Capítulo 11.

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Irina.

La primera semana de clases había acabado y aunque me cueste admitirlo he de decir que ha sido buena. Pensé que estar aquí iba a ser malo al no conocer a nadie, ni ver a mis padres al salir de clases y ese tipo de cosas que hacía antes, pero me equivoqué. Estar aquí no es tan malo porque estoy con Ivanna, a la cual antes no veía en clases porque estábamos en distintos institutos, ahora también veo más a Itzan que llevaba casi un año sin verlo, y además he conseguido dejar mi timidez a un lado y me he hecho muy amiga de Leah y de los amigos de mi primo, Liam y Kylian.

Hablando de este último, creo que él no se da cuenta de que sí me doy cuenta de que me mira fijamente cuando el cree que no lo miro, y es que a decir verdad, lo miro bastante, pero como para no mirarlo, a ese chico le queda bien todo lo que le pongas.

¿Desde cuando los uniformes escolares habían sexy a alguien? Yo pensaba eso hasta que lo vi, y con los días me he ido acostumbrando a verlo de esa manera, me gusta tanto que cuando llega el viernes y es el día libre de uniforme, me molesta porque no lo lleva puesto, aunque lo compensa el hecho de que como he dicho antes, le queda bien todo lo que se ponga. A pesar de que con Liam me llevo muy bien, Kylian a veces es muy confuso, unas veces me habla y otras veces hace como si yo no existiera y no sé qué pensar cuando hace eso.

Ivanna me ha dicho que actúa así porque se le nota que le gusto pero yo no puedo simplemente creer que eso sea cierto si me ignora cada vez que quiere y puede. Sí, me mira siempre pero sólo eso, las pocas veces que me habla no se le ve nada entusiasmado, es más, creo que hay veces que me habla por compromiso u obligación porque estamos todos juntos en grupo y estamos todos hablando los unos con los otros, así que no, no creo que yo le guste. Y si os estáis preguntando si a mi me gusta él, sólo os digo que físicamente me atrae porque es un chico guapísimo, pero de la misma forma que me atrae a mi, le atrae a la mitad de la población femenina de esta escuela. En mi clase hay varias chicas que suspiran por él y no es para menos, aunque también hay otras que suspiran por Liam y mi primo, sólo que las que suspiran por mi primo, Ivanna se encarga de espantarlas.

Al principio no era así, pero Ivanna empezó a hacer eso cuando se enteró que Itzan había espantado al chico con el que ella llevaba días hablando, se puso furiosa, casi tuve que agarrarla y sacarla a rastras del pasillo de los chicos porque iba decidida a cantarle las cuarenta a su hermano.

A mí toda esta situación me producía risa porque ellos siempre han sido así desde que eran pequeños, al ser Itzan mayor que Ivanna, siempre decía que los chicos no iban a acercarse a ella, podría hacer una lista perfectamente de la cantidad de veces que Ivanna venía a mi casa después de clases para contarme lo que Itzan había hecho para ahuyentar a sus ligues.

Lo que me sorprende también es el hecho de que Itzan no es el único que está espantando a chicos, sino que Liam lo está haciendo también.

Ivanna no quiere reconocerlo pero lleva días que se le nota lo nerviosa que se pone al ver llegar a los chicos a nuestra mesa o cuando los vemos en el pasillo de clases en los intercambios, pero Leah y yo ya hemos hablado de eso y vamos a hacer nuestro mejor papel de cotillas para sonsacarle información.

Lo que Leah no sabe es que la que va a sonsacar información solo voy a ser yo, porque desde luego que no he pasado por alto lo nerviosa que ella se pone cuando ve a mi primo.

Soy una chica muy observadora, ¿no os lo había dicho?

Pero si quiero sacarles información tengo que hacerlo ya, puesto que ya estamos a viernes, y por el fin de semana saldremos del instituto para ir a casa de nuestros padres. Así que sin más pensarlo, al salir de nuestra última clase, les digo a mis chicas que recojan rápido sus cosas y en cuanto lo hacen, las cojo a cada una de sus manos para pegarles un tirón y llevarlas corriendo a la habitación. Una vez ahí, comienzo con el interrogatorio.

Antes de la fama.  [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora