Sí. Soy Mukuro Ikusaba, también me conocen como la Soldado Definitiva.
Ahora mismo estoy algo angustiada buscando alguna maldita oferta de empleo en la red.
Y os preguntaréis, ¿si tienes tanto talento que haces buscando trabajo?
Pues es fácil. No hay muchas opciones de trabajo para una persona que tenga facilidad a la hora de usar las armas como yo.También sé que mi hermana es una súper modelo famosa y tendría que tener mucho dinero por eso, pero yo no quiero necesitar a mi hermana.
Ya se ríe bastante de mí por ser, según ella, una chica desesperadamente patética y patéticamente idiota.
La quiero mucho, se podría decir que más que a mi misma pero ya es hora de ser más independiente.-Ey, hermanita,¡¿me estás escuchando?!-grita una voz sacándome del trance.
Debido al susto me caigo de la silla donde me encontraba y me doy un fuerte golpe en la cabeza.
-¿Q-qué pasa Junko?-pregunto levantándome aturdida del suelo.
-Ufff, Mukuro realmente eres estúpida.-susurra mirándome con desprecio.
-Solo dilo ya, ¿vale?-digo intentando pasar de ella.
-Que mala hermana tengo, le encuentro un trabajo y me lo agradece así.-responde mi hermana haciendo el ademán de sentirse ofendida.
-¡¿Qué has hecho qué?!-grito enfadada.
-Tranquilízate, ¿vale?-mira sus uñas postizas-Mi manager me contó ayer que la nueva promesa de las idols necesitaba a un excelente guardaespaldas y pues...le dije que una tonta como tú seguramente podría ocupar ese puesto, ya sabes por esa habilidad tuya tan espantosa.-explica riéndose como una loca.
-Gracias Junko pero puedo encontrar un trabajo yo solita.-respondo soltando un suspiro.
-Si, si-se acerca a mi-¿No será que tienes miedo de fastidiarla como haces en todo?
Ah no, ya empezamos con los desafíos.
Mi hermana sabe mejor que nadie que odio cuando desprestigia de esa manera mi única habilidad, lo único que sé hacer bien.-Pero en fin seguro que les hubiera parecido tan inútil tú don que te hubiesen rechazado con tan solo verte.-añade burlona.
Ya no aguanto más.
Puede meterse conmigo y decirme tonta, patética y muchas cosas más pero jamás cobarde.-Dime que tengo que hacer para presentarme a ese trabajo.-suelto más decidida que nunca.
Mi hermana, que está en frente de mi, esboza una sonrisa.
No lo va a admitir pero está feliz porque he aceptado su oferta.-A ver, espera un segundo....-contesta agarrando el teléfono de nuevo y marcando un número.
-Espera que vas a hac... -digo antes de ser interrumpida.
Mi hermana me lanza con fuerza el teléfono a la cara y yo intento atraparlo con las manos, a pesar de que se me resbale de estas.
En uno de mis intentos consigo sostenerlo, y parece que lo he hecho justo a tiempo pues en este momento alguien acaba de descolgar.-¿Diga?- la voz de un hombre joven suena.
-Disculpe, ¿están buscando un guardaespaldas?-pregunto con un tono serio.
-Si, mi representada necesita uno.
Pero, ¿usted quién es?-Mukuro Ikusaba, soy bastante conocida por mi actividad en los campos de batalla.
-Ah, usted estuvo en un grupo de mercenarios, ¿no es así?
-Efectivamente.
-Usted también es la hermana de la modelo Junko Enoshima, ¿no?
-Em...si-admito algo incomoda.
-Si, su representante me llamó y me habló de usted y toda su experiencia en esto.
-¿Entonces podría hacer una entrevista para conseguir ese puesto?
-Claro.-acepta él, para después aclarar la hora y el punto de encuentro.
-De acuerdo pues...muchas gracias.
-No es nada. Espero poder verla esta tarde Srta.Ikusaba.-se despidió antes de colgar.
Me doy la vuelta y miro a mi hermana, me observa con una mirada expectante, esperando a que le cuente algo.
-¿Y bien?-pregunta curiosa.
-Esta tarde iré a una entrevista en casa de...
-¿De Sayaka Maizono?
-Tu misma lo has dicho. Iré a la casa de esa chica a pesar de que no la conozco de nada.-suspiro algo confusa.
-¿No sabes nada de ella en serio?-me reprocha Junko bastante indignada.
-La verdad es que no...
-Ah si, lo había olvidado.
No estás muy metida en el mundillo de la música.-justifica mi hermana.-¿Tú...la conoces Junko?-pregunto con curiosidad.
-¡Pues claro que la conozco!
Coincidí con ella en una alfombra roja.-¿Y cómo es?-digo con curiosidad.
-Pues no la conozco pero físicamente es bastante guapa.
-¿Ah si?
-¡A lo mejor te gusta y todo!-grita agarrándome de las manos.
-¡¿A mí?!
¡Solo voy a trabajar y a ganar el suficiente dinero para salir de esta casa!-recalco algo enfadada.-Ay, y yo que quería ser la hermana de una protagonista de comedia romántica.-susurra algo alicaída.
-Pues olvídate. Yo no me enamoro Junko.-le recuerdo a mi hermana.
-Ya veremos...-dice riéndose.
Maldita sea, ¿ qué tiene ahora con el amor ?
-En fin voy a prepararme que son las...-miro la hora-¡Ay mierda! Solo tengo 15 minutos para prepararme.-digo corriendo hacia mi cuarto.
Cojo lo más importante, mi currículum, y lo guardo en una carpeta.
Me arreglo como puedo el pelo y me pongo lo primero que pillo, unas botas, una falda negra y una camisa blanca.
Entonces voy a salir de casa pero alguien me interrumpe.-¿Ya te vas?-pregunta mi hermana con una sonrisilla.
-Si, llegó tarde.-digo antes de coger la chaqueta.
Me despido de mi hermana y salgo corriendo de casa.
Unos minutos más tarde me encuentro frente a la casa de esa chica.-Pienso conseguir ese trabajo y así podré demostrarle de una vez a mi hermana que mi talento y habilidades no son nada inútiles.-susurro mientras observo el enorme edificio.
Ante mi se encuentra una verja que impide el paso a la gran casa que hay detrás de ella.
El color de esta es un blanco casi impoluto con unas grandes puertas y ventanas además, frente a ella se encuentra un jardín precioso repleto de rosas y violetas.¿Cómo será la dueña de esta casa?
Espero por mi bien que no sea una mimada y una malcriada.
Odio a la gente así y no me gustaría tener que pasar tiempo con alguien que sea de esa manera.
En fin tengo que dejar de pensar en eso y entrar, ¿no?
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Quiero protegerte (Ikuzono)
FanfictionMukuro Ikusaba, mercenaria en Fenrir vuelve junto a su hermana pero quiere vivir de forma independiente y demostrarle lo que vale a Junko. Por otro lado Maizono busca alguien que la proteja, al igual que hicieron sus compañeras de grupo. Sus caminos...