Misterios en París (Lukadrien)

Danza de Dragón

¡Advertencia!

El uso de drogas en esta obra es pura ficción. Los efectos de éstas no son cien por ciento fieles a la realidad. No intente recrear lo aquí escrito. El uso de drogas es dañino para la salud.

Cada que piensas en usar drogas, un Adrien bebé llora.

9

El primer impulso de Luka fue gritar el nombre de Adrien cuando los gritos se extendieron por todo el vestíbulo y el resto de la mansión.

No lograba ver al chico por la oscuridad que gobernaba el lugar, lo que sólo le hizo desesperar y buscarlo a tientas donde creía haberlo visto.

Afortunadamente, Adrien corrió hacía él antes y le tomó del brazo para guiarlo en medio de toda la conmoción. Gracias a sus ojos, se había dado cuenta de que estaban tomando a las personas y llevándoselas a algún lado. 

El mayor agradeció que el rubio tuviese visión nocturna, de otro modo, las cosas pudieron no salir a su favor.

Corrieron escaleras arriba, hacia la habitación de Adrien, quien se hizo con la tablet que se encontraba en la cama y se encerró en el baño con el azabache.

Mientras Luka intentaba recomponerse por la reciente situación, Adrien movió sus dedos con agilidad sobre la pantalla, buscando por una respuesta a lo que acaecía bajo sus pies.

Unos minutos pasaron hasta que la luz volvió y las cámaras de seguridad pudieron mostrar el espectáculo en el primer piso.

Todos los invitados de la fiesta estaban atados y con el conocido collar, que inventó su padre, en el cuello, impidiéndoles transformarse y huir.

Adrien logró divisar a sus padres entre la multitud, alejados uno del otro, al tiempo que hombres encapuchados y armados vigilaban que nadie escapara.

Revisó el resto de cámaras para comprobar lo que suponía, la casa estaba rodeada sin algún método de escape disponible.

Se mordió la uña del pulgar, evaluando las posibles tácticas y circunstancias a las que recurrir.

Aquello no podía ser obra de alguien externo, pues la seguridad era demasiado estricta con los visitantes para permitir que una persona cualquiera se infiltrara. Era claro que uno de los invitados estaba detrás de todo.

Se reprendió internamente por no estar alerta lo suficiente. Se culpaba por haberse distraído con tonterías y no vigilar de cerca los movimientos extraños que, seguramente, pasaron frente a sus ojos.

—Esto no se ve bien —soltó Luka a sus espaldas al ver lo que sucedía en el aparato—. ¿Qué vamos a hacer? ¿Llamamos a Roger?

Adrien negó—. Estoy noventa y ocho por ciento seguro de que tienen las líneas telefónicas interferidas. Si llamamos, sabrán que estamos aquí.

El moreno pasó saliva con dificultad a la vez que se llevaba ambas manos a la cara. ¿Qué clase de mala suerte era aquella? Su primer evento social de etiqueta y termina en medio de lo que parecía un secuestro terrorista.

El rubio por su parte, no podía sentirse más frustrado. Estaba acorralado y no podía ir en auxilio de esas personas que necesitaban de su ayuda. Se sentía inútil, lo que sólo le ponía más molesto y hacía hervir su sangre.

Respiró de forma errática, advirtiendo el calor que empezaba a envolverle junto a una sensación de ahogo que le provocó quitarse la corbata y aflojar el cuello de la camisa.