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|Una semana después|

«¡Puta vida, puta vida, puta vida! ¡El día en que tenía planes sexuales con Chris me tenía que venir la regla!».

Me retorcí por el dolor en mi vientre, dolía como los diez mil demonios.

—Amor, ¿Ya te sientes mejor?—me pregunto entrando a mi habitación.

—Si con «mejor» no te refieres a «con ganas de morirme» pues entonces no, no me siento mejor—dije mientras me levantaba y comenzaba a dar saltos sobre la cama.

«Duele, duele, dueleeeeeee».

—Quedate quieta—me dijo burlón, mientras se sentaba sobre mi cama.

—¡Cállate! ¡Tú no tienes la menstruación! ¡No puedes opinar!—le grite mientras me movía de un lado a otro.

«Diosito, ¿Por qué me hiciste mujer?».

—Cariño, quédate quieta, ya no te dolerá—me dijo.

No le hice caso y seguí moviendo mi cuerpo de un lado a otro, puse mis piernas contra la pared y solté un chillido para después empezar a llorar.

—¡Duele mucho!—le dije mientras comenzaba a patalear con mis piernas.

«Muy bien, ___________, nos hemos vuelto una niña pequeña, maravilloso».

—Cielo, deja de chillar. Calmate—me dijo y yo negué con la cabeza.

—¡Estoy calmada!—grite mientras apretaba mi vientre.

«Madita sea la hora en la que nací mujer».

—Amor, deja de gritar—dijo divertido.

—¿Que carajos te divierte imbécil? ¡Me duele la puta barriga! —le grite.

El seguía con una sonrisa, pues el sabía que cuando yo estaba en mis días era como un grano en el culo.

Era una bomba de tiempo, me decía una sola cosa y yo explotaba diciéndole sus verdades en la cara. Y eso era lo que le gustaba de mi.

(•••)

—¡Gracias Dios mío!—exclamé cuando me saque la toallita de las bragas.

«¡Andrés ya se había ido! ¡Volveré a tener sexo! Digo, a estar feliz». Mi periodo era irregular, pero siempre duraba una semana, a las favoritas de Diosito tal vez solamente les dura tres días, malditas suertudas.

Termine de acomodar mi short y salí del baño donde Chris estaba tirado sobre mi cama, esperado que me sentara a su lado.

—¿Que película pusiste?—le pregunté viendo la televisión.

Mi padre me compro una televisión para tenerla en mi cuarto y así no hacer mucho esfuerzo bajando y subiendo las escaleras.

Para mi es algo que no era netamente necesario, pero conocía a mi padre y el lo único que quería era que yo, su única hija, se quede con el.

—Cincuenta sombras más oscuras—dice mirándome, yo casi me atraganto con mi saliva.

—Oh, bueno—le dije incomoda mientras me sentaba a su lado.

—Pero, podemos ver otra si quieres, está pasando la era del hielo cuatro, ¿Quieres verla?—me pregunto y yo lo mire.

—Por favor, no quiero estar caliente ahora y si veo al papucho de Christian Grey pues mis planes se irán por el tubo—le digo y el abre la boca indignado.

—¿O sea que si me ves a mi no te caliento?—me pregunta y yo suelto una carcajada.

—Claro que si, pero Christian está en otro nivel—digo divertida.

—Gracias por bajar mi autoestima, muchas gracias cariño—me dice con sarcasmo, lo abrace por la cintura y el no lo correspondió.

—Cariño—digo divertida mientras hago puchero.

Christopher bufa y me envuelve en sus brazos.

—Te perdono, nada más porque le caes bien a Ollie—me dice divertido y yo suelto una carcajada para besarlo en la mejilla.

«Este es mi lugar feliz».

Más que amigos ||C.V. Y TÚ||Terminada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora