te pasa, Sherlock?- ladeó la cabeza hacia la derecha y entrecerró los ojos-¿Tienes miedo?- Dio un paso hacia delante- ¿Tu cuerpo te vuelve a traicionar?- El Sherlock real, estaba allí tirado en el suelo, aterrorizado. Le miró asustado y el otro se acercó dando pasos lentos. Sherlock se levantó con torpeza lo mas rápido que pudo. Salió corriendo hacia la puerta y la abrió de golpe, dio una zancada y al siguiente paso el suelo no era madera, estaba lleno de una hierva casi marrón y hojas de árboles caídos. Había una niebla baja que impedía la visibilidad a más de tres metros de distancia. Se giró rápidamente para volver a entrar por la puerta, pero al agarrar el pomo la puerta desapareció instantáneamente. Volvió a girarse rápidamente para buscar una salida. Al mirar a su alrededor dando vueltas reconoció rápidamente donde se encontraba

-Baskerville...- susurró para si mismo. Estaba temblando, una sensación de miedo recorría su columna vertebral.Seguía dando vueltas hasta que diviso entre la niebla, los árboles y la oscuridad dos luces rojas. Entrecerró los ojos para ver mejor y pudo distinguir la silueta de un animal. Las luces se acercaban rápidamente y se oían unos gruñidos. Cuando estuvo a pocos metros de distancia de él, Sherlock distinguió algo familiar- ¡Barbaroja!- exclamó con un tono de miedo y felicidad a la vez

El perro no estaba como siempre. Su tamaño era similar al de una persona, sus ojos eran rojos como la sangre y sus dientes afilados como cuchillas. Dio un salto y se tiró encima de Sherlock. Empezó a desgarrarle la ropa con sus garras. Le arañaba la piel. La sangre empezaba a bromar de sus heridas y el dolor de sus hematomas era casi insoportable. Empezó a oír la voz de John. Él no reaccionaba, solo intentaba cubrirse del ataque de aquel perro; pero sin lograrlo, el animal seguía magullándolo una y otra vez. La voz de su amigo cada vez se oía mas fuerte. Giro la cabeza hacia su derecha, aun protegiéndose de Barbaroja. Vio allí a su amigo, de pie llamándole una y otra vez.

-¡Sherlock!¡Sherlock!- excalmaba John sin moverse del sitio. Estaba quieto y le miraba fijamente a los ojos -¡Sherlock! ¡Sherlock, despierta!- Sherlock abrió los ojos. Se encontraba en su cama "Todo ha sido un sueño" pensó mientras se tapaba los ojos con las manos. Miro a su lado y ahí estaba John al lado de su cama intentando despertarlo.

-¡Me estoy volviendo loco!- exclamó Sherlock agarrando los hombros de su amigo con fuerza y agitándolo hacia delante y detrás sin cuidado. Le soltó -Necesito encontrarle.

Esa misma tarde John seguía en el 221B. Sherlock estaba sentado en su sillón; tenía las manos juntas debajo del mentón, como siempre cuando pensaba. De repente se escucho un extraño sonido que provenía de la calle. Sherlock abrió los ojos de golpe, recordando haber escuchado eso antes. Se levanto y miró por la ventana

-¿Que pasa?- preguntó John dejando en la mesa de la cocina la taza de té que llevaba en la mano. John empezó ha andar hacia la ventana, pero se detuvo al ver desde lejos los ojos de su amigo. Reflejan perplejidad, miedo y asombro. Tenían un color marrón oscuro, tan oscuro que casi parecía que carecía de color, oscuros como la noche. John pensó que nunca los había visto así , era un sentimiento nuevo en los ojos de su compañero.

-Tenemos un cliente- respondió Sherlock aun mirando por la ventana. Sostenía la pequeña cortina con su mano derecha mientras que apoyaba la la izquierda en el cristal. Su respiración tranquila chocaba con el cristal , haciendo que este se empañara y se aclarara una y otra vez.

-¿Pero... que ha sido ese ruido?- continuó John aun parado en mitad del salón, sin tener vista a la calle.

Sherlock no le contestó. Se dio la vuelta y salió corriendo por la puerta. John le siguió mirando, girando sobre sus talones. Oyó el sonido estrepitoso de las pisadas del detective en cada escalón. Sherlock, al salir a la calle, la vio allí, la cabina , la cabina de las fotografías, la cabina que había estado en su habitación del hospital. La puerta de la cabina se abrió un poco y un hombre asomo su cabeza tímidamente. El mismo hombre, llevaba la pajita, la chaqueta...

-¡Quien eres!- gritó Sherlock quedándose helado en el sitio. "Por fin le he encontrado" pensaba Sherlock. Él hombre volvió a meter la cabeza y cerró la puerta rápidamente. Sherlock corrió hacia ella. Puso sus manos en el pomo, tirando y empujando, intentando abrir- ¡No!- Exclamó Sherlock dando golpes a la puerta, exigiendo que le abriera la puerta. La bombilla del pequeño techo de la cabina empezó a parpadear con una luz azul muy claro, casi blanco. Sherlock se alejo, no sabia que podía pasar con esa brillante luz ¿Explotaría? ¿O desaparecería otra vez? Empezó a hacer un sonido muy irritante, como una respiración. La cabina empezó a desaparecer y Sherlock solo se quedo allí expectante, mirando aquel suceso imposible. Una vez hubo desaparecido por completo, la puerta del 221b se abrió y salió John abrazándose a si mismo para resguardarse del frío.

-¡Sherlock!- exclamó John después de unos minutos. Su amigo no reacciono, seguía allí parado, helado, mirando a la nada- Sherlock, entra, te vas a helar- continuó echándose a un lado de la puerta para que el moreno pudiese entrar. Pero en vez de entrar solo se dio la vuelta con la mirada aun perdida en el infinito. Por fin reaccionó y ando lentamente hasta la puerta. Subió el escalón y John le puso la mano en el bombo, empujándolo un poco para que entrara más rápido. Sonrió- No queremos que además de loco, enfermo- John dejo salir de su boca una pequeña carcajada, pero su amigo no le había escuchado.

Un señor del tiempo, un detective y una caja azul (Parada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora